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Las andanzas del Layín

Fecha: 7 de octubre de 2016 | Autor:

layin slide

En 2008, en el municipio de San Blas, estado de Nayarit, el candidato del Partido Acción Nacional, Hilario Ramírez Villanueva, ganó las elecciones para alcalde. Sobre su gestión, al frente de la presidencia municipal, que concluyó en 2011, no existe mayor información, por lo que resulta difícil hacer una evaluación de su desempeño.

Sin embargo, este personaje, que es mejor conocido como El Layín, empezó a adquirir popularidad a partir de que decidió volver a participar como candidato a la misma alcaldía tres años más tarde, en 2014. Aspiración nada extraña en nuestro escenario político, en el que varios ex alcaldes buscaban repetir en el cargo, dejando pasar uno o varios períodos para salvar la prohibición constitucional de reelección consecutiva, que, ahora, con la reforma política está permitida. En el caso de los presidentes municipales, por un período más, en el de los senadores, por dos y en el de los diputados por cuatro.

Así pues, El Layín hizo campaña y se haría conocido por una declaración que prácticamente le dio la vuelta al mundo: “ Dicen que robé a la presidencia. Si robé…poquito, porque está pobre, le di una rasuradita.”  Y lo que parecía una confesión que, en otras circunstancias, automáticamente lo eliminaría de la contienda electoral, por aquello de la condena y combate a la corrupción, resultó que, al menos, en su entidad no le habría de afectar en lo más mínimo, pues ganó las elecciones. Eso sí, tuvo que postularse como candidato independiente, porque algo le sabría el PAN de su actuación anterior, que decidió ya no avalar su candidatura.

Hilario Ramírez desde entonces comenzó a trabajar en su proyecto político rumbo a la gubernatura de su estado. Y aunque ha hecho todo lo políticamente incorrecto, parece blindado contra las críticas, que no parecen hacerle mella. De su labor como alcalde, se sabe poco. Se le conoce mejor por sus excentricidades  y excesos. En sus festejos cumpleañeros impera una abundancia cuyo origen no se explica. La reseña de la del año pasado reportaba un gasto sobre los 15 millones de pesos con una asistencia de 35 mil personas. Además, es muy común que a la menor provocación, ahora ya no sólo en ferias de su municipio sino en todo el estado, reparta billetes entre la población nayarita porque le gusta ayudar “a la gente jodida”, según afirma.

Su falta de respeto a la mujer es algo de lo que parece estar orgulloso, pues le gusta hacerlo público. Si no le levanta la falda a la joven con la que está bailando, la fuerza a besarlo. Y, bueno, este personaje supone que el cargo le permite esos excesos y más, pues además de ser la máxima autoridad del municipio, elegido por la población, les regala dinero.

Pues con estos antecedentes y sin que exista constancia local que destaque sobre su actuación municipal, El Layín se promueve entre organizaciones internacionales, para obtener galardones que le cubran sus fallas y desmanes como funcionario público. Y es que, ya encarrerado en la política, aspira a un cargo mayor. “Mi meta está trazada, voy por la gubernatura” ha sentenciado, para desgracia del pueblo nayarita.

Por eso, en 2014 consiguió que una organización, con sede en Dubai, llamada Global Quality Foundation, le otorgara un premio como  “El alcalde del año” por “la excelencia alcanzada en el desempeño de su labor”, según se explica en la nota que da a conocer el acto. Reconocimiento muy cuestionable, a menos de que se le hubiera concedido en mérito a su confesión de haber robado sólo poquito. Porque resulta difícil entender que una organización seria premie a quien confiesa que le gusta mucho el dinero, que reconoce que no fue muy pulcro en el manejo de los recursos públicos y que gusta de regalar billetes cuya procedencia es un misterio. En fin.

Pero eso no es todo. Hace unos días se las ingenió para que otra institución, la Organización Mundial de Mercadotecnia le concediera el premio la “Estrella de Oro” en la categoría al mérito político, no obstante de que el mismo folclórico alcalde rechaza ser político. En este caso, la explicación del premio es, según se lee en la nota publicada, por ser el alcalde de México más famoso a nivel mundial. Y bueno, pudiera ser, aunque no por sus buenas acciones.  

Ramírez Villanueva se queja de la existencia de un complot en su contra por parte del gobierno estatal y de todos los partidos políticos para bloquear su participación como candidato independiente a la gubernatura de su estado.

Y es que recientemente se han dado manifestaciones de protesta en contra de la impunidad y la delincuencia en el municipio y, de paso, para exigirle a este alcalde que rinda cuentas, porque mientras que por un lado regala dinero a manos llenas, por otro lado declara en crisis financiera a su municipio. Es por esto que solicitó a la Cámara de Diputados un crédito por 23 millones para cubrir pasivos laborales, lo que le fue negado por no cumplir con la legislación de disciplina financiera.

Está claro que lo fuerte del alcalde Layín no es el ejercicio de gobierno, ni la administración pública ni los manejos financieros. Lo suyo es el fandango, la fiesta, el jolgorio y el vacilón. En esto, el edil no tiene contrario.  

Ojalá que D. Hilario recapacite en su intención de lanzarse como candidato a gobernador, por el bien de su estado y de los nayaritas. No vaya a ser que, entre el mal humor de la población y su hartazgo hacia los partidos políticos, los políticos y todo lo relacionado con el tema, salga electo y entonces, ¿qué va a hacer? y ¿cómo le va a ir a Nayarit?

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