Los aranceles a la exportación de acero y aluminio que México realiza a Estados Unidos no tienen justificación económica:
En ese sentido, Estados Unidos debe excluir a México de la imposición de aranceles que el presidente Donald Trump anunció.
Como ocurrió en los casos de competencia desleal que se han presentado durante la última década, las empresas nacionales tienen argumentos para mostrar que su producción y exportación no representa un riesgo para Estados Unidos, por el contrario, complementa a la producción de algunas cadenas productivas.
Adicionalmente: empresas mexicanas hicieron inversiones en Estados Unidos que permitieron integrar mejor las cadenas productivas en América del Norte y con ello mantener el empleo de mexicanos y norteamericanos en la fabricación de bienes de hierro y acero, algo que los propios empresarios de Estados Unidos no realizaron.
Se debe ser claro: los aranceles que Estados Unidos impone en acero y aluminio corresponden a una Guerra Comercial que libra con China, de la cual México debe deslindarse.
El mundo, y particularmente México, está pagando una factura por haber tomado una posición de tolerancia ante la competencia desleal y la sobreproducción global de hierro, acero y aluminio. Las negociaciones de los últimos cuatro años no inhibieron la estrategia de China, nación que tiene el objetivo de desarrollar su economía y para lo cual ha implementado una ambiciosa estrategia de política industrial que ha privilegiado el crecimiento de su industria siderúrgica, del aluminio y el cemento, pilares fundamentales sobre los cuales también ha construido una enorme capacidad industrial de tecnología avanzada.
China pertenece a la Organización Mundial de Comercio (OMC), pero supedita las reglas de la organización a su Interés Nacional y a su estrategia de política económica. Al contrario de lo establecido en México, en donde el marco de política económica e industrial se subordinó a los acuerdos internacionales firmados. ¿Hacia dónde va la tendencia global? Las naciones líderes tienden a favorecer su Interés Nacional.
Donald Trump anuncia medidas que van en un sentido similar al de China, solo que en lugar de elaborar un programa de política industrial y de inclusión desea hacerlo desde el papel dominante de Estados Unidos, una estrategia de confrontación que el propio Trump racionaliza como una Guerra Comercial que es buena y fácil de ganar.
Seguramente que esto forma parte de su ruptura con los intereses comerciales de sus grandes empresas. De igual forma es un mecanismo de presión en la renegociación del TLCAN. Finalmente, esto traerá un endurecimiento diplomático norteamericano, lo cual se verá en el cambio de la embajadora en México, quien ocupe la vacante ejercerá mayor presión en el gobierno mexicano, legisladores y en las empresas. Buscará imponer el Interés Nacional de Estados Unidos.
Ante la falta de un pronunciamiento de la OMC, la OCDE (hoy reunidos en Paris), el FMI y el Banco Mundial, organismos multilaterales cuyas raíces son distintas al orden mundial que China y Trump están configurando, México deberá implementar una nueva estrategia de política económica, industrial y comercial. El Interés Nacional deberá marcar la nueva línea, el fin del idealismo del libre comercio ha terminado. El primer ejemplo de la defensa que se necesita deberá comenzar por el acero y el aluminio.
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.