Cuando las personas llegan a la etapa adulta, los problemas y las responsabilidades aumentan porque se vuelven totalmente independientes y, además, muchos ya no sólo ven por ellos ya que tomaron la decisión de formar una familia y tienen personas a su cargo y manutención.
Esta etapa es donde más se requiere la Educación Financiera como una compañera de vida para todos los compromisos de pagos como salud, educación vestido, alimentación, actividades recreativas, metas personales y familiares, seguros que protejan lo que más amamos o más nos ha costado, para de esta manera encontrar una estabilidad económica que nos proporcione tranquilidad y bienestar.
Cómo lo vimos en las etapas anteriores, hace mucha falta tener una educación financiera en nuestro país, como lo muestra la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera por el INEGI y la CNBV, que en 2012 mostró que sólo el 20% de los adultos mexicanos lleva un registro de sus gastos, únicamente 22% cuenta con algún tipo de seguro y el ahorro informal (principalmente en casa en base a tandas) sigue siendo muy utilizado.
Si eres casado o tienes hijos, si piensas echar a andar un negocio o pedir un crédito, sin importar tu situación, pon manos a la obra y comienza a darle un giro positivo a tu vida aprendiendo con la Educación Financiera.
· No permitas que las deudas crezcan
Recuerda siempre hacerle frente a las deudas y ve liquidando una a una, liquida primero la menor monto y no dejes de pagar abonando un poco más del mínimo.
· Reestructura tu deuda
Si tu deuda ya se salió de control, no pierdas más tiempo y acércate cuanto antes a tu institución financiera para solicitar algún tipo de reestructura. Dentro de las más comunes están: solicitar un plan a pagos fijos, consolidar tus deudas (por ejemplo si tienes varias tarjetas de crédito), y en casos muy extremos, pueden haber algunas quitas, pero ten en cuenta que se verá reflejado de manera negativa en tu historial crediticio.
· Que no te engañen
Ten cuidado con las reparadoras de crédito o gestoras, toma en cuenta que ellos no van a solucionar tu problema, lo que van a hacer es negociar por ti y en algunos casos darte asesoría legal y financiera, servicios por los que te cobrarán. Nunca les des dinero por adelantado, ya que te arriesgas a que no te ayuden ni se solucione el problema.
· Todo siempre por escrito
Siempre que llegues a una negociación con la institución financiera, es importante que tengas un documento legal firmado por ambas partes (la institución y tú), para respaldar los acuerdos a los que se haya llegado en la reestructuración.
· Saca tu dinero del colchón.
Ahí sólo te arriesgas a perderlo o malgastarlo, mejor ahorra en instituciones autorizadas, ya que tu ahorro está protegido por el IPAB y, en algunos casos, puedes recibir un interés por ahorrar. Fomenta el ahorro con tu familia.
· Que el ahorro sea un guardadito para emergencias
El ahorro sirve también para tener un fondo de emergencias, en caso de algún imprevisto te puede cubrir y evitar pedir un préstamo.
· Ve a lo seguro y protege
Nada como estar prevenido ante cualquier imprevisto, una buena opción que tienes son los seguros básicos que están diseñados para protegerte de los riesgos más comunes (vida, gastos médicos, accidentes personales, responsabilidad civil para auto y salud), además, son fácilmente comparables pues dentro de cada ramo todos tienen características similares y sólo cambia la prima según la aseguradora que contrates.
· Asegura su futuro
Si estás en espera o tienes un hijo pequeño, puedes contratar un seguro educativo para ahorrar y asegurar su educación. Este producto financiero se paga por medio de una prima mensual, semestral o anual durante el periodo acordado con la aseguradora (a menor edad del niño a la hora de contratar el seguro, posiblemente menores serán los costos), así podrás pagar su educación futura.
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.