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La mano que mueve la caravana migratoria

Fecha: 6 de noviembre de 2018 | Autor:

Por Miguel Tirado Rasso

No está claro, si el surgimiento de la primera y más numerosa caravana de inmigrantes centroamericanos, que hace ya tres semanas decidiera partir de Honduras rumbo al norte del hemisferio con un destino final no del todo determinado, respondió a una coincidencia espontánea, ante las difíciles y riesgosas condiciones de vida de miles de familias que padecen inseguridad, violencia, desempleo y altos índices de pobreza en su país, o si esa movilización masiva fue promovida por razones políticas, aprovechando y utilizando la desgracia y necesidades de estas familias.

Y es que, por un lado, altos funcionarios del gobierno norteamericano, concretamente, su vicepresidente Mike Pence, afirmó que el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, le habría informado que la caravana estaba promovida por agrupaciones izquierdistas de su país, financiadas por Venezuela, para desafiar la frontera de los EUA.

Por otra parte, dados los tiempos electorales que vive nuestro vecino del norte, el próximo martes 6 tendrán lugar las elecciones intermedias, es de llamar la atención lo oportuna que ha resultado esta caravana para que el presidente Donald Trump retome su papel de gran defensor de la seguridad y soberanía de su país, señalando como una grave amenaza para la Unión Americana esa movilización, por estar infiltrada, según sus acostumbrados temerarios calificativos, de “criminales y terroristas”. El tema, le ha servido, también, para golpear a sus rivales políticos del partido de demócrata, sugiriendo que son ellos los que financiaron la caravana, además de hacerlos responsables de que, por leyes demócratas, no puede regresar a los extranjeros ilegales a sus lugares de origen.

En este escenario, tampoco resultaría del todo descartable, la posibilidad de que alguna mano negra de las agencias de inteligencia de Washington, estuviera involucrada en el éxodo centroamericano. El asunto es que los bonos del magnate inmobiliario han mejorado en los últimos días, justo cuando más lo necesitaba, lo que se atribuye a su agresivo discurso de defensa de los intereses de sus conciudadanos frente a la “amenazante y peligrosa” inmigración latina. Donald Trump ha retomado su discurso nacionalista y proteccionista que tan buenos resultados le dio en su campaña presidencial y que, ahora, le sigue dando buenos dividendos.

El presidente norteamericano está viendo a futuro y su apuesta es a su reelección en la Casa Blanca, para lo cual requiere conservar las mayorías que actualmente goza en el Congreso norteamericano y, cuya renovación, un tercio de la Cámara de Senadores (35) y la totalidad de la de Representantes (435), estará en juego en el próximo proceso electoral. Con una mínima diferencia de dos escaños, supera en el Senado a los demócratas. Mientras que, en la de representantes, la superioridad republicana es más amplia (241 sobre 194), aunque sería en ésta en donde las encuestas señalaban posibilidades a los demócratas de revertir los números, lo que, después del tema de los migrantes centroamericanos, ya no se ve tan claro.

La historia nos ha enseñado que nuestros vecinos, allende el Bravo, son capaz de todo para lograr sus objetivos. Guerras, invasiones, secuestros, embargos, entre otras acciones, han llevado a cabo en función de sus intereses políticos y económicos, sin importar los daños, la ilegalidad y la injusticia de sus actos. Los ejemplos, de naciones latinoamericanas que lo han padecido, en distintas épocas, abundan. Así que, convocar y organizar una caravana migrante con grupos de población dispuestos a todo por encontrar oportunidades de mejora en sus condiciones de vida, que huyen de la violencia, desigualdad y pobreza que padecen en sus países de origen, no resulta complicado. El sueño americano siempre será el gran atractivo para emprender una marcha riesgosa y peligrosa, con destino incierto.

Por lo pronto, en el país de las barras y las estrellas, han movilizado unidades de las fuerzas armadas, a la guardia nacional y a activistas de extrema derecha, los temibles minutemen, un movimiento paramilitar nativista y antiinmigrante, para defender su frontera sur. Por su parte, la Patrulla Fronteriza hace su chamba de exacerbar los ánimos, ya de por sí racistas, de residentes tejanos, advirtiéndoles la llegada de “posibles civiles armados” a sus propiedades.

Esta es la recepción que Donald Trump le tiene preparada a los migrantes centroamericanos, cuyo arribo a su país ha considerado como una “emergencia nacional”, en una voz de alarma desorbitada para justificar sus excesos discursivos y todo este montaje con propósitos claramente electorales.

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