Aunque los empresarios minero-metalúrgicos respiraron hondo cuando se enteraron que Andrés Manuel López Obrador no pudo incluir en las listas plurinominales al Senado de la República a una de las amenazas del empresariado nacional, Napoleón Gómez Urrutia, ahora vuelven a respirar entre cortado ahora que se dan cuenta que el dirigente presiona a los integrantes de la Unión de Estibadores de Lázaro Cárdenas, Michoacán, para que se adhieran al disminuido sindicato nacional de trabajadores mineros. Napoleón busca más membresía para seguir presionando a las autoridades con el objeto de que le cumplan sus caprichos. Por eso necesitaba llegar al Legislativo.
El problema para Napito es que los estibadores están organizados en torno a la CROM que dirige Rodolfo Gutiérrez Guzmán, quien demando al Sindicato Minero que saque las manos de la Unión de Estibadores del Puerto Lázaro Cárdenas.
El líder nacional de la CROM insistió en que las organizaciones adheridas a la CROM no avalan actos violentos como los llamados “paros locos” a los que recurre con frecuencia el Sindicato Minero y por ello insistió en que esa organización no debe meter las manos entre sus representados y advirtió que no tolerarán más intromisiones.
En esto coincidieron organizaciones como la Alianza Minera Nacional y el Sindicato Minero y Metalúrgico “Don Napoleón Gómez Sada”, las cuales a través de sus dirigentes, Héctor Jiménez y Carlos Pavón, denunciaron la estrategia de intromisión del sindicato dirigido por Gómez Urrutia, que mediante chantaje, presión y hostigamiento, tratan de recuperar la membresía que han perdido a raíz de que su líder salió huyendo rumbo a Canadá, prófugo de la justicia mexicana. Señalaron que Gómez Urrutia ordenó a sus huestes afiliar “a como dé lugar” a trabajadores y organizaciones de ramas como la automotriz, maquiladoras y como se ve ahora, también de estibadores. Sostuvieron que al perder más de la mitad de afiliados, Gómez Urrutia vio mermados sus ingresos por concepto de cuotas sindicales y por ello intenta resarcir esas pérdidas arrebatando sindicatos y afiliando a la fuerza a trabajadores.
Los dirigentes sindicales se preguntan las razones por las cuales las autoridades no aplican la ley para traer e México el dirigente minero para que responda por el desvío de los 55 millones de dólares que pertenecen a miles de trabajadores mineros, por lo cual lo demandaron penalmente y, por lo mismo, pesa en su contra una orden de aprehensión de orden federal por violar la ley bancaria y de valores. Más aún, se preguntan porqué el gobierno no se inmuta ante los desmanes que Gómez Urrutia sigue impulsando en México desde Vancouver, donde vive una vida de rey disfrutando de las cuotas sindicales.