En los años recientes es posible afirmar que en el ámbito regulatorio del sector de las telecom han sucedido más cosas que en la docena de años de captura que le precedieron. Estos hechos no están exentos de reacciones, suspicacias y opiniones encontradas, tanto de expertos en la materia como de otros no tan expertos que simplemente opinan, por llamarlo de alguna forma. El mejor ejemplo de ello fue la última Licitación de espectro radioeléctrico, que generó todo tipo de polémica, además de comentarios fundados e infundados, logrando sembrar incertidumbre al sector; retrasando su concreción, sus consecuentes inversiones y salida al mercado. Hoy podemos decir que lo realmente importante es que se haya logrado materializar.
Más recientemente la CFC dio luz verde a la adquisición del 50% de Iusacell por parte de Televisa, después de analizar el recurso de reconsideración que interpusieron las empresas ante la previa negativa del organismo encargado de regular la competencia en el país. Y para no perder la costumbre, la oleada de decires, quejas y críticas se han vuelto a hacer presentes ante una decisión de autoridad ya tomada, autorizando a las empresas a operar de manera conjunta. Eso sí, bajo una serie de condiciones específicas a las que deberán sujetarse.
Hoy, lo que verdaderamente merece la atención y análisis, es reflexionar sobre los efectos que esta adquisición, junto con otros acuerdos de colaboración anunciados por los operadores, pueden tener en el corto y mediano plazo para las telecomunicaciones móviles en el país.
Partimos en la actualidad de un mercado altamente concentrado, tanto como ningún otro que se ostente en competencia en el mundo, en donde el operador dominante mantiene casi tres cuartas partes del mercado. Conforme a los hechos actuales y las decisiones de las autoridades regulatorias como permitir la fusión Televisa-Iusacell, el aplicar una regulación asimétrica en casos de dominancia o impulsar la compartición de infraestructura y a los operadores móviles virtuales, servirán para cambiar el estatus quo que se ha mantenido por años. Así, es posible esperar que, en un plazo de aproximadamente 3 años, veamos ya cambios importantes en la estructura del mercado hacia un entorno de mayor competencia.
En primer lugar, los operadores competidores al operador monopolístico (ojo, ¡no dije monopolio!) invierten ya y operan redes de nueva generación, logrando así el despliegue de redes más modernas con mayor capacidad de transmisión de datos. Esto permite así a los usuarios finales acceder a una verdadera banda ancha móvil, mayor calidad en el servicio y una competencia efectiva que resultará en la reducción en los precios.
Por su parte, la actitud que podríamos denominar como ‘colaborativa,’ anunciada recientemente por Iusacell y Movistar sobre la compartición de capacidades, suma al cambio en la persistente monopolización de infraestructura que ha mantenido el operador dominante, y que puede tener importantes implicaciones. Esta nueva actitud colaborativa permitirá a los operadores incurrir en menores costos para el despliegue y uso de nueva infraestructura, al amortizar conjuntamente esas inversiones y capital compartidos.
¿Qué podemos esperar en el mapa de la competencia móvil en México en el corto y mediano plazos? Sin duda un cierto rebalanceo de las participaciones de mercado de los operadores en torno hacia una mayor competencia.
Por su parte, la maduración de las ofertas de cuádruple play que han incursionado en el mercado, principalmente impulsadas por operadores de telecomunicaciones fijas o por cable, como Megacable o Maxcom, por mencionar sólo algunos, permitirá la incursión de nuevos operadores al segmento, impulsando aún más la competencia.
Además, la inminente incursión al mercado de los Operadores Virtuales de Telefonía Móvil o MVNO (por sus siglas en inglés), entre los que se encuentra Virgin Mobile, han demostrado ser un modelo efectivo para aumentar la competencia en la industria, y sin duda impactarán positivamente al mercado mexicano.
Entonces, podemos vislumbrar un panorama más favorable para las telecomunicaciones móviles mexicanas en los siguientes años, donde no sólo se espera alcanzar una penetración del 100% de la población mexicana, sino que el mercado contara con mayor oferta efectiva de servicios, es decir, la competencia efectiva. Del escenario actual de extrema concentración o quasi monopólico a una trayectoria de creciente competencia basada en inversiones, innovación, calidad y precio competitivo.
Esta situación sin duda se traducirá en más y mejores opciones para los consumidores del mercado mexicano, personas o familias o empresas, en quienes quedará la decisión final.