En lo que significa el mayor escándalo financiero desde el Operativo Casa Blanca, las autoridades judiciales estadounidenses investigan a HSBC Holding PLC por supuesto lavado de dinero en sus filiales de Estados Unidos y México.
Las sospechas de autoridades y senadores al otro lado del río Bravo alcanzan un blanqueo de recursos por más de 7 mil millones de dólares a partir de más de 50 mil cuentas en las islas Grand Cayman que nunca debieron aperturarse y que se vinculan a las operaciones del narcotráfico.
La mayor parte de las operaciones se hicieron entre 2007 y 2008, aunque la Comisión Nacional Bancaria y de Valores jamás informó al respecto.
El fracaso en monitorear eficazmente la relación y depósitos de clientes de alto riesgo obligó a que HSBC México desde 2010 cancelara las operaciones en dólares en ventanilla, lo que no se sabe si fue a petición de la autoridad al activarse investigaciones que hasta la semana pasada se tenían en la más completa secrecía de la entidad al frente de Guillermo Babatz.
El documento presentado a un subcomité del Senado de Estados Unidos refiere a operaciones entre 2004 y 2007 que involucraron la participación de 13 casas de cambio mexicanas, que movieron los recursos mediante transferencias electrónicas, envíos de dinero en efectivo, depósitos remotos por miles de millones de dólares, que se usaron subsecuentemente para la compra de aviones para narcotraficantes y donde estaría involucrado el HSBC.
HSBC México en un comunicado oficial reconoció múltiples fallas en el tema del lavado de dinero y donde estarían involucradas firmas como Casa Puebla y Siga que se dedican al negocio cambiario donde además de operaciones en efectivo se procesaron grandes cantidades de cheques de viajero y cheques consecutivos a terceros, lo que dijo, es clara indicación de lavado de dinero.
Desde 2010 la secretaria de Hacienda reportó excedentes de dólares que oscilan entre 10 mil y 15 mil millones de dólares que recibieron los bancos mexicanos que luego exportaron a Estados Unidos y que se vinculan al crimen organizado, lo que motivó desde ese año restricciones diversas a las operaciones de dólares en efectivo.