El nuevo incendio por fuga de combustible en las instalaciones de Pemex, ahora en Reynosa, recuerda la tragedia de San Juanico.
Los peritajes para saber las causas de la explosión del Centro Receptor de Gas de Pemex Gas y Exploración en Tamaulipas aún tardarán, queda claro que se tienen que revisar muchas de las instalaciones de la paraestatal.
Hasta el momento de la explosión en Reynosa se contabilizan 29 muertos y 50 heridos, siendo la mayor tragedia desde el evento de San Juanico, en el estado de México en 1984.
Precisamente la situación de San Juanico y las gaseras es uno de esos expedientes de Pemex que dirige Juan José Suárez Coppel que ha quedado en el limbo, quizá en espera que vuelva a ser nota con un nuevo accidente.
Y es que en esa demarcación del Estado de México conocida también como San Juan Ixhuatepec operan con toda impunidad seis gaseras bajo las razones sociales de Gasomático, Unigas, Velagas, Bellogas, Gas y Servicios de México y Gas Metropolitano.
Como usted recordará, en San Juanico se han producido dos graves accidentes por el manejo intensivo de hidrocarburos.
El primero fue el 19 de noviembre de 1984, cuando se produjeron una serie de explosiones que trajeron como resultado miles de heridos, la muerte de más de 500 personas y la destrucción parcial de varias calles y casas.
El otro gran accidente se presentó el 11 de noviembre de 1996, cuando explotaron tres depósitos de combustible, con decenas de muertos, heridos y desparecidos.
El problema actual en San Juanico es que la creciente demanda de vivienda de la población de menores recursos obliga a la gente a buscar terrenos baratos.
Como en esta zona se cuenta con una historia de accidentes y se ven cercanas las plantas de gas y un polígono de seguridad en donde operan empresas peligrosas y contaminantes, los predios se venden a bajos costos y las familias de escasos recursos están dispuestos a correr ciertos peligros por contar con un lugar para vivir.
En consecuencia, las familias están cada vez más cerca de las gaseras que deberían de estar fuera de la zona urbana, de acuerdo con un decreto publicado hace más de 20 años, con el consecuente peligro de una nueva explosión.
La negligencia de las autoridades federales y estatales o quizá la complicidad, permite que las gaseras operen impunemente. Además, como se cerró temporalmente el gasoducto que surtía de gas LP a las gaseras, actualmente circulan diariamente por la zona decenas de pipas de gas las cuales también representan un gran peligro.
Esperemos que el nuevo accidente en las instalaciones de Pemex obligue a las autoridades a tomar conciencia y sacar a las gaseras y a las pipas de San Juanico. En caso contrario más temprano que tarde presenciaremos otro espectáculo dantesco en la zona. Ojalá no.