Uno de los temas pendientes para el gobierno de Enrique Peña Nieto y que genera crecientes peligros para la población es la permanencia del gasoducto de San Juan Ixhuatepec, mejor conocido como San Juanico y la operación de seis gaseras, nos referimos a Gasomático, Unigas, Velagas, Bellogas, Gas y Servicios de México y Gas Metropolitano.
El gasoducto lo cerraron temporalmente hace unos años, pero los distribuidores de gas insisten en su reapertura y presionarán al nuevo gobierno para tratar de lograrlo. Por su parte, las seis gaseras mencionadas operan en forma ilegal, ya que desde el 24 de abril de 1991, hace más de 20 años, se publicó en el Diario Oficial un acuerdo para reubicarlas, por el peligro que representan para la comunidad. Lo paradójico del caso es que aún con el gran riesgo que representan estas instalaciones, las autoridades no hacen lo correspondiente para su clausura definitiva.
En San Juanico se han producido dos graves accidentes por el manejo intensivo de hidrocarburos. El primero fue el 19 de noviembre de 1984, cuando se produjeron una serie de explosiones que trajeron como resultado miles de heridos, la muerte de más de 500 personas y la destrucción parcial de varias calles y casas. El otro gran accidente se presentó el 11 de noviembre de 1996, cuando explotaron tres depósitos de combustible, con decenas de muertos, heridos y desparecidos.
Después de dichos accidentes se han producido otras crisis aunque de menor magnitud y eso ha generado entre la población la idea de que todo está bajo control. Pero la realidad es que el peligro está latente. En la zona hay un polígono de seguridad, en donde operan empresas altamente inflamables, dicho polígono cada vez es más abierto y la población crece en forma constante y se acerca a la zona de mayor peligro.
Por las razones anteriores es indispensable que el nuevo gobierno de Peña Nieto tome cartas en el asunto, desmantele el gasoducto y reubique a las seis gaseras que ponen en peligro la vida de miles de habitantes de San Juanico.