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Buscan desmitificar consumo de huevo y pollo

Tiempo de lectura: 3 minutos

pllo• Con  “Una Velada sin Mitos” la UNA y USAPEEC con el apoyo del INA, buscan desmitificar información sobre ambos alimentos

• Los dos organismos trabajan bajo el marco del Nafta Egg and Poultry  Partnership (NEEP).

 

“Una Velada sin Mitos”, es un esfuerzo de promoción al consumo de huevo y pollo, coordinado por la Unión Nacional de Avicultores (UNA) y el Consejo de Exportadores de Huevo y Pollo de Estados Unidos (USAPEEC) en el marco del Nafta Egg and Poultry Partnership (NEEP), foro que permite a los avicultores de México y Estados Unidos trabajar en conjunto en diversas actividades.

Por mucho tiempo, se han generado informaciones erróneas sobre el huevo y pollo convirtiéndose en grandes mitos que en cierta forma han perjudicado  el consumo de ambos  alimentos. Para esta ocasión se suma al esfuerzo el Instituto Nacional Avícola (INA), grupo interdisciplinario que con información científica expresa sus opiniones entorno a los alimentos avícolas.

El consumo de huevo no produce enfermedades cardiovasculares Desde hace muchos años, el consumo de huevo ha sufrido serias restricciones que carecen de fundamento, sin embargo, han provocado que generaciones de personas hayan retirado de su dieta este alimento básico.

Las cosas están cambiando. Hoy en día existen estudios mediante los cuales, la comunidad científica ha llegado al convencimiento de que el huevo por sí solo carece de una capacidad relevante para aumentar los niveles de colesterol; por tanto, no se relaciona su consumo frecuente con un aumento de la posibilidad de sufrir infartos y enfermedades cardiovasculares.

En estas patologías influyen más decisivamente otros factores, como la predisposición genética y los hábitos poco saludables como una vida sedentaria, el tabaco y el estrés y el consumo de alimentos ricos en grasas saturadas.

El colesterol que contienen los alimentos no influye tanto como se pensaba en el aumento del colesterol plasmático total. De hecho, en el control de la hipercolesterolemia  vinculada al consumo de alimentos hay factores más importantes, como la proporción existente entre ácidos grasos saturados y trans (los menos saludables) y los poliinsaturados (saludables).

Y resulta que este perfil de la grasa, o lipídico, es saludable en el huevo. Además, el huevo aporta lecitina, que ayuda a mantener en suspensión el colesterol en sangre, impidiendo que se deposite en la pared de las arterias.

Por lo tanto, no es conveniente restringir el consumo de huevo, si bien quienes sufren hipercolesterolemia deben moderar su consumo, al igual que el de otros alimentos ricos en colesterol  o en grasa saturada.

El huevo, además de contener importantes nutrientes (proteína, fuente de ácido fólico y de vitamina A, etc.), poseen elementos que aporta beneficios adicionales al consumidor como la Colina, útil en la prevención del Alzhaimer; así como la Luteína y Zeaxantina, que previenen las cataratas y la degeneración macular.

Gracias a sus propiedades funcionales, el huevo es un ingrediente ideal en la preparación de alimentos.

 

Al pollo no se le inyectan hormonas

La genética y la nutrición del pollo han avanzado considerablemente en los últimos 50 años, lo que hace que genere mucha masa muscular y lo hace el mejor convertidor de proteína vegetal a proteína animal, logrando que en las últimas décadas logren el peso específico para el mercado.

El suministrar hormonas a las aves es extremadamente difícil, porque al ser una proteína, no se puede administrar de forma oral, ya que su digestión sería rápida. Y de ser inyectada sería imposible hacerlo con miles de aves con la frecuencia necesaria.

Inyectar a los pollos con hormonas rebasaría el precio del mismo, por lo que los costos al consumidor se elevarían demasiado, lo que representaría menor venta de producto y graves pérdidas para los productores. Además el proceso produciría alto estrés y maltrato en las aves, lo que ocasionaría pérdidas en la productividad y por lo tanto pérdidas económicas.

Las aves de engorda o pollos que vemos en el mercado actualmente, son el resultado de una selección genética, que tiene por objetivo que el ave alcance su máximo crecimiento entre 8 y 9 semanas. Es decir, los pollos con los cuales nos alimentamos, son hijos de las mejores estirpes de aves.