En atención a las múltiples demandas que de parte de la población recibió a lo largo de su campaña, el Presidente Enrique Peña Nieto presentó su Política Nacional de Vivienda, que busca la coordinación institucional, un desarrollo sustentable e inteligente, reducir el rezago en vivienda y lanzar 350 mil acciones de mejoramiento y ampliación de inmuebles.
Para ello, la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano será la encargada de ejecutar, sectorizar y coordinar las acciones comprendidas en el plan de vivienda, así como a las dependencias de la Comisión Nacional de Vivienda, la Comisión de Regulación de Tierras y el Fondo Nacional de Población (Fonapo).
De acuerdo con los especialistas el programa de construcción de vivienda durante los doce años de gestión panista tuvo serias deficiencias, por llamarlas de alguna manera:
1. Se privilegió la construcción de casas, pero se sacrificó su calidad y sustentabilidad, lo que ocasionó una fragmentación del tejido social en el país.
2. No hubo una cabeza de sector, ni una legislación que acompañara la política de vivienda, tampoco una adecuada coordinación horizontal.
3. Se generó una ineficiencia en el gasto.
4. La mancha urbana creció nueve veces, en tanto que la población solo dos.
5. Hubo negligencia en la ubicación de los desarrollos urbanos.
6. Se replicaron programas que atendían a beneficiar a terceros dueños de los predios.
7. Excesivo burocratismo propició que el acreditado dejara de pagar su vivienda.
8. Se construyeron viviendas demasiado alejadas de los centros de trabajo.
9. Es evidente la mala calidad de las viviendas y su reducido tamaño.
10. Se generó un saldo de 4.9 millones de viviendas abandonadas, mientras que al año se construyen 250 mil unidades.
Concluyen los expertos que los desarrollos urbanos construidos no siempre tuvieron la mejor ubicación, se incrementaron los costos de transacción para la actividad económica y hoy las familias gastan hasta 50 por ciento de su ingreso en transporte y más de tres horas en su traslado; aunado a ello, hay un déficit de equipamiento, infraestructura y servicios que afecta la calidad de vida. Pese a que el país cuenta con 96 mil hectáreas intraurbanas, abandonadas o especulativas, el modelo aplicado no las aprovechó para construir casas, sino que lo hizo en zonas periféricas a las ciudades.
En vivienda habrá que empezar de cero.
Y usted ¿qué opina?