Uno de los mayores bancos de inversión a nivel global está ampliando su visibilidad en el mercado financiero mexicano.
Comienza a ser un lugar común decir que México está de moda entre los inversionistas institucionales extranjeros.
La frase tiene mucho de cierto e incluso hace unos días la prensa estadounidense ha definido al naciente gobierno de Enrique Peña Nieto y su capacidad de transformar al país al destrabar las tan traídas y llevadas reformas estructurales como el Mexican Moment (MEMO).
Un dato duro en ese sentido es que en los primeros meses de 2013 ha continuado la entrada de capitales para inversiones de portafolio e incluso se calcula que la tenencia de extranjeros en bonos y otros valores ya rebasa el monto de las reservas internacionales de Banco de México que hasta la semana pasada se ubicaban en uso 165 mil millones de dólares.
Incluso la reciente baja en la tasa de referencia del banco central que tiene como gobernador a Agustín Carstens no ha frenado la entrada de recursos y el tipo de cambio ha regresado a 12.50 pesos lo que no se veía desde hace año y medio.
Pues bien, otro indicador del MEMO es el interés que tienen los grandes bancos de inversión por hacer negocios en tierras aztecas.
Tal es el caso del banco inglés Barclays que preside aquí Raúl Martínez-Ostos.
El simple hecho de tener como estratega a un mexicano ya marca que Barclays quiere ser un jugador relevante en el mercado no solo para estructurar préstamos a corporativos ó bien para el gobierno de México sino incluso para ampliar su presencia en el mercado de valores que se ha sofisticado al lanzar ETFs, CDS y derivados, además del mercadeo en ofertas públicas de acciones y bonos.
Barclays además quiere ser un intermediario visible en la negociación de títulos de empresas mexicanas entre su clientela extranjera como es el caso de América Móvil que en los últimos días ha elevado su negociación en la Bolsa Mexicana de Valores.
Barclays además quiere influir en el medio de los analistas y desde hece unos meses reclutó como economista en jefe a Marco Oviedo, quien quizá recuerde estuvo hace unos años en la secretaria de Hacienda, y hasta hace poco en la coordinación de asesores de la Presidencia de la República.
La llegada de Oviedo se suma a las incorporaciones de otros ejecutivos con amplio conocimiento del mercado mexicano Barclays viene haciendo desde 2011 como es el caso de Jorge Silberstein, quien fue el estratega de la privatización de Ferrocarriles Nacionales en tiempos del gobierno de Ernesto Zedillo Ponce de León, y de Santiago Cortina, quien como sabe es un referente en el negocio de derivados.
La firma inglesa quiere hacer sinergia con sus negocios en Estados Unidos y Canadá, ya que como recordará se quedó con parte de los activos de Lehman Brothers en 2009 y como le digo, lejos de tener una operación esporádica quiere participar de las grandes operaciones de financiamiento que podrían traer los cambios que tendrán sectores como el de telecomunicaciones y energía con las reformas que está empujando en el Congreso la administración de Peña Nieto.