– En México, la incidencia de hipertensión arterial disminuyó de 715 casos nuevos por cada 100 mil habitantes de 15 años y más, a 686 casos de 2006 a 2010.
– En 2010, la población de 80 años y más concentra la tasa más alta de morbilidad hospitalaria por hipertensión esencial o primaria (312 hombres y 390 mujeres por cada 100 mil habitantes de cada sexo).
– Las mujeres embarazadas de 20 a 24 años, presentaron la tasa de morbilidad hospitalaria más alta por preeclampsia durante 2010 (188 casos de cada 100 mil mujeres de ese grupo de edad).
– Del total de personas con trastornos hipertensivos en México, 34 de cada 100 fallecieron durante 2011 por enfermedades renales relacionadas.
– De 2006 a 2011, se incrementó la tasa de mortalidad observada por enfermedades hipertensivas en población de 15 años y más (pasó de 17.67 por cada 100 mil personas a 23.06).
– Durante 2011, 23 de cada 100 defunciones de mujeres embarazadas (de 15 a 49 años) son por trastornos hipertensivos durante el embarazo.
Introducción
En 1945 la Organización de las Naciones Unidas, acordó la creación de un organismo dedicado a la salud, con la finalidad de que todos los pueblos alcanzaran el grado más alto de salud posible (Organización Mundial de la Salud [OMS], 2006). Posteriormente, en la Conferencia Sanitaria Internacional celebrada en 1946, se presentó y adoptó la Constitución de la Organización Mundial de la Salud, que entró en vigor el 7 de abril de 1948 (OMS, s. f.); uno de sus primeros actos oficiales fue establecer el Día Mundial de la Salud, que se celebraba durante el mes de julio, para después hacerlo el 7 de abril; a partir de 1950 la OMS elige un tema cada año para su conmemoración (OMS, 2012).
Para 2013 la OMS seleccionó como tema “la hipertensión”, con el objetivo de reducir el número de infartos de miocardio y accidentes cerebrovasculares en la población, por considerarse un factor de riesgo que aumenta la presencia de complicaciones cardiovasculares y renales, entre otras (OMS; 2013a).
A nivel mundial, la OMS estima que la hipertensión arterial causa la muerte de 7.5 millones de personas y representan 12.8% del total de las muertes (OMS, 2013b); además, señala que uno de cada tres adultos tiene la presión alta (OMS, 2012), lo que preocupa por las complicaciones que genera: insuficiencia cardiaca, enfermedad vascular periférica, insuficiencia renal, retinopatía y discapacidad visual.
En México, la prevalencia de presión arterial alta, según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012 (ENSANUT, 2012) -tomando en cuenta los criterios establecidos para la población de 20 años y más-, es de 33.3 en hombres y 30.8 en mujeres de cada 100 personas de este grupo de edad y sexo. Este padecimiento en su fase inicial es asintomático, lo que dificulta una detección oportuna e incrementa los factores de riesgo asociados, al iniciar tratamientos de control tardíos (Instituto Nacional de Salud Pública [INSP], 2012).
Con el objetivo de sensibilizar a la población mexicana sobre la importancia del cuidado de su salud y en conmemoración al Día Mundial de la Salud, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) presentaun panorama general sobre la situación actual de la hipertensión arterial en México.
La presión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias. Cada vez que el corazón late, bombea sangre hacia las arterias, la cual se mide en milímetros de mercurio (mmHg). La misma se compone de presión sistólica (primer número), que es el valor máximo que registra el sistema circulatorio, cuando el corazón se contrae para bombear la sangre a las arterias para llevarla a todo el organismo; y la diastólica (segunda cifra), que representa el valor mínimo que registra la arteria cuando el corazón se relaja para llenarse de sangre nuevamente.
Cuando se presenta presión arterial alta llamada también hipertensión arterial (HTA), la presión de la sangre se eleva en las arterias debido al estrechamiento de las más pequeñas (llamadas arteriolas), que son las encargadas de regular el flujo sanguíneo en el cuerpo; esto hace que el corazón trabaje más para lograr bombear la sangre a través de ellas, lo que aumenta la presión en los vasos sanguíneos. Este padecimiento generalmente es asintomático pero con el tiempo produce cambios estructurales principalmente en las arterias del cerebro, corazón y riñones (OMS, 2002).
Generalidades
La presión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias. Cada vez que el corazón late, bombea sangre hacia las arterias, la cual se mide en milímetros de mercurio (mmHg). La misma se compone de presión sistólica (primer número), que es el valor máximo que registra el sistema circulatorio, cuando el corazón se contrae para bombear la sangre a las arterias para llevarla a todo el organismo; y la diastólica (segunda cifra), que representa el valor mínimo que registra la arteria cuando el corazón se relaja para llenarse de sangre nuevamente.
Cuando se presenta presión arterial alta llamada también hipertensión arterial (HTA), la presión de la sangre se eleva en las arterias debido al estrechamiento de las más pequeñas (llamadas arteriolas), que son las encargadas de regular el flujo sanguíneo en el cuerpo; esto hace que el corazón trabaje más para lograr bombear la sangre a través de ellas, lo que aumenta la presión en los vasos sanguíneos. Este padecimiento generalmente es asintomático pero con el tiempo produce cambios estructurales principalmente en las arterias del cerebro, corazón y riñones (OMS, 2002).
De acuerdo con la OMS, los parámetros internacionales para considerar hipertensión son presión sistólica mayor a 140 mmHg y diastólica superior a 90 mmHg; y refiere que entre algunos grupos de edad, el riesgo de enfermedades cardiovasculares se duplica por cada 20/10 mmHg de incremento en la presión sanguínea, para tomar como presión arterial alta desde 115/75 mmHg (OMS, 2013b).
En México, la NOM-030-SSA2-2009, Para la prevención, detección, diagnóstico, tratamiento y control de la hipertensión arterial sistémica, identifica tres estadios de la misma de acuerdo con parámetros establecidos de presión sistólica y diastólica, que debe basarse en el promedio de tres mediciones dos semanas después de la detección inicial, con el propósito de evitar “falsos negativos” provocados por la presencia de un médico o enfermera (Diario Oficial de la Federación [DOF], 2010).
Morbilidad
La morbilidad es la presencia de enfermedades, lesiones y discapacidad entre la población y permite conocer la frecuencia y distribución de estos padecimientos mediante dos medidas esenciales: la incidencia y la prevalencia. De acuerdo con la OMS durante 2008, la prevalencia de hipertensión arterial entre la población de 25 años y más a nivel mundial es de alrededor de 27 de cada 100 personas. Por regiones, África tiene una de las prevalencias más altas (36.8), mientras que la región de las Américas la más baja (23). En la región, Canadá y Estados Unidos tienen las prevalencias bajas (alrededor de 15); seguidos por México (24.4); y en Brasil, Chile y Cuba, aproximadamente de 30 respecto a la población de 25 años y más (OMS, 2013c).
El número de personas que contraen una enfermedad en un periodo determinado se conoce como incidencia –se calcula generalmente por cada 100 mil habitantes– y mide los casos nuevos de un padecimiento (Population Reference Bureau, 2011). A nivel nacional, de 2006 a 2010, la incidencia de hipertensión arterial presenta una tendencia poco variante, es en 2009 cuando se registra el mayor número de casos nuevos por este padecimiento (718 casos nuevos por cada 100 mil habitantes de 15 años y más) y en 2010, la más baja (686 personas). Al considerarse la hipertensión arterial una enfermedad de seguimiento epidemiológico, el Sistema de Notificación Semanal registra todos los casos que se presentan en nuestro país.
Por entidad federativa, en 2006 la región sur del país presentó la incidencia más baja de hipertensión, comparada con la del norte, este comportamiento se mantiene similar para 2010, en donde el norte del país detectó el mayor número de casos nuevos de hipertensión. Las entidades con incremento de casos nuevos de 2006 a 2010 son Chihuahua (483 casos más respecto a 2006), Sonora (130) y Michoacán (102); en tanto, en los estados de Jalisco (228), Coahuila (225) y Guanajuato (168 personas) se redujo la incidencia para el mismo periodo.
La incidencia de hipertensión arterial está relaciona con los estilos de vida de la población como estrés, alimentación deficiente y prácticamente nula actividad física. Conocer los casos nuevos de hipertensión es útil para dar seguimiento a esta enfermedad y promover acciones no sólo desde el tratamiento farmacológico sino también, de autocuidado que fomenten el consumo de dietas adecuadas (reducir el uso de la sal), monitoreo de la presión, control de peso y evitar la vida sedentaria (Orduñez, Pérez y Hospedales, 2010).
La morbilidad hospitalaria permite conocer el número de egresos de un hospital, clasificados por la principal afección; en México de 2006 a 2010, la tendencia de ésta por enfermedades hipertensivas no se modificó, pero muestra que afecta ligeramente más a las mujeres.
La hipertensión arterial esencial o primaria es la que se desarrolla sin causa aparente y es la más frecuente en la población que presenta presión arterial alta, no se sabe cuál es su etiología (causas), pero existen factores relacionados como la inactividad física, alimentación, herencia y estrés, por mencionar algunos. Su importancia radica en que es la más frecuente, generalmente asintomática, que conlleva a que las personas presenten niveles de presión arterial elevados y no controlados por muchos años, dañando otros órganos, generando principalmente complicaciones renales y cardiovasculares que ponen en peligro la vida de las personas afectadas.
Para 2010, entre los tipos de hipertensión en la población de 15 años y más, sobresale la esencial o primaria; la tasa de morbilidad hospitalaria de ésta se incrementa considerablemente a partir de los 30 años. En los hombres pasa de 26.53 por cada 100 mil hombres de 40 a 49 años, a 64 entre los de 50 a 59 años y a 105.10 en los varones de 60 a 64 años, siendo la población de 80 años y más quienes presentan la tasa más alta (312.22 por cada 100 mil del mismo grupo de edad). En las mujeres la tasa de morbilidad hospitalaria por hipertensión esencial es más alta que en los varones y pasa de 33.62 de cada 100 mil mujeres de 40 a 49 años, a 79.14 en las de 50 a 59 años, y a 132.94 para las de 60 a 64 años, el valor máximo se ubica en las mujeres de 80 años y más (389.88).
La presencia de enfermedades hipertensivas cardiacas o renales se incrementa con la edad. En 2010, las enfermedades renales consecuencia de una hipertensión arterial sistémica (que daña los riñones, al acumular material fibroso que causa endurecimiento del tejido renal), afecta principalmente a la población masculina; entre los jóvenes de 15 a 19 años, la tasa de morbilidad hospitalaria por enfermedades renales es de cuatro casos por cada 100 mil hombres de ese grupo de edad, y de siete entre los de 20 a 29 años, para reducirse después a cinco en los varones de 30 a 39 años; y en los de 40 a 49 años se incrementa (nueve casos) hasta llegar a 38 entre los de 80 años y más; mientras en las mujeres, pasa de tres de cada 100 mil mujeres de 15 a 19 años a 28 entre las de 80 años y más.
Las enfermedades cardiacas hipertensivas aumentan el tamaño de las células cardiacas como respuesta a las demandas del corazón y se deben principalmente a factores hereditarios. En 2010 este padecimiento aqueja más a las mujeres que a los hombres; la tasa de morbilidad hospitalaria por esta afección se incrementa de 0.16 por cada 100 mil mujeres de 15 a 19 años a 2.13 entre las de 40 a 49 años, triplicándose (6.76) para las de 50 a 59 años, hasta llegar a 51.99 de cada 100 mil mujeres de 80 años y más. En los hombres la tasa más baja se presenta entre los varones de 15 a 19 años (0.11 de cada 100 mil hombres de ese grupo de edad) y llega hasta 40.37 en los de 80 años y más.
Otros padecimientos hipertensivos de gran importancia por sus repercusiones e impacto social, son los trastornos hipertensivos en el embarazo, parto y puerperio, que incluye la hipertensión preexistente –afecciones existentes antes de la gestación que la complican–, hipertensión gestacional, la preeclampsia y la clampsia. Entre 2006 y 2010, la tasa de morbilidad hospitalaria por hipertensión preexistente afecta principalmente a la población de 30 a 34 años (en 2006, 21.01 casos por cada 100 mil mujeres de ese grupo de edad; en 2008, 22.44; para 2009, 25.78; y en 2010, 28.12); sólo en 2007, se concentra en las mujeres embarazadas de 25 a 29 años (70.44 casos).
La hipertensión gestacional también llamada hipertensión inducida por el embarazo, es un trastorno que se caracteriza por la elevación de la presión arterial mayor a 140/90 mmHg, esta debe monitorearse constantemente porque el riesgo de evolucionar a preeclampsia o incluso eclampsia que son trastornos más severos. Las mujeres embarazadas de 25 a 29 años, son las que reportan la tasa más alta de morbilidad hospitalaria por hipetensión gestacional; en 2006 alcanza 140 casos por cada 100 mil mujeres de ese grupo de edad; en 2007, 155 casos; para 2009, 177; y en 2010, 189 casos; para 2008 se concentra en las embarazadas de 20 a 24 con 175 casos por cada 100 mil mujeres de ese grupo de edad.
La preeclampsia y la hipertensión gestacional son las principales afecciones hipertensivas en las mujeres embarazadas en México. De acuerdo con la Guía de referencia rápida para el diagnóstico de enfermedad hipertensiva en el embarazo, la preeclampsia se clasifica como leve cuando la mujer gestante presenta presión arterial mayor o igual a 140/90 mmHg, que no padece hipertensión preexistente y tiene proteinuria –proteinas en la orina–; y preeclampsia severa cuando existe una presión arterial mayor a 160/110 mmHg, proteinuria, oliguria –disminución en la producción de orina– o edema, principalmente (Secretaría de Salud [SSA], Secretaría de la Defensa Nacional [SEDENA], Secretaría de Marina [SEMAR], s. f.).
Las causas de la preeclampsia son desconocidas, pero existen factores de riesgo como hipertensión preexistente, diabetes mellitus, problemas del riñón, embarazadas añosas (mujeres de más de 40 años) y obesidad, entre otros (SSA, SEDENA, SEMAR, s. f.). A pesar de lo anterior, en México de 2007 a 2010, la tasa de morbilidad hospitaria por preeclampsia afecta principalmente a las mujeres embarazadas de 20 a 24 años con tasas de 190.16, 189.95, 186.34 y 188.30 por cada 100 mil mujeres de ese grupo de edad para cada año, respectivamente. Se puede observar cómo este padecimiento se ubica por arriba de la hipertensión preexistente o la gestacional; esto requiere de especial atención dado que la preeclampsia no diagnosticada puede generar complicaciones como la eclampsia, que ponen en peligro la vida de la madre y del niño.
Finalmente, la eclampsia que son crisis epilépticas –convulsiones– de la mujer embarazada sin relación con una afección cerebral preexistente, que se presenta entre la semana 20 de gestación y la primera semana del posparto y puede ocasionar la muerte. De 2006 a 2010, la tasa de morbilidad hospitalaria más alta por este padecimiento se ubica en las jóvenes gestantes de 15 a 19 años (en 2006 y 2007, 16 casos de cada 100 mil mujeres de 15 a 19 años; durante 2008 y 2010, 17 casos y en 2009, 18 casos).
Con excepción de la hipertensión preexistente, los trastornos hipertensivos durante el embarazo son padecimientos prevenibles; las acciones de detección oportuna y autocuidado son primordiales durante el periodo gestacional. La identificación de signos de alarma como dolor de cabeza, ver luces, escuchar zumbidos u hormigueos en manos y pies, entre otros, deben ser identificados por la mujer embarazada, lo que le permitirá buscar atención médica inmediata y realizar un diagnóstico y tratamiento oportuno, para evitar, controlar y prevenir complicaciones relacionadas con la hipertensión.
Mortalidad
La morbilidad por hipertensión arterial es relativamente sencilla de determinar; sin embargo, para hablar de mortalidad es necesario referirse a las complicaciones, ya que este padecimiento es disminuido por sus consecuencias, que principalmente afectan la circulación arterial de los denominados “órganos diana” –corazón, cerebro, vaso y riñón–, por eso la hipertensión arterial se ve como un factor de riesgo y no como causal de la muerte. Por lo que, el análisis a cerca de la mortalidad por hipertensión arterial, estará enfocado en las defunciones asociadas a la misma.
En México en los últimos 6 años, las defunciones por enfermedades hipertensivas tienen un comportamiento estable; en 2006, 33 de cada 100 personas hipertensas de 15 años y más murieron por enfermedades cardíaca hipertensiva, 31 por esencial, 30 por renal y sólo cinco por cardiorrenal; mientras que durante 2011, de cada 100 personas con hipertensión fallecieron 34 por enfermedades renales, 33 por esenciales, 29 por cardiacas y cuatro por cardiorrenal.
De la población de 15 años y más hipertensa, las mujeres son las más afectadas (aunque su sobrevivencia a este padecimiento es alta). Durante 2011, del total de mujeres que fallecen por trastornos hipertensivos, 34 de cada 100 mueren por hipertensión esencial y 32 por enfermedad cardiaca hipertensiva; entre los hombres hipertensos de 15 años y más, la principal causa de defunción son las enfermedades renales hipertensivas (39 de cada 100 defunciones).
Durante 2011, a pesar de ser las mujeres las que padecen más trastornos hipertensivos, hay más defunciones por estos padecimientos entre los varones a edades más tempranas en relación con las mujeres. De cada 100 hombres que padecen hipertensión, 10 fallecen antes de cumplir los 50 años (uno entre los 15 a 19 años, dos de 20 a 29 años, otros dos casos son de 30 a 39 años y 5 de 40 a 49 años), 10 más antes de los 60 años (de 50 a 59 años), para después reducirse a siete casos entre la población masculina de 60 a 64 años, hasta llegar a 40 entre los adultos mayores de 80 años y más. En las mujeres de cada 100 fallecimientos por hipertensión una murió antes de los 30 años, tres entre los 40 y 49 años, ocho de 50 a 59 años y debido a la sobrevivencia de las mujeres hipertensas, 50% de ellas muere a los 80 años y más.
En la población mexicana conforme avanza la edad, la probabilidad de padecer enfermedades hipertensivas se incrementa. Diversas investigaciones internacionales refieren que 90% de las personas que tenían presión arterial normal entre los 55 y 65 años, en los siguientes veinte años presentaran hipertensión y morirán a consecuencia de sus complicaciones (Orduñez, Pérez y Hospedales, 2010).
Este comportamiento se puede observar en las defunciones por trastornos hipertensivos entre la población de 15 años y más. Del total de muertes por hipertensión esencial en 2011, 55.8% era población de 80 años y más, 13.1% tenía 75 a 79 años y 15.9% se encontraban entre los 65 a 74 años, en contraste sólo 1.7% de las personas fallecidas tenía menos de 40 años; esta tendencia también se presenta en las defunciones por enfermedad cardíaca hipertensiva, del total de población fallecida por esta causa, 57.9% eran adultos mayores de 80 años y más, 13.3% tenían entre 75 y 79 años y 16.8% de 65 a 74 años.
Respecto a las defunciones por enfermedades renales y cardiorrenales hipertensivas se observa que de cada 100 personas fallecidas por enfermedades renales, 27 muertes suceden en población de 80 años y más, 22 tenían entre 65 a 74 años y 14, de 50 a 59 años, siendo estos grupos los principales afectados; en contraste con las siete defunciones en población con menos de 40 años. Por otra parte, de las defunciones por enfermedades cardiorrenales, 71.2% ocurrieron en población de 65 años y más, la mayor concentración como en los otros casos, se presenta en el grupo de 80 y más años; pero llama la atención la presencia de defunciones por este padecimiento en población de 50 a 59 años (13 por ciento).
Es preocupante observar el incremento de las defunciones por enfermedades hipertensivas en los últimos años en el país; la tasa de mortalidad observada pasó de 17.67 muertes por cada 100 mil personas de 15 años y más en 2006 a 23.06 en 2011. Los únicos estados que tuvieron una reducción de esta tasa de 2006 a 2011 son Baja California Sur y Morelos con diferencias de 3.14 y 1.19 puntos por cada 100 mil personas de 15 años y más, respectivamente; en tanto que en Oaxaca y Nayarit se incrementó de manera significativa en el mismo periodo (13.38 y 11.54 puntos cada uno).
Durante 2011, las entidades que presentan las tasas de mortalidad observada por hipertensión arterial más bajas del país son Quintana Roo (9.04 por cada 100 mil personas de 15 años y más), Yucatán (13.98) y Chiapas (14.63); mientras que Oaxaca, Veracruz y Michoacán concentran las tasas más altas (39.40, 29.76 y 28.65, respectivamente).
La hipertensión en el embarazo es una de las causas que más vidas cobra en el mundo, entre las que se identifican la hipertensión preexistente, gestacional, preeclampsia y eclampsia; todas son prevenibles y con un tratamiento adecuado se reduce el riesgo de una muerte materna.
Para los últimos seis años se observa una disminución de muertes en mujeres embarazadas (de 15 a 49 años) por trastornos hipertensivos; durante 2006, de cada 100 defunciones en este grupo de mujeres, 29 fallecieron por trastornos hipertensivos; en 2007 y 2008 disminuye a 25, para 2009 se redujo cuatro casos (21 mujeres); en 2010 se incrementó tres casos y finalmente, durante 2011 se reportan 23 muertes.
La hipertensión preexistente y gestacional, son responsables de las proporciones más bajas de defunciones maternas relacionadas con hipertensión en México; por su parte, la preeclampsia y eclampsia son las que cobran más vidas durante los últimos años. Para 2011, las muertes por preeclampsia afecta principalmente a las mujeres de 30 a 34 años (1.9%) seguidas de las de 20 a 24 años (1.8 por ciento); mientras que por eclampsia fallecen 3.3% de las embarazadas de 25 a 29 años y le siguen las de 35 a 39 años (2.6 por ciento).
Si se considera que las defunciones maternas por trastornos hipertensibles son prevenibles y tratables con la detección oportuna de algunos signos y síntomas de alarma –aumento de peso de más de 1 kilo por semana, dolores de cabeza, náuseas y vómitos, dolor de estómago, hinchazón de las manos, pies y la cara, zumbidos de oídos y fosfenos (ver luces)–, es importante reforzar la promoción de políticas públicas dirigidas a concientizar a las mujeres y el personal de salud, sobre la relevancia de una atención oportuna y de calidad, para salvaguardar la vida de la madre y de su hijo.
Consideraciones Finales
Durante 2013, la OMS (2013a) puso en marcha la campaña “Mayor concienciación, comportamientos saludables…”, con el objetivo de reducir el número de infartos de miocardio y accidentes cerebrovasculares, con las siguientes metas:
- – Promover la toma de conciencia sobre las causas y las consecuencias de la hipertensión.
- – Animar a la población a modificar los comportamientos que pueden provocar hipertensión.
- – Convencer a los adultos de que controlen su presión arterial periódicamente.
- – Aumentar el número de centros de salud en los que se puedan realizar chequeos de la tensión arterial.
- – Alentar a las autoridades nacionales y locales a crear entornos que favorezcan comportamientos saludables.
A nivel nacional, México cuenta con el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (SINAVE) que registra los casos de padecimientos y riesgos potenciales para la salud (SSA, 1999) como la hipertensión arterial; la NOM-030-SSA2-2009, Para la prevención, detección, diagnóstico, tratamiento y control de la hipertensión arterial sistémica; y durante la administración federal pasada, el Programa de Acción Específico “Riesgo Vascular”, con el objetivo de establecer procedimientos que permitan mejorar la detección y tener un buen control de la hipertensión arterial sistémica; además de promover que la población modifique su estilo de vida al mejorar su alimentación, realizar actividad física, controlar el peso, reducir el consumo de sal o de alcohol, entre otros.
La salud de la mujer vinculada a la maternidad, es tema prioritario en las políticas de salud en relación con la hipertensión, los trastornos hipertensivos en el embarazo (principalmente preeclampsia y eclampsia) al seguir siendo causa de mortalidad materna-infantil. Por ello se deben considerar las directrices de la OMS para paliar dicho padecimiento, y enfatizar la importancia de modificar los estilos de vida no saludables para prevenirla; tener un mejor control de la enfermedad y evitar complicaciones mediante el autocuidado.