Uno de los retos de la reforma energética en puerta es que México cuente con un suministro de combustibles más baratos.
Ya le he comentado que en los últimos meses Pemex que dirige Emilio Lozoya Austin ha dado pasos fundamentales para hacer más eficiente la gestión del sector energético, lo que a fin de cuentas significará combustibles a mejores costos.
En ese tenor Pemex Gas y Petroquímica Básica (PGPB) que dirige Alejandro Martínez Sibaja y Gasoductos del Noreste, empresa del Grupo Gasoductos de Chihuahua que pertenece a Infraestructura Energética Nova (IEnova) que tiene como mandamás a Carlos Ruiz Sacristán acaban de alcanzar un contrato para la prestación de servicios de transporte de gas natural para desarrollar el proyecto “Ramones Fase I”, un ducto de 48 pulgadas de diámetro y 114 kilómetros de longitud.
La obra iniciará en la frontera con Estados Unidos, en un punto cercano a la ciudad de Camargo, Tamaulipas, y finalizará en Los Ramones, Nuevo León con la idea de abastecer a grandes consumidores industriales.
Este sistema tendrá como punto de origen la interconexión con el gasoducto Agua Dulce-Frontera, el cual será desarrollado por la empresa NET Midstream, LLC, con destino al gasoducto conocido como Los Ramones fase II, de aproximadamente 740 kms de longitud.
La filial de IEnova pondrá a disposición de PGPB la totalidad de la capacidad operativa del ducto, para que sea utilizada por los usuarios del Sistema de Transporte Nacional Integrado en un contrato por 25 años.
La idea de la paraestatal al frente de Lozoya Austin es que el gasoducto en cuestión entre en operación en diciembre de 2014, con una capacidad inicial de mil millones de pies cúbicos diarios (MMpcd), la cual se incrementará a 2 mil 100 MMpcd mediante la adición de estaciones de compresión a partir de fines de 2015 cuando se espera que entre en operación la segunda fase del proyecto Ramones.
Se trata de incrementar sustancialmente la capacidad de transporte de gas natural al centro-occidente del país como parte de la una estrategia de suministro de dicho energético por parte del gobierno federal que significa el futuro para un sector industrial que requiere mejores costos para competir en una economía global.
PGPB tiene muy claro ese mandato y ha buscado ser un catalizador de nuevas inversiones de infraestructura energética como son gasoductos Tucson-Sásabe, Agua Dulce-Frontera y los Ramones fases I y II, los cuales suman en conjunto más de mil kilómetros, con una inversión estimada en la friolera de 40 mil millones de pesos, así como la construcción de estaciones de compresión en Altamira y Soto La Marina, con una capacidad incremental de 500 y 190 millones de pies cúbicos diarios, respectivamente.
Sin duda se trata de una apuesta alta ya que en conjunto los proyectos que le menciono aportarán más de 6 mil 500 MMpcd de capacidad de transporte al Sistema Nacional de Gasoductos que, como le digo, implicará tener gas natural a mejores precios.
