Un largo pleito legal llegó a su fin. El litigio había pasado de los medios de comunicación a los tribunales. El asunto era llamativo: un senador de la República acusado de recibir sobornos para permitir la operación de un casino. Varios medios, especialmente un periódico y un noticiero de radio, le dieron vuelo al tema. Pero todo era falso.
En términos legales, el asunto está resuelto. La acusadora, Talía del Carmen Vázquez Alatorre (también identificada como Talía Vázquez Alatorre), ocasionó al senador “un daño moral por la difusión de imputaciones falsas en los medios de comunicación narrados en el cuerpo de este fallo”, de acuerdo con la sentencia dictada por la jueza Martha Alicia Cuevas Nava.
Roberto Gil Zuarth, el senador en cuestión, ganó la batalla final en los tribunales. Quien lo acusó, Vázquez Alatorre, deberá pagar la publicación de la sentencia, que aparecerá en el periódico Reporte Índigo, y también tendrá que ofrecerle disculpas al legislador. Eso en la parte legal del asunto.
En términos éticos, el pleito nos deja una pregunta para los medios: ¿basta con tener una fuente para publicar o difundir lo que quiera decir esa fuente? ¿No sería necesario evaluar primero la credibilidad y las intenciones políticas de la misma?
