En nuestro país, la seguridad pública sigue sin rumbo, padeciendo la falta de confianza de la sociedad en ella mientras opere con corrupción, elementos y protocolos inadecuados. No necesitamos más policías, sino mejores policías, por ello se insiste en la profesionalización del sector y en la creación del Colegio Nacional de Policía, que siguiendo el esquema del Colegio Militar, logre los mismos estándares de operación y mando, formando nuevos mandos y elementos anti corruptos, anti políticos, con valores, disciplina y compromiso social como los que demuestra el Ejército.
Se nota la falta de un Plan Nacional contra el crimen organizado, que si existe, no se ha visto en la sociedad, pues las problemáticas de las desapariciones, los cobros de derechos de piso, las extorsiones, los secuestros y la fuga de El Chapo demuestran, entre otros puntos, el por qué no se confía en las autoridades.
Y para que esto cambie se requiere que exista un trabajo, control, mando, disciplina y orden con mandos policiacos comprometidos y formados expresamente para ello en un Colegio Nacional de Policía.
No podemos seguir exigiendo ni utilizando al Ejército en tareas para las que no fue creado. Gracias a su intervención se ha logrado mantener el orden en el país a lo largo de diferentes administraciones, pero es necesario que se cuente ya con una nueva formación de mandos policiales, como una política certera y definida a largo plazo, que no se modifique por cambios sexenales. Seguir apoyándonos solo en el Ejército, lo colocaría en una situación peligrosa ya que se expone al escarnio y desgaste social.
Por ello, es importante y urgente que la seguridad pública dirija su rumbo, que se cuente con una sola policía nacional a nivel de mandos para poder contar con
mandos eficientes y de confianza que trabajen bajo una política nacional de seguridad, egresados de este Colegio Nacional de Mandos Policiacos, bajo el ejemplo del Colegio Militar.
Hoy, a pesar de los resultados “optimistas” del gobierno, los hechos son tajantes.
La falta de rumbo se muestra, por ejemplo, con el dato de la asociación civil Alto al Secuestro, que revela que en junio se registró el alza de un 28.05% en secuestros, contra la disminución que presentó en mayo. Repite con la liberación de “la Lore” en el caso del secuestro del joven Martí así como en la continua participación de policías o ex policías en delitos como secuestro, extorsión y fugas de penales.
Si bien el secuestro es un delito de alto impacto en el que las autoridades son las únicas que lo pueden frenar, castigar y cuando ocurre, negociar, es urgente que se aplique no solo un Mando Único, sino también la formación de elementos que prevengan y combatan directamente este delito que afecta a toda la sociedad.
El secuestro debe combatirse en varios ámbitos, desde el ataque a los modus operandi, hasta el detener y castigar a las células de secuestradores así como inhabilitar las cuentas bancarias y el enriquecimiento ilícito de los mismos, para prevenir y evitar que éstos sigan operando, dentro o fuera de la cárcel, pues el dinero les da el poder económico de seguir cometiendo sus fechorías.
Y si a esto se suma la implementación de los juicios orales y la liberación de algunos delincuentes por “fallas en los procesos”, si de cada 100 delincuentes, hay un detenido, ¡ese único va a salir libre con gran rapidez!
Insisto, es urgente poner orden y rumbo a la seguridad pública. Su deber es proteger a la sociedad civil de todo tipo de delincuentes así que basta ya.
Si con los actuales controles y acciones no se ha podido detener ni combatir eficazmente al delito, es urgente un cambio en protocolos, reacciones, acciones y penas contra los delincuentes, con especial énfasis contra los secuestradores. Es necesario que se implementen en la seguridad pública nuevas medidas bajo otros esquemas exitosos, por ejemplo como el de los militares y que redirija el rumbo hacia su principal labor: combatir el crimen y proteger a la sociedad de la delincuencia en general.
Por favor escuchen: urge la creación del Colegio Nacional de Policía, para formar elementos de mando y operaciones bajo el esquema del Colegio Militar, para de-linear y ejecutar exitosamente la lucha contra el delito.
¿Hasta cuándo seguirá la indiferencia?