Rogelio Varela
Conforme se aproxima en el Congreso la recta final para revisar la Ley de Ingresos entre algunas empresas crecen los temores.
Me refiero a refresqueras, tabacaleras y firmas dedicadas al negocio de vinos y licores que pagan impuestos especiales.
En el caso de los embotelladores de bebidas endulzadas en tres años el pago de IEPS ha representado la friolera de 70 mil millones de pesos, y la mala noticia es que dicho gravamen no ha reducido la ingesta de refrescos como fue el argumento del ejecutivo y los legisladores en 2014.
Según la Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas (ANPRAC) que comanda Jorge Terrazas no habría en el horizonte para 2018 algún incremento en ese impuesto que es de un peso por litro.
Empero, como todo indica se trata de un impuesto como la tenencia que llegó para quedarse, la industria de bebidas se ha reinventado.
Y es que sin hacer mucho ruido prácticamente la mitad del portafolio de bebidas de los asociados a ANPRAC es bajo en calorías ó de plano sin azúcar, pensando ciertamente en un consumidor que busca una vida más sana, pero también en un impuesto que ante las necesidades de un mayor gasto público podría subir sin decir agua va.
La ruta del dinero
Una vez que pasó la emergencia por los sismos de septiembre y no obstante que la respuesta, tanto de la sociedad como de las autoridades fue inmediata, evitando así más tragedias, ahora viene otra etapa difícil: la de la reconstrucción. El tema pasa además por apoyar a quienes perdieron su patrimonio. En ese tenor, el Infonavit de David Penchina Grub y el IMSS de Mikel Arriola decidieron facilitar temporalmente su Sistema Único de Autodeterminación (SUA), a fin de que las empresas cuenten con un canal práctico para realizar sus donativos -al mismo tiempo que hacen sus aportaciones patronales. Añada que esos recursos serán manejados de manera transparente ya que se destinarán al fideicomiso privado “Fuerza México”, creado bajo la iniciativa del Consejo Coordinador Empresarial que preside Juan Pablo Castañón. Una vez más el unir esfuerzos es la mejor forma de ayudar e impulsar la reconstrucción del país… El robo hormiga sigue siendo el mayor problema para el comercio organizado. Según la Encuesta Nacional de Victimización a Empresas 2016, del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), ese ilícito tuvo en el último año una incidencia de mil 352 casos por cada 10 mil establecimientos. A decir de Grupo Multisistemas de Seguridad Industrial, que preside Alejandro Desfassiaux, ese delito representa pérdidas anuales por 14 mil millones de pesos e históricamente crece en la última parte del año hasta en 40 por ciento por lo que imaginará las empresas del sector tienen que ampliar su vigilancia.
