Pulsa «Intro» para saltar al contenido

La incógnita del Frente

Tiempo de lectura: 3 minutos

 

Poco a poco, los dirigentes del llamado Frente Ciudadano por México van amarrando el proyecto político que tiene como principal finalidad oculta, aunque ya no tanto, las postulaciones, del dirigente del PAN, Ricardo Anaya, como candidato presidencial y la de la todavía presidenta del PRD, Alejandra Barrales, para la Jefatura de gobierno de la Ciudad de México. Porque el resto del proyecto, que supone, según lo han manifestado estos personajes, salvar a nuestro país de las amenazas del continuismo priista y del regreso al pasado populista, para darnos un mundo mejor, se darán por añadidura, con el triunfo electoral del Frente.

El pasado fin de semana, los Consejos Nacionales de los partidos que integran la alianza, PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, aprobaron, por una mayoría abrumadora, en los tres casos, lo que sus dirigentes habían acordado con anterioridad: los términos para la conformación de una alianza electoral para el proceso del 2018 y el plan de gobierno en coalición. Requisito elemental para que la alianza camine y su proyecto original, también.
Habrá que reconocerles a los dirigentes del blanquiazul y del Sol Azteca, su tesón y habilidad para sortear los obstáculos y la oposición interna, para llegar hasta donde ahora están, si bien, todavía no es tiempo de cantar victoria. El caso de Movimiento Ciudadano es diferente, ahí la verticalidad acaba con cualquier disidencia.

Y es que, si revisamos la historia del Partido de la Revolución Democrática, no era para augurarle a la senadora Barrales un desempeño terso, tranquilo, sin denuestos, al frente de esta organización. Todo lo contrario. Y, bueno, si no lo ha sido así del todo, al menos, hasta el momento, ha salido mejor librada que sus últimos antecesores, que tuvieron que renunciar al cargo antes de que concluyera el período para el que fueron elegidos, por la ingobernabilidad que enfrentaron ante el choque de intereses de las diferentes tribus.

Alejandra Barrales no sólo cubrió el período que le correspondía para concluir el interinato del interinato, sino que, prolongó su estancia hasta que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, mandató a los órganos correspondientes del PRD operar la renovación de su dirigencia, lo que deberá ocurrir el próximo 9 de diciembre, según acuerdo del Consejo Nacional de ese partido.

Por su parte, Ricardo Anaya, ha trabajado su candidatura presidencial hacia el interior de su partido, largamente, desde que tomó posesión al frente del blanquiazul. Eso sí, negando en todo momento cualquier aspiración futurista. Con la idea de una polémica alianza con el PRD, Movimiento Ciudadano se sumaría después, el queretano encontró la mejor fórmula para seguir madurando su proyecto político personal. Un Frente como la gran expectativa para potenciar las posibilidades del retorno de Acción Nacional a Los Pinos y, con ese señuelo, operó la aprobación de su Consejo Nacional, para formalizar la coalición, con él a la cabeza.

Pero para alcanzar el éxito de sus planes, ambos dirigentes tendrán que salvar, todavía, varios obstáculos. Para Alejandra Barrales, la noticia de su relevo llega en mal momento, porque aunque lo de su candidatura gobierno de la CDMX está muy avanzada, todavía quedan lazos sueltos en lo que toca al personaje que habrá de abanderar el Frente para la candidatura presidencial. Y un cambio en la dirigencia del PRD, puede entorpecer el acuerdo que se dice, tiene ella con el líder panista.

En el caso del ex joven maravilla, el panorama tampoco está muy claro. No hay duda de que en el PAN y en el PRD hay voluntad para ir en alianza en el proceso electoral. Con diferencias salvables, encontrarán acuerdos en candidaturas a diputados y senadores y también en las gubernaturas. Lo que todavía no se ve cómo, es en lo que toca a la candidatura presidencial, porque de antemano hay ya un aspirante no muy dispuesto a renunciar por el bien de la alianza.

Hay presiones dentro y fuera del Frente y de los partidos que lo integran sobre el método para la elección del candidato presidencial y un rechazo generalizado en contra de cualquier acuerdo cupular, lo que pone a temblar el plan original de los dirigentes frentistas. Con todo lo que han criticado a otros partidos sobre la forma de elegir a sus candidatos, su margen de acción es reducido. El reclamo para que el postulado provenga de una consulta abierta es cada vez mayor y la opinión en contra de una imposición, hace mucho ruido. Además, como Frente Ciudadano estaría comprometido a abrirse a una mayor participación de aspirantes, fuera de los partidos políticos.

En muy pocos días veremos hasta dónde llegará el Frente y si logran despejar la incógnita de sacar una candidatura predestinada sin fracturas ni desbandadas, porque el dirigente panista no parece estar dispuesto a desistir de su proyecto personal