Con la no tan novedad de que mañana inicia el período de campañas, ahora sí, de manera oficial, que habrá de concluir el 27 de junio, 3 días antes de la jornada electoral más grande de nuestra historia. Así que, prepárese querido lector para el bombardeo de spots, declaraciones, ocurrencias, dimes y diretes y demás estridencias con las que los miles de candidatos a los diversos cargos de elección en juego, y sus partidos o coaliciones, tratarán de captar la atención ciudadana para ganar su voto.
Sólo por lo que toca a spots en radio y televisión, el INE informa que se programarán casi 23 millones de spots durante los 90 días de campaña. De estos, al PRI le corresponderán un poco menos de 4.5 millones; al PAN sobre 4.3 y a Morena 2.1. A esto habrá que agregar los que le tocan a los otros seis partidos (PRD, PT, Partido Verde, Movimiento Ciudadano, Nueva Alianza y Encuentro Social). Para los independientes la autoridad dispuso de casi 700 mil spots, que no está claro como se distribuirán. De cualquier manera, se perderán frente a la avalancha de mensajes de los partidos y sus coaliciones.
En lo que toca a la carrera presidencial, la contienda parece que quedará reducida a cuatro candidatos. Los tres ya muy conocidos de las alianzas partidistas, José Antonio Meade, Ricardo Anaya y Andrés Manuel López Obrador y la aspirante independiente, Margarita Zavala, la única de los sin partido que logró recabar las 866,593 firmas de apoyo requeridas por la ley para obtener su registro. Es sabido que los otros dos independientes, el gobernador con licencia de Nuevo León, Jaime Rodríguez y Armando Ríos Piter, no obtuvieron el registro al ser invalidadas la mayoría de las firmas presentadas por las irregularidades cometidas.
No recuerdo si en alguna otra ocasión, la etapa de campañas lectorales arrancó en una semana santa, lo que me queda claro es que no resulta el mejor momento dada la tradición vacacional que significan estos días para la mayoría de la población más dispuesta a la distracción, esparcimiento y relajación que a prestar atención a las cosas de la política y sus protagonistas. Pero en fin, quizás esto obligue a una mayor creatividad de los equipos de campaña en el diseño de sus estrategias.
Finalmente la lucha por lograr que la autoridad aprobará la realización de debates entre los candidatos presidenciales durante la inter campaña, resultó inútil. Si bien, el Tribunal Electoral le enmendó la plana al INE revocando el acuerdo que no permitía estos encuentros, el tiempo se consumió sin que algunos aspirantes estuvieran dispuestos a participar en ellos. Y es que, el candidato que usted ya sabe, desde el primer momento declaró no estar interesado en estos encuentros, advirtiendo que únicamente participaría en los organizados por la autoridad electoral, lo que desanimó a sus otros competidores. Pero al menos, tuvimos la oportunidad de verlos, en exposiciones por separado, en foros organizados por el sector empresarial.
No tendremos que esperar mucho, sin embargo, para ver a los presidenciables debatiendo, pues suponemos que a ninguno le conviene evadirlos, aunque siempre sea un riesgo para quién no se sienta seguro en este tipo de encuentros.
Por lo pronto, el INE ha informado de la realización de tres debates con ciertas modalidades que permiten la participación ciudadana con preguntas del público asistente y a través de redes sociales, además de agilidad en su desarrollo y conducción para hacerlos más dinámicos. Los encuentros se llevarán a cabo en tres sedes diferentes. El primero tendrá lugar en la Ciudad de México el 22 de abril, con el tema Política, Gobierno y Derechos Humanos. El segundo se realizará en Tijuana, Baja California, el 20 de mayo, con el tema Política Exterior, Comercio y Migración. El último, de junio 12, abordará Economía y Desarrollo Sustentable, con sede en la ciudad de Mérida, Yucatán.
Sin duda que estos encuentros resultarán interesantes y, tal vez, hasta determinantes en el caso de un importante sector de la población que hasta hoy navega en la duda y la incertidumbre y que se identifican en las encuestas como indecisos. Según algunas mediciones, estos llegan representar hasta arriba de un 20 por ciento y, un número así, bien puede ser determinante al inclinar la balanza en sentido opuesto a quien ya se ve sentado en la silla del águila. Además de otros que, medio definidos, podrían cambiar su voto, ante el buen desempeño de un candidato no considerado.