El impacto más sorprendente de Brexit es el menor impulso al crecimiento que ha experimentado el Reino Unido desde el referéndum. La dinámica se ha empañado y el RU no ha aprovechado la sólida mejora del crecimiento en la zona Euro durante 2017.
Un cálculo muy simple puede explicar esta afirmación. Ya he calculado una tendencia en el nivel real del PIB desde el inicio de la recuperación desde el 2013 y hasta el segundo trimestre de 2016 (año del referéndum) extendiéndola hasta el primer trimestre de 2018. He hecho lo mismo para Francia, Alemania y la zona Euro. En el primer trimestre de 2018, el PIB francés está 1.8% por encima de su tendencia, el de Alemania marca +1% y el de la zona Euro +1.4%, mientras que el de RU está 2% por debajo.
El RU está desconectado del resto de Europa, mientras que la zona Euro es su principal socio comercial. En otras palabras, a pesar de la recuperación europea, esto no contagió positivamente al RU.
Las expectativas acerca del RU han cambiado drásticamente y el mercado doméstico no es lo suficientemente fuerte como para impulsar una sólida trayectoria de crecimiento. La incertidumbre continuará, lo que implica menores flujos de capital, y flujo de personas hacia el exterior, que derivará en menos capital humano y un menor gasto de capital. El proceso de ajuste acaba de empezar.
Lo anterior significa que el Banco de Inglaterra no normalizará su política monetaria pronto. La tasa inflación está por alcanzar el objetivo del Banco de Inglaterra en 2% y el impulso económico es débil. Considerar el riesgo de una normalización sería una fuente más de debilidad para el RU.
El esfuerzo principal a realizar es reducir la incertidumbre en general, desde las familias hasta los negocios y la inversión extranjera. Esto será crucial para una recuperación, pero la negociación actual con la Comisión Europea y la debilidad de Theresa May con el Parlamento no elimina el riesgo de un Brexit duro y una situación que tendría un impacto negativo persistente en la economía británica.