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Huracanes y seguros contra riesgos catastróficos

Tiempo de lectura: 6 minutos

Seis meses de exposición a riesgos naturales hace imperativa la protección de un seguro.

La temporada de ciclones tropicales ha llegado y, según el Servicio Meteorológico Nacional, se extenderá hasta el 30 de noviembre; lo que significa que tendremos más de seis meses de exposición latente a riesgos naturales. Especialmente en las zonas costeras del país en donde la población necesita estar alerta, informada y protegida en la mayor medida posible.

Contar con un plan de prevención y protección a través de un seguro para el hogar, o el negocio es una medida oportuna para minimizar los posibles impactos, que pueden ir desde algunas interrupciones en la operación de los negocios, hasta mayores pérdidas económicas o humanas.

“Es muy importante, antes de contratar un seguro, checar bien cuál es el idóneo para proteger los bienes inmuebles, hacer un diagnóstico previo de los riesgos y desde luego tomar las medidas preventivas correspondientes”, comentó Leonardo Fantini, responsable de propiedad y riesgos especializados de AIG Seguros México.

Hoy en día es prioritario proteger el patrimonio, ya que reponerse de un golpe como la pérdida del negocio o de un inmueble a causa del impacto de un fenómeno natural, puede llevar una generación recuperarlo.

En 2017, las pérdidas globales por catástrofes naturales alcanzaron 330 mil millones de dólares y menos de la mitad –el 41 por ciento– estaban aseguradas, según estimaciones de Munich Re, firma global de reaseguro.(2) Esto posicionó a dicho año, como el segundo de catástrofes naturales más costoso en términos económicos, sólo superado por el 2011, cuando el terremoto y el tsunami de Tohoku en Japón detonaron pérdidas económicas del año equivalentes a 345 mil millones de dólares actuales.

Prioritario contar con la protección de un seguro contra desastres naturales

La protección de un seguro contra desastres naturales, tanto para casas habitación como para inmuebles en general, ha pasado de ser una opción a una verdadera necesidad, tal como los gobiernos recurren a seguros de protección contra desastres naturales con la emisión de bonos catastróficos. Este es un mecanismo de seguro paramétrico, que proporciona pagos para ayudar a los países a financiar su respuesta inicial de desastre una vez que se activan ciertas condiciones.

“La población debe tener conciencia del riesgo al que está expuesta y buscar también instrumentos financieros que le proporcionen mayor seguridad en caso de un desastre natural”, señaló el ejecutivo de AIG Seguros.

En el país hay un área de oportunidad en cuanto a incentivar la cultura de la prevención. A pesar de la alta exposición de México a los efectos de diversos desastres naturales, la penetración del seguro para protección del hogar o la empresa es baja. Datos de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), destacan que sólo cinco por ciento de los micronegocios y 15 por ciento de las pequeñas y medianas empresas cuentan con un seguro contra desastres naturales.

“Por ello, es fundamental insistir en la importancia de un diagnóstico de riesgos profesional y a profundidad, como una de las mejores medidas para mitigar los costos económicos en caso de afectación por algún desastre de la naturaleza”, subrayó Fantini.

El sector asegurador jugó un rol primordial en la recuperación y reactivación de la economía en las ciudades mexicanas afectadas durante el 2017, tanto por tormentas en las zonas del sureste y pacífico, como por los terremotos de septiembre.

“Tenemos un sector asegurador fuerte y solvente que ha permitido ayudar a las familias y a la economía en su conjunto, hacer frente a choques que día a día estamos expuestos”, destacó el secretario de Hacienda José Antonio González Anaya en la 28 Convención de Aseguradores de la AMIS.

Temporada de ciclones 2018

La temporada de ciclones dio inicio en el Pacífico el pasado 15 de mayo y hacia el 1 de junio se hará presente en la zona del Atlántico, el Caribe y el Golfo de México, desarrollándose a lo largo de cinco meses más, según información de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica.

En el Atlántico se espera un periodo ligeramente por encima del promedio histórico, con la posible aparición de 14 ciclones, de los cuales siete podrían alcanzar categoría de huracán, y tres o cuatro podrían ser de categoría mayor, según el Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM.

Para la cuenca del Pacífico Oriental no se han emitido pronósticos, pero el promedio histórico es de 15 ciclones, ocho con categoría de huracán y entre tres y cuatro de categoría mayor.

“Prácticamente todos los estados costeros son vulnerables, pero existe mayor probabilidad de que un ciclón tropical penetre al territorio por Baja California Sur, Sinaloa, Oaxaca, Guerrero, Michoacán y Jalisco, principalmente durante los meses de septiembre y octubre por el Pacífico”, señala el artículo publicado en la gaceta UNAM Global. (3)

Por el lado del Golfo de México y Mar Caribe, los estados más afectados podrán ser Quintana Roo, Veracruz y Tamaulipas, principalmente durante los meses de agosto, septiembre y octubre.

Datos del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) destacan que en México el impacto económico de estos eventos está aumentando, debido a una mayor exposición de las personas y los activos. En el periodo de 1980 a 1990, el costo promedio de los daños fue de 700 millones de dólares, pero de 2000 a 2014 fue de 2 mil 147 millones de dólares.

Los daños más importantes causados por catástrofes naturales durante el 2017 corrieron por cuenta de tres huracanes —Harvey, Irma y María (HIM)— que azotaron Estados Unidos y el Caribe. Estos huracanes produjeron unos daños asegurados combinados de 92 mil millones de dólares, convirtiendo la temporada de huracanes del Atlántico Norte de 2017 en la segunda más costosa desde 2005. (4)

Medidas preventivas

A diferencia de un simple checklist, los especialistas de AIG recomiendan un análisis profundo sobre los sistemas de protección y su capacidad de reacción ante una emergencia, desarrollado por un grupo de ingenieros experimentados, quienes además ofrecen una serie de recomendaciones importantes para disminuir su riesgo.

“Para adquirir un seguro de este tipo es fundamental conocer la exposición o riesgo que hay en una zona determinada, evaluar qué tipo de riesgos se quieren proteger. Por otro lado, es necesario controlar y saber si se puede cubrir el riesgo expuesto y finalmente determinar qué se protege y cuál es el valor de los bienes”, señaló Fantini.

Evaluación de riesgos

Viento: Los daños por viento pueden incluir estructuras o techos de metal/madera, puertas, ventanas o cristales y a equipos exteriores, causados por presión de viento o proyectiles y daños por agua si la estructura o su protección colapsara.

Como medida preventiva en estos techos, hay que reforzar los sistemas de fijación con más tornillos o piezas de agarre que se fijan a las vigas, paredes y cimientos. Instale tormenteras o puertas y ventanas resistentes a impacto. Todo equipo exterior y de techo debe estar debidamente anclado para soportar la presión de viento y evitar que se conviertan en proyectiles.

Asimismo, refuerce los cristales exteriores con un sistema de laminado, lo que mejorará la protección contra impacto de proyectiles generados por los vientos. Un ingeniero estructural puede orientarle sobre los requisitos técnicos para soportar ráfagas de hasta más de 200 kilómetros por hora.

Inundación, aumento en nivel del mar y golpes de agua: Estos factores causados por huracanes provocan serios daños, sobre todo a propiedades ubicadas directamente frente al mar, que podrían enfrentar afectaciones adicionales a las paredes, así como a equipos y contenido por la sal depositada.

Mayores riesgos se presentan a una distancia del mar menor de 300 metros y una elevación del terreno menor de cuatro metros y medio sobre el nivel del mar. Para minimizar los daños, se recomienda despejar los techos y desagües, instalar un muro de contención, implementar un sistema de sellado de puertas y construir un dique artificial alrededor de su propiedad.

Fallas eléctricas: Son muy comunes durante y después de un huracán, afectando equipos críticos o sensibles a fluctuaciones de electricidad y las operaciones en general. Para prevenir malas experiencias se recomienda hacer pruebas de luces de emergencia, asegurar niveles de diésel en los generadores de energía y desconectar equipos críticos o sensibles a fluctuaciones de voltaje.

Los cinco niveles de alerta

Ante la amenaza de un ciclón, el Sistema de Alerta Temprana de Ciclones Tropicales emitirá cinco niveles de alerta:

Azul.- El peligro es mínimo, apenas se detecta la presencia del ciclón.
Verde.- Se toman medidas precautorias como la protección de vidrios, limpieza de azoteas, coladeras, etc. El nivel de peligro sube a 2.
Amarilla.- Implica un nivel 3 de peligro o moderado en el que se identifican los refugios más cercanos, se almacenan alimentos y se tienen a la mano artículos de emergencia guardando documentos importantes en bolsas de plástico.
Anaranjada.- Implica un peligro alto para la población, se evacuan zonas de riesgo para acudir a albergues temporales y la alera roja, en peligro máximo, se permanece en los refugios sin salir manteniéndose informado.