Por Agustín Vargas
Hace unos días tomó posesión como nuevo presidente del Grupo Financiero BBVA Bancomer Jaime Serra Puche (63 años), apodado el “jaijo” por sus amigos, y su presencia e influencia todavía no se dejan sentir. Por el contrario, lo que sigue dando de qué hablar es la sorpresiva “jubilación” de Luis Robles Miaja a la edad de 58 años.
Se dice que en realidad no fue un acto de contrición del grupo español ante el presidente electo Andrés Manuel López Obrador, quien fue grillado por Robles entre el empresariado del país durante la campaña electoral, sino que se debió a las graves anomalías, desorden y abusos que han reinado en el área jurídica del banco.
A esto se añade el término del contrato con el abogado externo Gerardo Ramírez Ornelas -quien por cierto tiene entre el equipo de su despacho ni más ni menos que al hijo de Robles, Luis Robles Santamarina-, por órdenes expresas del equipo de Francisco González, mandamás global del corporativo financiero español.
En esta misma línea se ubica la salida el año pasado del director jurídico del Grupo, Fernando Díaz, quien tuvo un fuerte enfrentamiento con Eduardo Osuna en cuanto éste tomó la dirección general del grupo financiero.
Obviamente los voceros del banco niegan todo esto; sin embargo, el propio mercado financiero ha sido testigo y víctima de la falta de respeto del BBVA Bancomer a la legalidad, así como de su prepotencia y abuso de su gran tamaño y poder económico.
Tenemos el caso que, como administrador de un fideicomiso de una importante cartera de créditos hipotecarios, ha dispuesto a su antojo y beneficio de los inmuebles adjudicados debido al impago de los financiamientos, sin tomar en cuenta a las demás firmas financieras participantes en el fideicomiso.
Desde el año pasado fue demandado por ello; sin embargo, interponen una tras otra maniobras leguleyas para entorpecer y alargar el juicio y evitar ser castigados. Los perjudicados esperan que el exorcismo del “espíritu Robles” lleve al banco a conducirse por el camino de la legalidad total, ahora que desde el pasado uno de octubre está estrenando presidente.
Apretón de bancos a Condusef
Y ya que hablamos de exorcismos de las instituciones, finalmente los bancos le dieron una sopa de su propio chocolate a la Condusef, que preside Mario Di Costanzo Armenta, de quien se quejaron amargamente por cumplir a cabalidad durante este sexenio su trabajo de supervisor y garante de los derechos que tienen los usuarios de servicios financieros.
Resulta que un grupo de banqueros se reunieron recientemente con Carlos Urzúa, quien será el secretario de Hacienda y Crédito Público en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y en la charla se tocó el tema Condusef. Ahí afloraron las quejas en contra de Di Costanzo, a quien siempre han considerado como un peligro para las instituciones financieras. Aunque no es así.
Nos consta que en los últimos seis años el trabajo realizado por la Condusef a favor de los usuarios de los servicios financieros del país ha sido más que bueno, verdaderamente efectivo, tan es así que los tres secretarios de Hacienda que ha tenido esta administración ratificaron a Di Costanzo en el cargo. Algo que no gustó mucho al sector bancario.
Incluso el actual presidente de la Condusef era candidato natural para continuar al frente de esa dependencia y así se dejó entrever, incluso se lo hicieron saber hace unas semanas al propio Mario Di Costanzo personas cercanas al Presidente electo.
Pero un dicho muy popular reza que “del plato a la boca se cae la sopa” y todo parece apuntar que el futuro secretario de Hacienda, o sea Carlos Urzúa, decidió llevar la fiesta en paz con los banqueros y aventarle la caballada a Di Costanzo al mandarle al equipo de transición que lo sustituirá en la Condusef.
Para efectos del relevo en la Condusef, dicho equipo está encabezado por Oscar Rosado, ex director de Finanzas de la caja de ahorro de la policía capitalina y luego se desempeñó, aunque brevemente, como tesorero de la Ciudad de México cuando el señor López Obrador fue jefe de Gobierno.
Al final la eficiencia de Mario Di Costanzo y el excelente trabajo que realizó en la Condusef para la defensa de los usuarios de servicios financieros, su mandato primordial, terminó asfixiándolo y por ello ya está con un pie fuera de la institución, y seguramente buena parte de su equipo de trabajo. Esto claro, hay que verlo como el inicio de la cuarta transformación.
Bono verde del BBVA Bancomer
Por cierto, ayer el BBVA Bancomer, que dirige Eduardo Osuna Osuna, colocó 3,500 millones de pesos en el primer Bono Verde emitido por un banco privado en México.
Con esta operación, la institución financiera ratificó su apoyo al crecimiento y desarrollo del mercado de Bonos Verdes en el país. Los recursos provenientes de este bono están destinados al financiamiento de proyectos sustentables. La cartera inicial está enfocada al financiamiento de edificios verdes y energías renovables.
El Bono Verde a tres años tuvo un volumen de 3,500 millones de pesos, con una demanda de 1.3 veces. Participaron más de 20 inversionistas locales y con un nivel de colocación de TIIE + 10 puntos base
La cartera financiada por el Bono Verde forma parte de un compromiso global de Grupo BBVA para mitigar el cambio climático. Este compromiso vislumbra el financiamiento a proyectos verdes de empresas e instituciones de todas las geografías en las que el Grupo tiene presencia.
Además del portafolio financiado por el Bono Verde, BBVA Bancomer concretó en abril de este año el primer crédito corporativo verde formalizado en América Latina por 400 millones de dólares a través de un préstamo sindicado en conjunto con otras entidades.
Los fondos otorgados están destinados al refinanciamiento de la construcción de tres parques eólicos en México. De la misma forma, BBVA Bancomer se encuentra trabajando en el financiamiento privado de varios proyectos verdes que se harán públicos próximamente.