Pulsa «Intro» para saltar al contenido

Riesgos y Oportunidades: Relación comercial México-China

Tiempo de lectura: 4 minutos

Por Moisés García, Especialista en Comercio Exterior de Thomson Reuters

Actualmente, México cuenta con 13 Tratados de Libre Comercio, los cuales le dan acceso a más de 50 países. El primer tratado firmado fue el TLCAN hace 25 años; sin embargo, la mayoría de los tratados restantes tienen más de 15 años de vida.

El fácil acceso que el mercado americano tiene por su geografía, poder adquisitivo, y similitudes en los hábitos de consumo de la sociedad con las nuestras, hacen que la relación con Estados Unidos le dé a México cierta estabilidad en temas macroeconómicos. Hoy en día México envía casi el 80% de sus exportaciones a Estados Unidos, y aun teniendo acceso a una gran variedad de mercados gracias a estos tratados, la estadística no ha cambiado

Esta relación le ha dado a México cierta estabilidad en temas macroeconómicos. De hecho, la relación se hizo más fuerte debido a la guerra comercial con China; ya que, aunque a nivel global ha provocado una desaceleración en el comercio, para México ha significado que las empresas americanas reemplacen los eslabones chinos en sus cadenas de suministros por empresas mexicanas, lo cual ha provocado un incremento en las exportaciones por 28 Billones de USD en general y que México ya sea el primer socio comercial de Estados Unidos.

Sin embargo, la estabilidad proporcionada se ha ido tambaleando en los últimos años.

Con la reciente amenaza de Estados Unidos de abandonar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte; y el ultimátum que el presidente Trump dio a México para reducir el número de migrantes que ingresaban a su país con la imposición de aranceles del 5% (gradual hasta el 25%) a todas las importaciones mexicanas.

Las reacciones a esta última amenaza fueron dos: la primera es la ya conocida negociación liderada por el canciller Marcelo Ebrard, donde se llegó al acuerdo de migración sobre el cual ya tanto se ha hablado; y la segunda, que ha pasado un poco desapercibida ha sido el guiño que le dio México a China durante el reciente seminario de Promoción de Inversión México-China organizado por el Consejo Mexicano de Comercio Exterior (COMCE).

En la reunión, Luz María de la Mora, subsecretaria de Comercio Exterior de la Secretaría de Economía comentó: “Sabemos que, con China, México puede ser más fuerte. Y con México, China puede ser un país más fuerte”; destacando además las ventajas que México tiene como país para hacer negocios.

China representa – aun sin un tratado de libre Comercio de por medio – el segundo socio comercial de México (siendo el tercer principal destino de las exportaciones y el segundo origen de las importaciones mexicanas) con un intercambio de más de 60 Billones de USD. El tema de inversión, sin embargo, es un punto débil en esta relación, pues la Inversión China en México es casi nula.

Sin duda, esto cambiaría si México propusiera un tratado de Libre Comercio con el gigante asiático.  Ante ello nos preguntamos: ¿Cuáles serían las principales oportunidades y los riesgos que se enfrentaría si México toma este camino? 

Según la subsecretaria de Comercio Exterior, Luz María de la Mora, entre las principales oportunidades para nuestro país está explorar la amplia plataforma exportadora de manufactura, productos agropecuarios y recursos naturales, entre otros. Como podemos ver, el potencial es enorme, ya que México representa solo 1.6% del total de las exportaciones chinas.

Además, también habría oportunidad de intensificar las exportaciones mexicanas. China es el cuarto destino de las exportaciones de México a nivel mundial y el segundo proveedor de importaciones, al representar 17.6% de lo adquirido en territorio nacional.

El principal riesgo, al menos en el futuro cercano, sería que prácticamente se le estaría cerrando la puerta a nuestro vecino del norte y seguramente echaría para atrás la firma del TMEC.

Además, tendrían que pasar varios años para que el comercio entre los 2 países se estabilice – crear relaciones comerciales, abrir rutas logísticas, etc. -, los productos tendrían que ser “tropicalizados” para ser exportados a dicho país y se tendría que asumir grandes riesgos (enfrentando la lejanía geográfica y las diferencias en los intereses y hábitos de consumo del mercado chino).

Ante el panorama actual, podría ser un camino muy costoso para México, pues tiene el riesgo de caer en una larga recesión.

Sin embargo, aun si México decide no explorar la opción de estrechar su relación con China, la incertidumbre no dejaría de estar presente si se continúa con la gran 

dependencia que se tiene con Estados Unidos ya que, a pesar del “logro” temporal para evitar la imposición de aranceles; México vive un miedo constante ante las amenazas que no paran por parte del presidente Trump; alejando con ellas toda posibilidad de inversión en México por parte de algunas empresas americanas.

Lo cierto es que, independientemente del socio comercial, los cambios en el panorama político y económico mundial son constantes e impactan directamente la operación y rentabilidad de las corporaciones que protagonizan el escenario del comercio internacional. Aquellas empresas que cuenten con las herramientas necesarias para tomar decisiones con agilidad serán las que mejor navegarán en este ambiente, y sin información de calidad y tecnología, eso será imposible. Así que, si pudiera dar un consejo a los CEO’s y líderes de comercio exterior de grandes empresas, les diría: aumentar su conocimiento sobre los diferentes tratados de libre comercio que México tiene firmados, diversificar mercados destino, automatizar procesos y cálculos de importación, exportación y regímenes especiales y garantizar el 100% del compliance ya que serán condiciones básicas para convertir efectivamente estos desafíos en oportunidades de negocios.