En el año 2019, la actividad económica mundial mostró una marcada desaceleración respecto de los avances observados en el ejercicio previo. Es así como la dinámica del comercio global se vio afectada en la medida que China y EE.UU. anunciaron nuevos aranceles, situación que condicionó marcadamente el desempeño de sectores exportadores, como es el caso de la industria manufacturera, al mismo tiempo quitó dinamismo a la inversión mundial.
Con esto, los temores sobre una nueva recesión se incrementaron durante 2019, generando períodos de elevada volatilidad en los mercados. Es más, economías altamente expuestas al comercio global, como es el caso de Japón y Alemania, presentaron un deterioro importante en sus indicadores económicos.
A pesar de lo anterior, la economía global consiguió mantener su crecimiento en curso. Esto, en la medida que los mercados laborales presentaron una sorprendente resiliencia, dando espacios para que el consumo interno lograra sostener la actividad mundial.
El escenario descrito llevó a la gran mayoría de bancos centrales a dar un giro en materia de política monetaria, los cuales se embarcaron en nuevos procesos de recortes de tasas de interés, tal como fue el caso de la Reserva Federal, el Banco Central Europeo e incluso una parte importante de las instituciones monetarias de América Latina.
¿Cómo reaccionaron los mercados en 2019 frente a este escenario económico más débil?
Mientras que el menor desempeño económico global afectó el dinamismo de las utilidades corporativas, los recortes en las tasas de política monetaria impulsaron a las bolsas globales y beneficiaron a los activos de renta fija, en la medida que las tasas de interés se vieron disminuidas. Más aún, los acercamientos entre China y EE.UU. hacia fines del ejercicio dieron un nuevo estímulo a los activos de riesgo hacia el cierre del año.
Para el caso de la renta variable, destacó el mayor avance de los mercados de países desarrollados, principalmente EE.UU., dada la mayor fortaleza relativa de su economía y compañías, mientras que Europa también disfrutó de un buen desempeño tras la moderación de riesgos internos y el anuncio de mayor liquidez de sus bancos centrales.
Por otro lado, las bolsas emergentes se mantuvieron rezagadas, en donde destacó el menor dinamismo de Latinoamérica. De hecho, al estancamiento de México y bajo crecimiento de Brasil, se sumaron las presiones sociopolíticas locales de algunos países, lo que compensó incluso noticias favorables provenientes desde el frente fiscal en Brasil.
Finalmente, quizás el hecho más relevante en la renta fija global tuvo relación con los niveles de tasas alcanzados en algunos países desarrollados. Aunque a nivel global las tasas de interés anotaron importantes caídas, destaca que, en una parte importante de países europeos, éstas se situaron en niveles negativos para plazos incluso superiores a 10 años.
¿Continuará la desaceleración económica global?
Las perspectivas para el año 2020 apuntan a un desempeño en que la economía global seguirá creciendo, pero ésta nuevamente lo hará a un ritmo modesto. Aunque tanto el consenso como instituciones globales (FMI) señalan que la actividad podría crecer algo más en el 2020, lo concreto es que este mayor avance estará determinado por la recuperación de economías que enfrentaron grandes problemas en el año 2019.
De hecho, en el caso de EE.UU., la Zona Euro y China, probablemente el ritmo de crecimiento sea algo más moderado. Sin embargo, también es cierto que, tras el impulso monetario otorgado por los bancos centrales en los últimos meses, algunos sectores a nivel global han comenzado a mostrar cierta estabilización, lo que modera de manera adicional los riesgos de una recesión. Latinoamérica podría mostrar también un mejor desempeño, alza que estará explicado por una mejora en países como Brasil y México, los cuales podrían comenzar a recuperarse tras el magro dinamismo registrado en trimestres previos.
Sin embargo, el escenario global sigue marcado por la existencia de riesgos relevantes. En primer lugar, volverá a destacar la evolución de las relaciones entre China y EE.UU. en un escenario de crecimiento acotado. A lo anterior, se le deberá adicionar las tensiones que puedan provocar los mensajes del líder de EE.UU., Donald Trump, en un año de elecciones presidenciales. Además, actualmente los bancos centrales del mundo han mantenido un agresivo plan de estímulo monetario gracias a que la inflación mundial se mantiene contenido. Así, esta última, de mostrar signos de recuperación, podría condicionar la asistencia de las instituciones monetarias, con potenciales consecuencias sobre el desempeño de la economía global.
¿Podrán los mercados sostener el alto desempeño observado en 2019?
Los mercados globales enfrentan un escenario de desafíos de cara al año 2020, en donde probablemente el desempeño de los activos globales sea más contenido que lo observado en el ejercicio previo.
Por un lado, las valorizaciones de algunos mercados accionarios han comenzado a situarse en niveles superiores a sus promedios históricos, lo que responde por cierto a los favorables retornos que vimos en el año 2019. Sin embargo, las utilidades corporativas no han recorrido el mismo camino, en la medida que se han visto afectadas por la desaceleración global. Aunque el consenso espera un mejor desempeño operacional de las compañías para el año entrante, esto dependerá finalmente si la actividad mundial logra estabilizar su desempeño y evitar así una recesión. En este escenario, seguiremos favoreciendo mercados que muestran mejores dinámicas internas, destacando nuevamente el caso de EE.UU.
En lo que respecta a la renta fija global, es probable que los principales bancos centrales del mundo comiencen a transitar hacia una política monetaria de tasas más estables, lo que podría contener el desempeño de esta clase de activos. Lo anterior, de todos modos, aún se enmarca en una estrategia de política monetaria altamente expansiva, lo que podría seguir beneficiando a las categorías corporativas. Sin embargo, en el actual escenario de crecimiento global, estimamos adecuado privilegiar aquellos instrumentos de clasificación de riesgo más elevada.
Economía
¿Continuará la desaceleración de Estados Unidos en 2020?
Luego de que la economía presentara un fuerte crecimiento de 3,0% en el año 2018, en el ejercicio que termina la actividad registró una desaceleración como resultado de un agotamiento del impulso fiscal y la incertidumbre en torno a las relaciones comerciales con China. Incluso, la inversión de la curva de los bonos del tesoro estadounidense a mediados de año hizo temer que los riesgos de una recesión en un futuro cercano pudieran materializarse. Así, se estima que probablemente la actividad económica crecerá a una cifra cercana a 2,3% en el año 2019.
Ante este escenario, la Reserva Federal, con el objetivo de dinamizar la economía y ante el deterioro global, recortó su tasa de referencia tres veces, ubicándola en un rango entre 1.50% y 1.75% a fines de diciembre, en un cambio radical de su política monetaria, luego de un período de alzas en los años anteriores. Los avances en las negociaciones comerciales entre las dos potencias y el ajuste en la política por parte de la Fed, parece augurar un crecimiento para la economía global en el año 2020. De todos modos, ésta seguirá moderando su ritmo de avance al aumentar en torno a 1.80% en dicho ejercicio, cifra consistente con su nivel de largo plazo, lo que sería soportado por mejores condiciones financieras y el apoyo proveniente desde consumo interno. Mientras tanto, la atención se centrará en las elecciones del próximo año, en donde cualquier cambio dependerá de quién tome las riendas en la Casa Blanca.
¿Cuáles son las expectativas económicas para la Zona Euro?
La Zona Euro inició el año con débiles resultados macro, lo que se vio reflejado en el deterioro de indicadores de confianza manufacturera, producción industrial y ventas minoristas, forzando de esta manera al Banco Central Europeo a adoptar una política monetaria expansiva. Así, la institución monetaria no sólo llevó la tasa de referencia a -0.50%, sino que además anunció estímulos adicionales con la compra de activos por 20,000 millones de euros al mes. Sin embargo, el crecimiento del tercer trimestre sorprendió al mercado, en donde destacó la recesión técnica que Alemania logró evitar, y los crecimientos robustos que presentaron países como Francia y España. Se espera un crecimiento moderado de 1.0% para el 2020, sustentado por mejores condiciones económicas que derivan de un resiliente mercado laboral e indicadores de confianza empresarial que, si bien se mantienen en terreno contractivo desde febrero, han venido mostrando una recuperación en lo más reciente.
En el Reino Unido, luego de que Boris Johnson fuera escogido como primer ministro en las elecciones celebradas a mitad de año, éste se ha visto forzado a solicitar una prórroga a la Unión Europea para enero del 2020, con la intención de buscar acuerdos al interior de su parlamento que aseguren una salida acordada de la región. Como consecuencia de ello, se espera que los efectos negativos sobre la economía inglesa disminuyan y se observe un mejor comportamiento económico.
¿Cómo reaccionarán las economías asiáticas en el 2020 a los continuos riesgos globales?
Luego de las continuas tensiones en las conversaciones comerciales entre EE.UU. y China, la economía del gigante asiático se ha visto debilitada. Así, los indicadores de exportaciones e importaciones han anotado retrocesos, mientras que los sectores industrial y retail se han desacelerado de manera importante. Ante esto, el gobierno chino ha llevado a cabo medidas de impulso fiscal y monetario que contrarresten el efecto de la guerra comercial, los cuales se espera lleven a una mejora en el crecimiento chino para el primer trimestre del 2020. Así, a pesar de los temores a una recesión global o de los riesgos ante un retraso en la firma de la “Fase 1” del acuerdo entre las dos potencias, las perspectivas para los países emergentes para el próximo año son más estables. De todos modos, la economía de China seguirá transitando por su proceso de transformación estructural que la llevará a crecer a cifras cercanas a 6.0% en el año 2020.
¿Crecimiento en economías latinoamericanas continuará rezagado?
Por otro lado, Latinoamérica se ha visto afectada no sólo por la incertidumbre proveniente desde el frente comercial, sino que además por los conflictos sociopolíticos internos que tuvieron lugar en la segunda mitad del año. Así, el crecimiento de la región ha sido inferior al observado en 2018, destacando el menor avance de Brasil y México. En particular, la actividad económica brasilera se vio condicionada por los problemas que afectaron a la industria, mientras que la inversión en México ha retrocedido y el consumo privado se ha desacelerado, llevando a la economía mexicana a un estancamiento.
Sin embargo, los bancos centrales de la región han comenzado a reaccionar al débil escenario macroeconómico, estimulando a la economía a través de políticas monetarias expansivas. Además, se han implementado algunas modificaciones fiscales, como fue el caso de Brasil que aprobó la reforma de pensiones, seguido de anuncios más estructurales. En la medida que el escenario descrito se concrete y los riesgos globales se mantengan contenidos, las economías latinoamericanas podrían mostrar una mejora para la primera mitad del próximo año, con lo que crecerían en torno a un 1.8% en el 2020.
Economía Local
El 2019 ha sido un año, que se encuentra académica y técnicamente en recesión, luego de haber hilado más de dos trimestres con decrecimiento. En el último trimestre reportado (3T19) el crecimiento fue de 0%. De cara al 2020 la situación en materia económica parecería mostrar un mejor panorama sin llegar a ser extraordinaria. De acuerdo con la encuesta sobre las expectativas de los especialistas en economía del sector privado de Banco de México se estima un crecimiento de 1.07% para el 2020. La dirección de las políticas públicas de la administración de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) seguirán siendo uno de los elementos más preponderantes en el comportamiento de corto y mediano plazo de la economía y los mercados financieros. A pesar de distintos eventos de impacto negativo como los recortes de calificación a PEMEX, el freno en la actividad económica -caso puntual del sector construcción- y la delicada situación de seguridad, la aceptación de AMLO es elevada. Desde hace algunos meses hemos tenido un discurso más pro mercado por parte de AMLO, prueba de ello es el reciente Plan Nacional de Infraestructura, lo cual ha mejorado de cierta forma el sentimiento del mercado. A esto último se unen algunas otras noticias positivas como la eventual ratificación del TMEC, las acciones tomadas por PEMEX para empezar un largo proceso de saneamiento financiero de la compañía, así como, un presupuesto de egresos e ingresos para el 2020 que sostiene una disciplina fiscal. Con la visibilidad que tenemos hasta este momento y un contexto global que parecería estar mejorando poco a poco, nos parece que hay condiciones suficientes para pensar en un mejor 2020 en materia económica, sin embargo, no podemos decir que todos los riesgos han desaparecido del radar -posibles rebajas a la calificación crediticia de México o PEMEX, una nueva oleada de tarifas arancelarias por parte de EEUU, una mayor desaceleración global, ejercicio del gasto público menor al programado en 2020, conflictos comerciales entre EEUU y el resto del mundo-. En cuanto a la inflación los resultados de la encuesta antes mencionada señalan que ésta podría ubicarse en 3.5% para todo el año, lo cual implicaría una ligera presión alcista frente al último dato publicado que ubica la comparativa anual en 2.97%, sin embargo, de cumplirse el estimado se encontraría dentro del rango objetivo del banco central (3% +/- 1%). En cuanto al tipo de cambio se estima un cierre sobre $20.00. Por último, se pronóstica que la tasa de referencia disminuya hasta 6.50%. Sobre este último punto vale la pena recordar que la tasa neutral de acuerdo con algunos análisis del Banco de México se encuentra alrededor de 5.50%, lo cual claramente le brinda margen de maniobra al organismo. En resumen, si bien se anticipa una reaceleración en la actividad económica, la preocupación es que en el caso del crecimiento seguiría estando por debajo del crecimiento potencial. El banco central seguirá recortando su tasa de referencia y se anticipa una mayor inversión pública y privada, al tiempo que el desempleo debiera permanecer en niveles históricamente bajos, con una inflación dentro del rango objetivo de BANXICO.
Riesgos Globales
El proteccionismo como nuevo orden mundial
Desde hace casi dos años la saga de la guerra comercial entre China y EE.UU. ha sido un factor determinante en el comportamiento de los mercados financieros. De hecho, podríamos decir que Donald Trump ha abierto frentes prácticamente con todo el mundo, como por ejemplo Japón, la Eurozona, Medio Oriente, América Latina, México y Canadá. Estas batallas comerciales sin lugar a duda seguirán siendo, más allá de que se concrete algún tipo de acuerdo inicial con China, el eje central en el discurso de campaña del presidente norteamericano. De acuerdo con diversas encuestas globales entre grandes inversionistas institucionales, éste es el principal riesgo que enfrentaremos en el 2020.
Los “brotes verdes” en la economía global, no resistirían mayor tensión comercial
La incertidumbre que ha generado la guerra comercial entre los tomadores de decisiones en las compañías ha provocado que desde inicios del 2018 veamos una franca desaceleración en el sector de manufactura a nivel global, al grado que en algunos países hemos evidenciado niveles de contracción en dicho sector. Por otra parte, si bien el sector de servicios no ha sido ajeno a la realidad económica global, sí que ha logrado sostener cierta resiliencia. En el 2019, la debilidad económica se generalizó a lo largo y ancho del mundo, sin embargo, de cara al fin de año hemos sido testigos de cierta estabilización económica, por lo que el consenso de economistas pronostica que ésta podría cobrar mayor tracción hacia el inicio del 2020. En este sentido, el riesgo que surge es una eventual escalada en las tensiones comerciales que pudieran reactivar el nerviosismo y la incertidumbre en el sector empresarial, lo que podría generar una mayor debilidad económica.
La situación política de EE.UU.
De acuerdo con las más recientes encuestas, el 53% de los norteamericanos desaprueba el trabajo del presidente Donald Trump, al tiempo que éste enfrenta un proceso de juicio político. Las probabilidades de destitución no son iguales a cero, pero mientras los republicanos controlen el Senado las probabilidades parecerían bajas, sin embargo, el ruido político sobre dicho proceso podría intensificarse en los próximos meses. Por otra parte, son cada vez más las encuestas que muestran como los candidatos demócratas han venido ganando terreno frente a Trump. Sin lugar a duda falta mucho para las elecciones de los candidatos a la Presidencia de EE.UU. y falta más para la elección presidencial, pero no cabe duda de que ésta será un factor de incertidumbre para los mercados financieros.
El destino de la política monetaria es más incierto
Durante todo el 2019 hemos visto mucha actividad por parte de los distintos bancos centrales del mundo. La regla durante este año fue recortar la tasa de referencia para apoyar la debilidad económica global que venía gestándose desde inicios del 2018. Las bajas en las tasas, así como la renovada implementación de estímulos monetarios, han sido clave para el extraordinario comportamiento que han tenido los mercados de renta variable a nivel global. Sin embargo, dado que recientemente hemos visto cierta estabilización en algunos indicadores de actividad económica, es probable que, al menos por algún tiempo, una buena parte de los bancos que recortaron sus tasas hagan una pausa o, en un escenario alterno si las condiciones económicas mejoran más allá de lo previsto capaz de generar una reactivación de la inflación, los banqueros centrales se podrían ver con una enorme presión para subir tasas, retirando así el estímulo monetario actual.
Renta Variable Global
¿Cuáles fueron las claves del buen desempeño bursátil del 2019?
El año 2019 estuvo marcado por un aumento en los precios de la renta variable en términos generales. El ACWI, índice global, alcanzó retornos sobre el 20%, donde destacó en particular los avances del S&P500, que se anotó como el indicador bursátil de mejor desempeño. Por otro lado, Latinoamérica quedó rezagada, con un retorno en dólares menor a un 5.0%.
Descomponiendo las características del rally, encontramos que gran parte del alza en los mercados se debió al activo rol que tuvieron los principales Bancos Centrales del mundo a través de la implementación de estímulos monetarios, la cual no fue acompañada con un avance en las utilidades. Lo anterior provocó que las valorizaciones de los principales mercados, especialmente en Estados Unidos y Europa, se encarecieran, ubicándose por sobre sus valorizaciones históricas. Con respecto a esto último, y a pesar de que se esperaba un bajo crecimiento en las utilidades corporativas, e incluso, un decrecimiento para el caso del S&P500, los resultados finales terminaron sorprendiendo positivamente al consenso de mercado, tanto por el lado de las ventas como por las utilidades por acción. Lo anterior, debido a que los analistas descontaban un escenario más pesimista y un daño mayor producto de la desaceleración y la guerra comercial.
Lo anterior ocurrió en un año donde la desaceleración global y la incertidumbre provocada por la guerra comercial dañó las expectativas iniciales que se tenían para los resultados de las compañías durante 2019, y de la cual ninguna zona pudo escapar, siendo las más expuestas al comercio internacional (Asia Emergente, Japón y Europa), las regiones más afectadas.
¿Cuál es el escenario que enfrenta la Renta Variable en el 2020?
Para el 2020, el mercado espera una aceleración en el crecimiento de las utilidades de las compañías, lo que vendría acompañado de una estabilización en la actividad económica global. Así, se espera que el ACWI termine el año con avances en las utilidades por acción de un 10%, consistente con una mejora en los indicadores macroeconómicos globales y una menor base comparativa. Entrando en las principales regiones del mundo, destacan las expectativas sobre los resultados corporativos de Asia Emergente (15.0%), Latinoamérica (15.2%) y Estados Unidos (10.5%).
Sin embargo, el escenario para la renta variable sigue siendo complejo y desafiante, cuyo desempeño estará ligado a la evolución de los principales riesgos globales y a la reacción de las compañías a estos. Debido a lo anterior, y a que las valorizaciones, pese a no estar en niveles excesivamente elevadas, sí se encuentran por sobre sus promedios históricos en los mercados más importantes, mantenemos una posición neutral entre Renta Variable y Renta Fija. Nuestra principal convicción, continúa siendo Estados Unidos por su fortaleza macroeconómica, corporativa y laboral, además de ser la región menos expuesta al comercio internacional en relación con su Producto Interno Bruto.
Renta Variable Local
Al cierre de noviembre la renta variable local ha tenido un pobre desempeño comparado con lo acontecido en las principales bolsas del mundo. En términos de pesos el IPC ha dado un retorno de 2.83%, lo cual ha sido reflejo de los pobres resultados corporativos que han mostrado las compañías, la desaceleración económica que hemos experimentado y sobre la incertidumbre política que vimos sobre todo en los primeros meses del año. Desde hace algunos meses hemos tenido un discurso más promercado por parte de AMLO, observamos una incipiente mejoría en el sentimiento de los inversionistas. Por otra parte, las valuaciones siguen siendo de las más atractivas de la región. El múltiplo P/U adelantado se ubica sobre 13.2x por debajo del promedio histórico de 16.61x, al tiempo que P/VL cotiza sobre 2.00x versus un 2.70x histórico. El próximo año se espera un mejor comportamiento económico y un crecimiento en utilidades de alrededor de 10% de acuerdo con el consenso. Una eventual ratificación del TMEC, podría ser el detonador que algunos inversionistas han estado esperando para saltar dentro del mercado accionario mexicano. Los principales riesgos o desafíos para las acciones en año entrante son: la debilidad económica persistente en la industria, la elevada correlación que existe entre el desempeño del PIB nacional y las utilidades de las compañías, la posibilidad de un eventual recorte en la calificación soberana, así eventuales shocks externos. En los meses recientes el IPC ha estado operando en un rango relativamente acotado entre 42,000pts. y 44,000pts., derivado de falta de catalizadores contundentes que brinden impulso al mercado. Las condiciones locales de cara al año próximo podrían favorecer un movimiento positivo para la bolsa mexicana, sobre todo si el contexto global también muestra mejores condiciones. La situación política-social de América Latina también ha sido un factor que impide un mejor comportamiento de las acciones mexicanas, pero esto en algún punto se podría convertir en un punto favorable en caso de que las condiciones político-económico mejoren ligeramente en México, ya que en el marco regional los inversionistas extranjeros podrían encontrar valor relativo. Sin lugar a duda las empresas mexicanas enfrentan un panorama complicado y desafiante, pero también es un hecho que las bases comparativas en el 2020 serán favorables.
Renta Fija Global
Cambios inesperados en la política monetaria condicionaron el desempeño de la renta fija en 2019
Durante el año 2019, unos de los factores que mayores impulsos generaron sobre los activos de inversión terminó siendo el giro en el manejo de política monetaria de los principales bancos centrales del mundo. De hecho, recordemos que en la última reunión de política monetaria del año 2018 la Fed anunció un aumento en su tasa rectora. Lo anterior, claramente dista de la estrategia que las instituciones monetarias aplicaron en el transcurso del 2019, por cuanto la desaceleración de la economía impulsó a los bancos centrales a volver a aplicar medidas de estímulo monetario, situación que favoreció el desempeño de la renta fija a nivel global.
¿Cuál es la tendencia de cara al 2020?
Aunque los principales bancos centrales han mantenido una postura de política monetaria expansiva, dichas instituciones podrían comenzar a implementar una estrategia de mayor estabilidad en 2020. Lo anterior, se atribuiría no sólo a los bajos niveles que han alcanzado las tasas rectoras, sino que además por algunas señales más positivas conocidas recientemente en indicadores de actividad que responden a dichos estímulos. Así, es posible que, por ejemplo, la Fed mantenga su tasa de fondos federales en su nivel actual por un período prolongado, situación que creemos podría condicionar el desempeño de la renta fija de gobierno a nivel global durante el año 2020.
En función de este escenario, y considerando los bajos niveles exhibidos actualmente, las tasas de bonos de gobierno estadounidense podrían mantenerse en torno a los niveles actuales durante el primer semestre del año, no siendo descartables observar cifras algo superiores en la medida que la economía logre estabilizarse y los riesgos globales no consigan intensificarse. Con esto, el consenso estima que las tasas a 10 años de bonos de gobierno en dólares finalicen el ejercicio 2020 en niveles de 2.0%.
¿Y con respecto a los corporativos?
Los spreads corporativos se han mantenido contenidos durante los últimos trimestres, en la medida que los bancos centrales han implementado una política monetaria expansiva. En términos de perspectivas, existen diversos factores que podrían afectar el desempeño de la categoría hacia el año 2020.
Por un lado, si bien los principales bancos centrales del mundo podrían comenzar a mantener sus tasas en sus niveles actuales, estas continúan siendo altamente expansivas, lo que últimamente es beneficioso para las categorías corporativas. Además, el menor crecimiento de la inversión a nivel global podría generar menores emisiones de deuda en los mercados internacionales que en años anteriores, en la medida que las necesidades de financiamiento disminuyen, lo que también se condice con spreads más contenidos. Por el contrario, la salud financiera de las empresas se ha ido deteriorado a lo largo del 2019 en todas las categorías, situación que respondería principalmente al debilitamiento de la economía global.
En el caso de los países emergentes, si bien sus perspectivas siguen condicionadas a las tensiones de comercio internacional entre China y EE.UU., algunas de estas regiones, tales como Latinoamérica, podría comenzar a mostrar mejores cifras de crecimiento en el agregado, en la medida que sus principales economías comienzan a estabilizarse tras un desempeño más pobre observado en trimestres pasado, situación que podría transformarse en un impulso para la categoría.
¿Qué podemos concluir?
Con todo, para el año 2020 las tasas de gobierno de EE.UU. podrían mantenerse en torno a sus niveles actuales en la medida que la Reserva Federal adopta una política monetaria más estable para dicho ejercicio. En este escenario, es posible que los spreads corporativos se mantengan presionados, sin embargo, el contenido crecimiento de la actividad global podría condicionar la capacidad de pago de las compañías de menor clasificación de riesgo, haciendo más adecuado la exposición a instrumentos de mejor clasificación crediticia.
Renta Fija Local
Derivado de un contexto global de bajas tasas apuntalado por políticas monetarias laxas por parte de los principales bancos centrales del mundo para mitigar los perniciosos efectos en la economía de la guerra comercial entre China y EEUU, vimos en México caídas relevantes en las tasas de mediano y largo plazo durante el presente año. Sólo como referencia podemos señalar que hace un par de meses la cantidad de bonos gubernamentales y corporativos que pagaban retornos negativos alrededor del mundo rondaba los USD$17 trillones. En el contexto señalado el diferencial de tasas que ofrecía y todavía ofrecen los bonos mexicanos versus sus pares estadounidenses son francamente atractivos. Para ejemplificar lo anterior podemos señalar que el diferencial entre el bono de 10 años de EEUU y el México alcanzó niveles superiores a los 600 puntos base hacia finales del 2018, para después ceder terreno y caer incluso por debajo de los 500 puntos base en algún momento del 2019. La curva de tasas mexicana se encuentra invertida, es decir que los cortos plazos pagan más tasas que los medianos y largos. De cara al 2020 y a la expectativa de que el Banco de México seguirá sosteniendo una política monetaria laxa durante el 2020, es de esperar que eventualmente las tasas de corto plazo se ajusten de forma agresiva a la baja para absorber los movimientos en la tasa de referencia. El mercado descuenta recortes por hasta 100pb el año próximo. Al cierre del 2018 el bono de referencia mexicano a diez años alcanzó niveles cercanos a 9.40% a mediados de noviembre del 2019 se ubicó sobre 6.75% para después rebotar hasta 7.00%. Para el año próximo resulta complicado pensar que podríamos ver una caída como la mencionada, pero mientras el Banco de México siga recortando su tasa de referencia podemos pensar que los bonos de mediano y largo plazo a tasa nominal podrían tener un mejor comportamiento relativo, sin embargo, no descartamos episodios de volatilidad pues el comportamiento de bono de diez años mexicano está íntimamente ligado al diez años estadounidense el cual podría incrementar su tasa si es que la actividad económica cobra cierto impulso en los próximos meses. Pensamos que eventuales alzas en los bonos mexicanos podrían ser aprovechadas para ir tomando posiciones de forma gradual, pues en el contexto global las tasas que pagan los bonos mexicanos seguirán siendo francamente atractivas en términos relativos y generales.
Materias Primas
Un 2019 marcado por el mayor valor del oro en medio de la desaceleración global.
Durante el 2019, el desempeño de los precios de las materias primas estuvo enmarcado en el contexto de la evolución de las tensiones comerciales entre los EE.UU. y China, así como en el deterioro de las expectativas de crecimiento a nivel global. En dicho sentido, la prolongación de las tensiones comerciales incidió a lo largo del año en la revisión a la baja de los pronósticos de crecimiento de la economía mundial, impactando de manera negativa los precios de las materias primas tales como el petróleo y el cobre, ante una expectativa de desaceleración de la demanda. Entre tanto, en un entorno de mayor incertidumbre y bajas tasas de interés, el oro se vio favorecido registrando una valorización aproximada del 12.0%.
¿Qué esperar en 2020? ¿Se mantendrá la disparidad entre el precio del oro vs el petróleo y cobre?
Para el 2020, el desempeño de las materias primas nuevamente estará determinado, en gran medida, por la dinámica de crecimiento global y por la evolución de las conversaciones en el ámbito comercial. Una recuperación de la economía mundial, así como una economía china que no registre una desaceleración más fuerte de lo esperado, será esencial para un desempeño favorable de los commodities.
En cuanto al petróleo, su evolución estará asociada también a otros factores como el cumplimiento por parte de los países miembros de los recortes acordados por la OPEP para el próximo año, que le pueden poner un piso a la cotización del crudo, así como de la evolución de la producción de petróleo de esquisto en los EE.UU. y las tensiones geopolíticas en el Golfo Pérsico, no obstante que los ataques de septiembre en Arabia Saudita demostraron la capacidad de una rápida restitución de la producción sin mayores afectaciones en la oferta de petróleo.
En cuanto al cobre, los últimos datos de actividad manufacturera en el mundo han sugerido una potencial estabilización del sector, a la espera de la evolución de los acuerdos comerciales entre EE.UU. y China, lo cual implicaría una mayor demanda del metal si observamos datos más favorables a lo largo del año. Asimismo, si el gobierno de China decide implementar planes de estímulos fiscales que impliquen un impulso a la inversión, podríamos tener una demanda sostenida del metal rojo. No obstante, ante las expectativas de crecimiento contenido de la economía global, las estimaciones de los analistas sugieren un precio del cobre más estable para el año 2020.
Finalmente, en el caso del oro, se estima una demanda creciente por el incremento de las reservas por parte de los bancos centrales en el mundo, así como por una robusta demanda física por el crecimiento de los fondos de inversión atados a su desempeño y la tradicional demanda privada proveniente desde India. Igualmente, un entorno de bajas tasas de interés a nivel mundial y políticas monetarias expansivas que deberían mantenerse a lo largo del 2020, ponen piso a la cotización de este metal precioso.
Acerca de SURA Asset Management México
El portafolio de negocios de SURA AM México incluye Afore SURA e Inversión. Al primer semestre de 2019 administraba un total de USD 29.0 billones de activos, con poco más de 3,300 empleados y 7.8 millones de clientes.
Acerca de SURA Asset Management
SURA Asset Management es una Compañía experta en pensiones, administración de activos, ahorro e inversión con presencia en Chile, México, Colombia, Perú, El Salvador y Uruguay. Es una filial de Grupo SURA, con otros accionistas de participación minoritaria. Al primer semestre de 2019, SURA Asset Management cuenta con USD 143.0 billones en activos bajo administración pertenecientes a 20.2 millones de clientes en la región.
* Clientes y AUM incluyen a AFP Protección en Colombia y AFP Crecer en El Salvador, aunque no son compañías controladas, SURA AM posee una participación relevante.¿Cuál fue el desempeño de la economía global en 2019?: Sura
¿Cuál fue el desempeño de la economía global en el año 2019?
En el año 2019, la actividad económica mundial mostró una marcada desaceleración respecto de los avances observados en el ejercicio previo. Es así como la dinámica del comercio global se vio afectada en la medida que China y EE.UU. anunciaron nuevos aranceles, situación que condicionó marcadamente el desempeño de sectores exportadores, como es el caso de la industria manufacturera, al mismo tiempo quitó dinamismo a la inversión mundial.
Con esto, los temores sobre una nueva recesión se incrementaron durante 2019, generando períodos de elevada volatilidad en los mercados. Es más, economías altamente expuestas al comercio global, como es el caso de Japón y Alemania, presentaron un deterioro importante en sus indicadores económicos.
A pesar de lo anterior, la economía global consiguió mantener su crecimiento en curso. Esto, en la medida que los mercados laborales presentaron una sorprendente resiliencia, dando espacios para que el consumo interno lograra sostener la actividad mundial.
El escenario descrito llevó a la gran mayoría de bancos centrales a dar un giro en materia de política monetaria, los cuales se embarcaron en nuevos procesos de recortes de tasas de interés, tal como fue el caso de la Reserva Federal, el Banco Central Europeo e incluso una parte importante de las instituciones monetarias de América Latina.
¿Cómo reaccionaron los mercados en 2019 frente a este escenario económico más débil?
Mientras que el menor desempeño económico global afectó el dinamismo de las utilidades corporativas, los recortes en las tasas de política monetaria impulsaron a las bolsas globales y beneficiaron a los activos de renta fija, en la medida que las tasas de interés se vieron disminuidas.
Más aún, los acercamientos entre China y EE.UU. hacia fines del ejercicio dieron un nuevo estímulo a los activos de riesgo hacia el cierre del año.
Para el caso de la renta variable, destacó el mayor avance de los mercados de países desarrollados, principalmente EE.UU., dada la mayor fortaleza relativa de su economía y compañías, mientras que Europa también disfrutó de un buen desempeño tras la moderación de riesgos internos y el anuncio de mayor liquidez de sus bancos centrales.
Por otro lado, las bolsas emergentes se mantuvieron rezagadas, en donde destacó el menor dinamismo de Latinoamérica. De hecho, al estancamiento de México y bajo crecimiento de Brasil, se sumaron las presiones sociopolíticas locales de algunos países, lo que compensó incluso noticias favorables provenientes desde el frente fiscal en Brasil.
Finalmente, quizás el hecho más relevante en la renta fija global tuvo relación con los niveles de tasas alcanzados en algunos países desarrollados. Aunque a nivel global las tasas de interés anotaron importantes caídas, destaca que, en una parte importante de países europeos, éstas se situaron en niveles negativos para plazos incluso superiores a 10 años.
¿Continuará la desaceleración económica global?
Las perspectivas para el año 2020 apuntan a un desempeño en que la economía global seguirá creciendo, pero ésta nuevamente lo hará a un ritmo modesto. Aunque tanto el consenso como instituciones globales (FMI) señalan que la actividad podría crecer algo más en el 2020, lo concreto es que este mayor avance estará determinado por la recuperación de economías que enfrentaron grandes problemas en el año 2019.
De hecho, en el caso de EE.UU., la Zona Euro y China, probablemente el ritmo de crecimiento sea algo más moderado. Sin embargo, también es cierto que, tras el impulso monetario otorgado por los bancos centrales en los últimos meses, algunos sectores a nivel global han comenzado a mostrar cierta estabilización, lo que modera de manera adicional los riesgos de una recesión. Latinoamérica podría mostrar también un mejor desempeño, alza que estará explicado por una mejora en países como Brasil y México, los cuales podrían comenzar a recuperarse tras el magro dinamismo registrado en trimestres previos.
Sin embargo, el escenario global sigue marcado por la existencia de riesgos relevantes. En primer lugar, volverá a destacar la evolución de las relaciones entre China y EE.UU. en un escenario de crecimiento acotado. A lo anterior, se le deberá adicionar las tensiones que puedan provocar los mensajes del líder de EE.UU., Donald Trump, en un año de elecciones presidenciales. Además, actualmente los bancos centrales del mundo han mantenido un agresivo plan de estímulo monetario gracias a que la inflación mundial se mantiene contenido. Así, esta última, de mostrar signos de recuperación, podría condicionar la asistencia de las instituciones monetarias, con potenciales consecuencias sobre el desempeño de la economía global.
¿Podrán los mercados sostener el alto desempeño observado en 2019?
Los mercados globales enfrentan un escenario de desafíos de cara al año 2020, en donde probablemente el desempeño de los activos globales sea más contenido que lo observado en el ejercicio previo.
Por un lado, las valorizaciones de algunos mercados accionarios han comenzado a situarse en niveles superiores a sus promedios históricos, lo que responde por cierto a los favorables retornos que vimos en el año 2019. Sin embargo, las utilidades corporativas no han recorrido el mismo camino, en la medida que se han visto afectadas por la desaceleración global. Aunque el consenso espera un mejor desempeño operacional de las compañías para el año entrante, esto dependerá finalmente si la actividad mundial logra estabilizar su desempeño y evitar así una recesión. En este escenario, seguiremos favoreciendo mercados que muestran mejores dinámicas internas, destacando nuevamente el caso de EE.UU.
En lo que respecta a la renta fija global, es probable que los principales bancos centrales del mundo comiencen a transitar hacia una política monetaria de tasas más estables, lo que podría contener el desempeño de esta clase de activos. Lo anterior, de todos modos, aún se enmarca en una estrategia de política monetaria altamente expansiva, lo que podría seguir beneficiando a las categorías corporativas. Sin embargo, en el actual escenario de crecimiento global, estimamos adecuado privilegiar aquellos instrumentos de clasificación de riesgo más elevada.
Economía
¿Continuará la desaceleración de Estados Unidos en 2020?
Luego de que la economía presentara un fuerte crecimiento de 3,0% en el año 2018, en el ejercicio que termina la actividad registró una desaceleración como resultado de un agotamiento del impulso fiscal y la incertidumbre en torno a las relaciones comerciales con China. Incluso, la inversión de la curva de los bonos del tesoro estadounidense a mediados de año hizo temer que los riesgos de una recesión en un futuro cercano pudieran materializarse. Así, se estima que probablemente la actividad económica crecerá a una cifra cercana a 2,3% en el año 2019.
Ante este escenario, la Reserva Federal, con el objetivo de dinamizar la economía y ante el deterioro global, recortó su tasa de referencia tres veces, ubicándola en un rango entre 1.50% y 1.75% a fines de diciembre, en un cambio radical de su política monetaria, luego de un período de alzas en los años anteriores. Los avances en las negociaciones comerciales entre las dos potencias y el ajuste en la política por parte de la Fed, parece augurar un crecimiento para la economía global en el año 2020. De todos modos, ésta seguirá moderando su ritmo de avance al aumentar en torno a 1.80% en dicho ejercicio, cifra consistente con su nivel de largo plazo, lo que sería soportado por mejores condiciones financieras y el apoyo proveniente desde consumo interno. Mientras tanto, la atención se centrará en las elecciones del próximo año, en donde cualquier cambio dependerá de quién tome las riendas en la Casa Blanca.
¿Cuáles son las expectativas económicas para la Zona Euro?
La Zona Euro inició el año con débiles resultados macro, lo que se vio reflejado en el deterioro de indicadores de confianza manufacturera, producción industrial y ventas minoristas, forzando de esta manera al Banco Central Europeo a adoptar una política monetaria expansiva. Así, la institución monetaria no sólo llevó la tasa de referencia a -0.50%, sino que además anunció estímulos adicionales con la compra de activos por 20,000 millones de euros al mes. Sin embargo, el crecimiento del tercer trimestre sorprendió al mercado, en donde destacó la recesión técnica que Alemania logró evitar, y los crecimientos robustos que presentaron países como Francia y España.
Se espera un crecimiento moderado de 1.0% para el 2020, sustentado por mejores condiciones económicas que derivan de un resiliente mercado laboral e indicadores de confianza empresarial que, si bien se mantienen en terreno contractivo desde febrero, han venido mostrando una recuperación en lo más reciente.
En el Reino Unido, luego de que Boris Johnson fuera escogido como primer ministro en las elecciones celebradas a mitad de año, éste se ha visto forzado a solicitar una prórroga a la Unión Europea para enero del 2020, con la intención de buscar acuerdos al interior de su parlamento que aseguren una salida acordada de la región. Como consecuencia de ello, se espera que los efectos negativos sobre la economía inglesa disminuyan y se observe un mejor comportamiento económico.
¿Cómo reaccionarán las economías asiáticas en el 2020 a los continuos riesgos globales?
Luego de las continuas tensiones en las conversaciones comerciales entre EE.UU. y China, la economía del gigante asiático se ha visto debilitada. Así, los indicadores de exportaciones e importaciones han anotado retrocesos, mientras que los sectores industrial y retail se han desacelerado de manera importante. Ante esto, el gobierno chino ha llevado a cabo medidas de impulso fiscal y monetario que contrarresten el efecto de la guerra comercial, los cuales se espera lleven a una mejora en el crecimiento chino para el primer trimestre del 2020. Así, a pesar de los temores a una recesión global o de los riesgos ante un retraso en la firma de la “Fase 1” del acuerdo entre las dos potencias, las perspectivas para los países emergentes para el próximo año son más estables. De todos modos, la economía de China seguirá transitando por su proceso de transformación estructural que la llevará a crecer a cifras cercanas a 6.0% en el año 2020.
¿Crecimiento en economías latinoamericanas continuará rezagado?
Por otro lado, Latinoamérica se ha visto afectada no sólo por la incertidumbre proveniente desde el frente comercial, sino que además por los conflictos sociopolíticos internos que tuvieron lugar en la segunda mitad del año. Así, el crecimiento de la región ha sido inferior al observado en 2018, destacando el menor avance de Brasil y México. En particular, la actividad económica brasilera se vio condicionada por los problemas que afectaron a la industria, mientras que la inversión en México ha retrocedido y el consumo privado se ha desacelerado, llevando a la economía mexicana a un estancamiento.
Sin embargo, los bancos centrales de la región han comenzado a reaccionar al débil escenario macroeconómico, estimulando a la economía a través de políticas monetarias expansivas. Además, se han implementado algunas modificaciones fiscales, como fue el caso de Brasil que aprobó la reforma de pensiones, seguido de anuncios más estructurales. En la medida que el escenario descrito se concrete y los riesgos globales se mantengan contenidos, las economías latinoamericanas podrían mostrar una mejora para la primera mitad del próximo año, con lo que crecerían en torno a un 1.8% en el 2020.
Economía Local
El 2019 ha sido un año, que se encuentra académica y técnicamente en recesión, luego de haber hilado más de dos trimestres con decrecimiento. En el último trimestre reportado (3T19) el crecimiento fue de 0%. De cara al 2020 la situación en materia económica parecería mostrar un mejor panorama sin llegar a ser extraordinaria. De acuerdo con la encuesta sobre las expectativas de los especialistas en economía del sector privado de Banco de México se estima un crecimiento de 1.07% para el 2020. La dirección de las políticas públicas de la administración de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) seguirán siendo uno de los elementos más preponderantes en el comportamiento de corto y mediano plazo de la economía y los mercados financieros. A pesar de distintos eventos de impacto negativo como los recortes de calificación a PEMEX, el freno en la actividad económica -caso puntual del sector construcción- y la delicada situación de seguridad, la aceptación de AMLO es elevada. Desde hace algunos meses hemos tenido un discurso más pro mercado por parte de AMLO, prueba de ello es el reciente Plan Nacional de Infraestructura, lo cual ha mejorado de cierta forma el sentimiento del mercado. A esto último se unen algunas otras noticias positivas como la eventual ratificación del TMEC, las acciones tomadas por PEMEX para empezar un largo proceso de saneamiento financiero de la compañía, así como, un presupuesto de egresos e ingresos para el 2020 que sostiene una disciplina fiscal. Con la visibilidad que tenemos hasta este momento y un contexto global que parecería estar mejorando poco a poco, nos parece que hay condiciones suficientes para pensar en un mejor 2020 en materia económica, sin embargo, no podemos decir que todos los riesgos han desaparecido del radar -posibles rebajas a la calificación crediticia de México o PEMEX, una nueva oleada de tarifas arancelarias por parte de EEUU, una mayor desaceleración global, ejercicio del gasto público menor al programado en 2020, conflictos comerciales entre EEUU y el resto del mundo-. En cuanto a la inflación los resultados de la encuesta antes mencionada señalan que ésta podría ubicarse en 3.5% para todo el año, lo cual implicaría una ligera presión alcista frente al último dato publicado que ubica la comparativa anual en 2.97%, sin embargo, de cumplirse el estimado se encontraría dentro del rango objetivo del banco central (3% +/- 1%). En cuanto al tipo de cambio se estima un cierre sobre $20.00. Por último, se pronóstica que la tasa de referencia disminuya hasta 6.50%. Sobre este último punto vale la pena recordar que la tasa neutral de acuerdo con algunos análisis del Banco de México se encuentra alrededor de 5.50%, lo cual claramente le brinda margen de maniobra al organismo. En resumen, si bien se anticipa una reaceleración en la actividad económica, la preocupación es que en el caso del crecimiento seguiría estando por debajo del crecimiento potencial. El banco central seguirá recortando su tasa de referencia y se anticipa una mayor inversión pública y privada, al tiempo que el desempleo debiera permanecer en niveles históricamente bajos, con una inflación dentro del rango objetivo de BANXICO.
Riesgos Globales
El proteccionismo como nuevo orden mundial
Desde hace casi dos años la saga de la guerra comercial entre China y EE.UU. ha sido un factor determinante en el comportamiento de los mercados financieros. De hecho, podríamos decir que Donald Trump ha abierto frentes prácticamente con todo el mundo, como por ejemplo Japón, la Eurozona, Medio Oriente, América Latina, México y Canadá. Estas batallas comerciales sin lugar a duda seguirán siendo, más allá de que se concrete algún tipo de acuerdo inicial con China, el eje central en el discurso de campaña del presidente norteamericano. De acuerdo con diversas encuestas globales entre grandes inversionistas institucionales, éste es el principal riesgo que enfrentaremos en el 2020.
Los “brotes verdes” en la economía global, no resistirían mayor tensión comercial
La incertidumbre que ha generado la guerra comercial entre los tomadores de decisiones en las compañías ha provocado que desde inicios del 2018 veamos una franca desaceleración en el sector de manufactura a nivel global, al grado que en algunos países hemos evidenciado niveles de contracción en dicho sector. Por otra parte, si bien el sector de servicios no ha sido ajeno a la realidad económica global, sí que ha logrado sostener cierta resiliencia. En el 2019, la debilidad económica se generalizó a lo largo y ancho del mundo, sin embargo, de cara al fin de año hemos sido testigos de cierta estabilización económica, por lo que el consenso de economistas pronostica que ésta podría cobrar mayor tracción hacia el inicio del 2020. En este sentido, el riesgo que surge es una eventual escalada en las tensiones comerciales que pudieran reactivar el nerviosismo y la incertidumbre en el sector empresarial, lo que podría generar una mayor debilidad económica.
La situación política de EE.UU.
De acuerdo con las más recientes encuestas, el 53% de los norteamericanos desaprueba el trabajo del presidente Donald Trump, al tiempo que éste enfrenta un proceso de juicio político. Las probabilidades de destitución no son iguales a cero, pero mientras los republicanos controlen el Senado las probabilidades parecerían bajas, sin embargo, el ruido político sobre dicho proceso podría intensificarse en los próximos meses. Por otra parte, son cada vez más las encuestas que muestran como los candidatos demócratas han venido ganando terreno frente a Trump. Sin lugar a duda falta mucho para las elecciones de los candidatos a la Presidencia de EE.UU. y falta más para la elección presidencial, pero no cabe duda de que ésta será un factor de incertidumbre para los mercados financieros.
El destino de la política monetaria es más incierto
Durante todo el 2019 hemos visto mucha actividad por parte de los distintos bancos centrales del mundo. La regla durante este año fue recortar la tasa de referencia para apoyar la debilidad económica global que venía gestándose desde inicios del 2018. Las bajas en las tasas, así como la renovada implementación de estímulos monetarios, han sido clave para el extraordinario comportamiento que han tenido los mercados de renta variable a nivel global. Sin embargo, dado que recientemente hemos visto cierta estabilización en algunos indicadores de actividad económica, es probable que, al menos por algún tiempo, una buena parte de los bancos que recortaron sus tasas hagan una pausa o, en un escenario alterno si las condiciones económicas mejoran más allá de lo previsto capaz de generar una reactivación de la inflación, los banqueros centrales se podrían ver con una enorme presión para subir tasas, retirando así el estímulo monetario actual.
Renta Variable Global
¿Cuáles fueron las claves del buen desempeño bursátil del 2019?
El año 2019 estuvo marcado por un aumento en los precios de la renta variable en términos generales. El ACWI, índice global, alcanzó retornos sobre el 20%, donde destacó en particular los avances del S&P500, que se anotó como el indicador bursátil de mejor desempeño. Por otro lado, Latinoamérica quedó rezagada, con un retorno en dólares menor a un 5.0%.
Descomponiendo las características del rally, encontramos que gran parte del alza en los mercados se debió al activo rol que tuvieron los principales Bancos Centrales del mundo a través de la implementación de estímulos monetarios, la cual no fue acompañada con un avance en las utilidades. Lo anterior provocó que las valorizaciones de los principales mercados, especialmente en Estados Unidos y Europa, se encarecieran, ubicándose por sobre sus valorizaciones históricas. Con respecto a esto último, y a pesar de que se esperaba un bajo crecimiento en las utilidades corporativas, e incluso, un decrecimiento para el caso del S&P500, los resultados finales terminaron sorprendiendo positivamente al consenso de mercado, tanto por el lado de las ventas como por las utilidades por acción. Lo anterior, debido a que los analistas descontaban un escenario más pesimista y un daño mayor producto de la desaceleración y la guerra comercial.
Lo anterior ocurrió en un año donde la desaceleración global y la incertidumbre provocada por la guerra comercial dañó las expectativas iniciales que se tenían para los resultados de las compañías durante 2019, y de la cual ninguna zona pudo escapar, siendo las más expuestas al comercio internacional (Asia Emergente, Japón y Europa), las regiones más afectadas.
¿Cuál es el escenario que enfrenta la Renta Variable en el 2020?
Para el 2020, el mercado espera una aceleración en el crecimiento de las utilidades de las compañías, lo que vendría acompañado de una estabilización en la actividad económica global. Así, se espera que el ACWI termine el año con avances en las utilidades por acción de un 10%, consistente con una mejora en los indicadores macroeconómicos globales y una menor base comparativa. Entrando en las principales regiones del mundo, destacan las expectativas sobre los resultados corporativos de Asia Emergente (15.0%), Latinoamérica (15.2%) y Estados Unidos (10.5%).
Sin embargo, el escenario para la renta variable sigue siendo complejo y desafiante, cuyo desempeño estará ligado a la evolución de los principales riesgos globales y a la reacción de las compañías a estos. Debido a lo anterior, y a que las valorizaciones, pese a no estar en niveles excesivamente elevadas, sí se encuentran por sobre sus promedios históricos en los mercados más importantes, mantenemos una posición neutral entre Renta Variable y Renta Fija. Nuestra principal convicción, continúa siendo Estados Unidos por su fortaleza macroeconómica, corporativa y laboral, además de ser la región menos expuesta al comercio internacional en relación con su Producto Interno Bruto.
Renta Variable Local
Al cierre de noviembre la renta variable local ha tenido un pobre desempeño comparado con lo acontecido en las principales bolsas del mundo. En términos de pesos el IPC ha dado un retorno de 2.83%, lo cual ha sido reflejo de los pobres resultados corporativos que han mostrado las compañías, la desaceleración económica que hemos experimentado y sobre la incertidumbre política que vimos sobre todo en los primeros meses del año. Desde hace algunos meses hemos tenido un discurso más promercado por parte de AMLO, observamos una incipiente mejoría en el sentimiento de los inversionistas. Por otra parte, las valuaciones siguen siendo de las más atractivas de la región. El múltiplo P/U adelantado se ubica sobre 13.2x por debajo del promedio histórico de 16.61x, al tiempo que P/VL cotiza sobre 2.00x versus un 2.70x histórico. El próximo año se espera un mejor comportamiento económico y un crecimiento en utilidades de alrededor de 10% de acuerdo con el consenso. Una eventual ratificación del TMEC, podría ser el detonador que algunos inversionistas han estado esperando para saltar dentro del mercado accionario mexicano. Los principales riesgos o desafíos para las acciones en año entrante son: la debilidad económica persistente en la industria, la elevada correlación que existe entre el desempeño del PIB nacional y las utilidades de las compañías, la posibilidad de un eventual recorte en la calificación soberana, así eventuales shocks externos. En los meses recientes el IPC ha estado operando en un rango relativamente acotado entre 42,000pts. y 44,000pts., derivado de falta de catalizadores contundentes que brinden impulso al mercado. Las condiciones locales de cara al año próximo podrían favorecer un movimiento positivo para la bolsa mexicana, sobre todo si el contexto global también muestra mejores condiciones. La situación política-social de América Latina también ha sido un factor que impide un mejor comportamiento de las acciones mexicanas, pero esto en algún punto se podría convertir en un punto favorable en caso de que las condiciones político-económico mejoren ligeramente en México, ya que en el marco regional los inversionistas extranjeros podrían encontrar valor relativo. Sin lugar a duda las empresas mexicanas enfrentan un panorama complicado y desafiante, pero también es un hecho que las bases comparativas en el 2020 serán favorables.
Renta Fija Global
Cambios inesperados en la política monetaria condicionaron el desempeño de la renta fija en 2019
Durante el año 2019, unos de los factores que mayores impulsos generaron sobre los activos de inversión terminó siendo el giro en el manejo de política monetaria de los principales bancos centrales del mundo. De hecho, recordemos que en la última reunión de política monetaria del año 2018 la Fed anunció un aumento en su tasa rectora. Lo anterior, claramente dista de la estrategia que las instituciones monetarias aplicaron en el transcurso del 2019, por cuanto la desaceleración de la economía impulsó a los bancos centrales a volver a aplicar medidas de estímulo monetario, situación que favoreció el desempeño de la renta fija a nivel global.
¿Cuál es la tendencia de cara al 2020?
Aunque los principales bancos centrales han mantenido una postura de política monetaria expansiva, dichas instituciones podrían comenzar a implementar una estrategia de mayor estabilidad en 2020. Lo anterior, se atribuiría no sólo a los bajos niveles que han alcanzado las tasas rectoras, sino que además por algunas señales más positivas conocidas recientemente en indicadores de actividad que responden a dichos estímulos. Así, es posible que, por ejemplo, la Fed mantenga su tasa de fondos federales en su nivel actual por un período prolongado, situación que creemos podría condicionar el desempeño de la renta fija de gobierno a nivel global durante el año 2020.
En función de este escenario, y considerando los bajos niveles exhibidos actualmente, las tasas de bonos de gobierno estadounidense podrían mantenerse en torno a los niveles actuales durante el primer semestre del año, no siendo descartables observar cifras algo superiores en la medida que la economía logre estabilizarse y los riesgos globales no consigan intensificarse. Con esto, el consenso estima que las tasas a 10 años de bonos de gobierno en dólares finalicen el ejercicio 2020 en niveles de 2.0%.
¿Y con respecto a los corporativos?
Los spreads corporativos se han mantenido contenidos durante los últimos trimestres, en la medida que los bancos centrales han implementado una política monetaria expansiva. En términos de perspectivas, existen diversos factores que podrían afectar el desempeño de la categoría hacia el año 2020.
Por un lado, si bien los principales bancos centrales del mundo podrían comenzar a mantener sus tasas en sus niveles actuales, estas continúan siendo altamente expansivas, lo que últimamente es beneficioso para las categorías corporativas. Además, el menor crecimiento de la inversión a nivel global podría generar menores emisiones de deuda en los mercados internacionales que en años anteriores, en la medida que las necesidades de financiamiento disminuyen, lo que también se condice con spreads más contenidos. Por el contrario, la salud financiera de las empresas se ha ido deteriorado a lo largo del 2019 en todas las categorías, situación que respondería principalmente al debilitamiento de la economía global.
En el caso de los países emergentes, si bien sus perspectivas siguen condicionadas a las tensiones de comercio internacional entre China y EE.UU., algunas de estas regiones, tales como Latinoamérica, podría comenzar a mostrar mejores cifras de crecimiento en el agregado, en la medida que sus principales economías comienzan a estabilizarse tras un desempeño más pobre observado en trimestres pasado, situación que podría transformarse en un impulso para la categoría.
¿Qué podemos concluir?
Con todo, para el año 2020 las tasas de gobierno de EE.UU. podrían mantenerse en torno a sus niveles actuales en la medida que la Reserva Federal adopta una política monetaria más estable para dicho ejercicio. En este escenario, es posible que los spreads corporativos se mantengan presionados, sin embargo, el contenido crecimiento de la actividad global podría condicionar la capacidad de pago de las compañías de menor clasificación de riesgo, haciendo más adecuado la exposición a instrumentos de mejor clasificación crediticia.
Renta Fija Local
Derivado de un contexto global de bajas tasas apuntalado por políticas monetarias laxas por parte de los principales bancos centrales del mundo para mitigar los perniciosos efectos en la economía de la guerra comercial entre China y EEUU, vimos en México caídas relevantes en las tasas de mediano y largo plazo durante el presente año. Sólo como referencia podemos señalar que hace un par de meses la cantidad de bonos gubernamentales y corporativos que pagaban retornos negativos alrededor del mundo rondaba los USD$17 trillones. En el contexto señalado el diferencial de tasas que ofrecía y todavía ofrecen los bonos mexicanos versus sus pares estadounidenses son francamente atractivos. Para ejemplificar lo anterior podemos señalar que el diferencial entre el bono de 10 años de EEUU y el México alcanzó niveles superiores a los 600 puntos base hacia finales del 2018, para después ceder terreno y caer incluso por debajo de los 500 puntos base en algún momento del 2019. La curva de tasas mexicana se encuentra invertida, es decir que los cortos plazos pagan más tasas que los medianos y largos. De cara al 2020 y a la expectativa de que el Banco de México seguirá sosteniendo una política monetaria laxa durante el 2020, es de esperar que eventualmente las tasas de corto plazo se ajusten de forma agresiva a la baja para absorber los movimientos en la tasa de referencia. El mercado descuenta recortes por hasta 100pb el año próximo. Al cierre del 2018 el bono de referencia mexicano a diez años alcanzó niveles cercanos a 9.40% a mediados de noviembre del 2019 se ubicó sobre 6.75% para después rebotar hasta 7.00%.
Para el año próximo resulta complicado pensar que podríamos ver una caída como la mencionada, pero mientras el Banco de México siga recortando su tasa de referencia podemos pensar que los bonos de mediano y largo plazo a tasa nominal podrían tener un mejor comportamiento relativo, sin embargo, no descartamos episodios de volatilidad pues el comportamiento de bono de diez años mexicano está íntimamente ligado al diez años estadounidense el cual podría incrementar su tasa si es que la actividad económica cobra cierto impulso en los próximos meses. Pensamos que eventuales alzas en los bonos mexicanos podrían ser aprovechadas para ir tomando posiciones de forma gradual, pues en el contexto global las tasas que pagan los bonos mexicanos seguirán siendo francamente atractivas en términos relativos y generales.
Materias Primas
Un 2019 marcado por el mayor valor del oro en medio de la desaceleración global.
Durante el 2019, el desempeño de los precios de las materias primas estuvo enmarcado en el contexto de la evolución de las tensiones comerciales entre los EE.UU. y China, así como en el deterioro de las expectativas de crecimiento a nivel global. En dicho sentido, la prolongación de las tensiones comerciales incidió a lo largo del año en la revisión a la baja de los pronósticos de crecimiento de la economía mundial, impactando de manera negativa los precios de las materias primas tales como el petróleo y el cobre, ante una expectativa de desaceleración de la demanda. Entre tanto, en un entorno de mayor incertidumbre y bajas tasas de interés, el oro se vio favorecido registrando una valorización aproximada del 12.0%.
¿Qué esperar en 2020? ¿Se mantendrá la disparidad entre el precio del oro vs el petróleo y cobre?
Para el 2020, el desempeño de las materias primas nuevamente estará determinado, en gran medida, por la dinámica de crecimiento global y por la evolución de las conversaciones en el ámbito comercial. Una recuperación de la economía mundial, así como una economía china que no registre una desaceleración más fuerte de lo esperado, será esencial para un desempeño favorable de los commodities.
En cuanto al petróleo, su evolución estará asociada también a otros factores como el cumplimiento por parte de los países miembros de los recortes acordados por la OPEP para el próximo año, que le pueden poner un piso a la cotización del crudo, así como de la evolución de la producción de petróleo de esquisto en los EE.UU. y las tensiones geopolíticas en el Golfo Pérsico, no obstante que los ataques de septiembre en Arabia Saudita demostraron la capacidad de una rápida restitución de la producción sin mayores afectaciones en la oferta de petróleo.
En cuanto al cobre, los últimos datos de actividad manufacturera en el mundo han sugerido una potencial estabilización del sector, a la espera de la evolución de los acuerdos comerciales entre EE.UU. y China, lo cual implicaría una mayor demanda del metal si observamos datos más favorables a lo largo del año. Asimismo, si el gobierno de China decide implementar planes de estímulos fiscales que impliquen un impulso a la inversión, podríamos tener una demanda sostenida del metal rojo. No obstante, ante las expectativas de crecimiento contenido de la economía global, las estimaciones de los analistas sugieren un precio del cobre más estable para el año 2020.
Finalmente, en el caso del oro, se estima una demanda creciente por el incremento de las reservas por parte de los bancos centrales en el mundo, así como por una robusta demanda física por el crecimiento de los fondos de inversión atados a su desempeño y la tradicional demanda privada proveniente desde India. Igualmente, un entorno de bajas tasas de interés a nivel mundial y políticas monetarias expansivas que deberían mantenerse a lo largo del 2020, ponen piso a la cotización de este metal precioso.