· A disposición de inversionistas 620 mil mdp
· El encaje de AMLO a los banqueros
· Pacto Oaxaca: Gobierno Federal, el gran ausente
Como nunca antes visto, al menos en los últimos 20 años, la banca mexicana se muestra ávida de prestar y prueba de ello es que su oferta crediticia ha crecido, aun en estos tiempos difíciles de crisis y de que la economía está prácticamente estancada, sin visos de recuperación en el mediano plazo.
De acuerdo con las recientes cifras proporcionadas por la Asociación de Bancos de México (ABM), que preside Luis Niño de Rivera, la banca tiene en caja 620 mil millones de pesos para prestar a quien se le acerque con proyectos de negocios viables y bien estructurados. Incluso están buscando a pequeñas y medianas empresas, que necesiten capital.
El tema es que la banca mexicana busca en estos momentos más clientes para prestarles dinero y si bien en el último año las instituciones crediticias reportaron cifras positivas en sus indicadores, pese a que la economía no crece, se nota todavía cierta reticencia de aquéllos a solicitar créditos.
Tan es así que los números revelados por la ABM no son tan halagüeños como en anteriores años, cuando el crecimiento del crédito y otros indicadores era de doble dígito. En 2019, el financiamiento de todo el sistema bancario apenas tuvo un incremento de 2.1 por ciento en términos reales. La captación, es decir el dinero de los clientes, creció 5.3 por ciento el año pasado.
Aun así, con ese incremento en la captación, la banca tiene bajo su custodia más de seis billones de pesos, recursos que, según nos comentó Niño de Rivera, da liquidez a los bancos para estimular el crecimiento del país. “La banca está puesta y dispuesta a financiar el crecimiento de la economía”, afirmó el líder de los banqueros.
El detalle es que el crecimiento de la economía, de acuerdo con los economistas y funcionarios expertos en estas lides, se da a través del impulso a las actividades económicas de gran calado, como las obras de infraestructura, la construcción de caminos, carreteras, hospitales, escuelas, proyectos de energía, telecomunicaciones, etc., etc., algo que no está ocurriendo todavía, o va demasiado lento.
Si bien explican los banqueros, financiar un proyecto de infraestructura requiere tiempo de maduración, pues hay que armar, dicen, el proyecto ejecutivo y financiero para saber su viabilidad y rentabilidad, lo cierto aquí es que todavía prevalece la incertidumbre para invertir, pues no se tienen reglas claras y menos aún, los nuevos en el gobierno no terminan de sentarse en sus sillas y siguen en la curva del aprendizaje.
En tanto, los banqueros esperan ávidos por colocar capital en la economía y detonar el crecimiento de ésta, además, por supuesto, de hacer su negocio.
El encaje de AMLO a los banqueros
Y sobre estos asuntos de los dineros, fue el propio presidente de la ABM quien se encargó de aclarar y, sobre todo, acallar los rumores de que la banca mexicana participaría activamente en la venta y distribución de los “cachitos” de lotería para la “rifa del avión sin avión”, referido a la aeronave presidencial TP-01, aquella que ni Barack Obama tiene y la que rechazó Donald Trump, a quien el Presidente Andrés López Obrador le propuso entregársela a cambio de que proporcionara a México equipo médico para los hospitales del país.
Por ley, dijo Luis Niño de Rivera, los bancos no pueden participar en rifas de ninguna especie, además de que la industria bancaria es una actividad altamente regulada que tiene que velar por el patrimonio de sus clientes.
Más aún, enfatizó que la banca no tiene capacidad para participar en la rifa del avión presidencial, “sólo tiene dinero para financiar sus operaciones”. O sea, a juicio de Niño de Rivera, presidente también de Banco Azteca, el “pase de charola” o “encaje legal” a los empresarios por parte del presidente López Obrador, aderezado con tamales de chipilín y chocolate, no tiene eco entre los banqueros. ¿Será?
Gobierno Federal, el gran ausente
La Confederación de Cámaras Industriales de los Estados Unidos Mexicanos (Concamin), que preside Francisco Cervantes Díaz, definió la ruta de trabajo e inversiones que deberán generarse en el marco del llamado Pacto Oaxaca, sin la presencia de funcionarios federales y la mayoría de los gobernadores de la región Sur-Sureste.
Y es que los días 17 y 18 de febrero el organismo industrial celebró en la ciudad de Puebla la Sesión Plenaria para crear la Agenda Estratégica Sur- Sureste, pero no llegó a ella ninguno de los funcionarios federales confirmados previamente: Graciela Márquez Colín, secretaria de Economía, ni Alfonso Romo, jefe de la Oficina de la Presidencia.
El 14 de agosto de 2019, la firma del Pacto Oaxaca reunió a empresarios, al Presidente Andrés Manuel López Obrador, a los gobernadores de nueve entidades, y a los titulares de seis secretarías federales y al propio Alfonso Romo.
A seis meses, la Concamin constituyó en Puebla, con el trabajo coordinado por el CIDE y las Secretarías de Desarrollo Económico de los nueve estados que conforman la región, el que será el documento clave para definir la vocación y ruta de las inversiones en esas entidades. Esa propuesta será presentada, en una reunión posterior, al Ejecutivo Federal.
En la clausura del encuentro al que de los nueve gobernadores de la región sólo asistieron el anfitrión, Miguel Barbosa, y Alejandro Murat, mandatario de Oaxaca y también presidente de la Comisión Sur de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago), quien llegó minutos antes de que terminara la jornada, se dijo que el Pacto Oaxaca servirá para impulsar la región cuyos índices de marginación y desarrollo económico están entre los más preocupantes de México, con 17.5 por ciento de la población en situación de pobreza extrema, lo cual contrasta con la media nacional de 7.4 por ciento.
La Agenda Estratégica Sur-Sureste integró tres análisis subregionales realizados por el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE). Los estudios se aterrizaron en la hoja de ruta del Pacto Oaxaca, la cual fue entregada a los secretarios de Desarrollo Económico de cada entidad de la región para su análisis, con el fin de definir la propuesta final para el Ejecutivo en las semanas próximas.