- Banxico publicó hoy su reporte sobre agregados monetarios y actividad financiera de marzo del 2020
- El crédito bancario se expandió 7.0% a/a en términos reales, por arriba tanto de nuestro pronóstico de 1.9% como del crecimiento del mes anterior en 1.6%
- Al interior, el aumento se explicó por el crédito empresarial en +10.0%, lo cual creemos esta relacionado al incremento de las necesidades de liquidez. Por el contrario, la vivienda disminuyó a +6.2% mientras que el consumo a 0.0%
- El índice de morosidad de la cartera mejoró a 2.5% de la cartera total, con el indicador para el sector empresarial disminuyendo y a pesar de incrementos en el consumo y la vivienda
- Seguimos esperando que el crédito resienta los efectos del choque del Coronavirus sobre la economía, aunque consideramos que el sistema seguirá fundamentalmente sano y bien capitalizado
El crédito bancario al sector privado repunta en marzo. En particular, el crédito bancario al sector privado avanzó 7.0% a/a en términos reales en el tercer mes del 2020, muy por arriba de nuestra expectativa de +1.9%. En este contexto, la inflación en marzo disminuyó 45pb relativo a febrero, dando un impulso adicional al desempeño de este mes. No obstante, creemos que el verdadero motor detrás de la expansión es el incremento en las necesidades de liquidez de las empresas, quienes están accediendo a líneas de crédito preexistentes e incluso estableciendo nuevas facilidades para enfrentar los retos provenientes de la pandemia de COVID-19.
En este sentido, el crédito empresarial creció 10.0%, considerablemente por arriba del 0.4% del mes previo y en un nuevo máximo desde agosto 2018. Por sector, 9 de los 13 se situaron en terreno positivo. Destacamos el aumento de 55.7% en los medios masivos, así como la expansión de 29.6% en alojamiento y restaurantes.
Dentro de la industria, los más destacados fueron minería (15.0%) y manufacturas (11.9%). Por el contrario, los sectores todavía en contracción son construcción (-8.3%), comercio (-3.0%), servicios profesionales (-6.4%) y no sectorizados (-1.3%). En este sentido, no descartamos aumentos adicionales en esta categoría, conforme los negocios sigan necesitando más préstamos para pagar costos fijos, salarios y otros gastos por las medidas de distanciamiento social.
Por el contrario, la vivienda avanzó 6.2%, desacelerándose relativo al 6.5% de febrero. Al interior, el rubro de interés social incrementó su ritmo de contracción a -7.9%, mientras que aquellos para el sector residencial fueron relativamente más fuertes (+7.4%). Adicionalmente, el crédito al consumo se situó en 0.0%, cayendo fuertemente respecto al +1.1% del mes previo. Al interior, el crédito de nómina (2.6%), los bienes duraderos (5.1%) y otros (6.2%) permanecieron positivos, mientras que los personales (-5.7%) y las tarjetas de crédito (-1.2%) se situaron
en contracción.
En este contexto, esperamos que el crédito en este último sector sea el más impactado por el virus, conforme un aumento del desempleo, en especial en el
sector formal, prevendrá que más personas puedan tener acceso a servicios financieros, especialmente crédito.
El índice de morosidad mejora a 2.5% de la cartera, 10pb debajo del dato del mes previo. Al interior, sólo la morosidad en el rubro empresarial fue mejor,
resultando en 1.7% desde 1.8% en febrero. Sin embargo, tendremos que observar este sector en los próximos meses ante el fuerte incremento en el total de crédito otorgado que se observó en el mes. Por otra parte, la morosidad tanto para el consumo como la vivienda aumentó, resultando en 4.4% y 3.1%,
respectivamente. Cabe mencionar que el último alcanzó un nuevo máximo no visto desde mediados de 2016.
El impacto económico del COVID-19 probablemente se resentirá también en el crédito. En nuestra opinión, el impacto vendría sobre todo del choque a la
demanda agregada derivada de las restricciones para hacer frente a la epidemia, impactando a la actividad económica y a la venta de bienes no esenciales. Si bien
la amplia oferta de crédito seguirá disponible –especialmente considerando los esfuerzos tanto del banco central como del gobierno–, la mayor incertidumbre entre consumidores y empresas resultaría en un menor apetito por incrementar los
niveles de apalancamiento y una mayor austeridad en términos de gasto. Ante este entorno, no descartamos la posibilidad de una contracción del crédito, sobre todo en el segundo trimestre. No obstante, podríamos observar aumentos adicionales en el crédito empresarial, todavía buscando liquidez para satisfacer sus necesidades de efectivo. Considerando que en los últimos años la cartera de crédito ha crecido alrededor de 2x más que el PIB, el crédito podría desacelerarse
todo el año, aunque mostrar mayor fortaleza relativo a la caída de 7.8% a/a que anticipamos para el crecimiento.
Por otro lado, consideramos que las medidas impulsadas por algunas instituciones financieras –incluidas las de diferir pagos por algunos meses– ayudarán a que la cartera vencida no se deteriore de manera tan significativa a pesar de que probablemente observamos un aumento del desempleo. En este sentido, es positivo también que los niveles de cartera vencida antes del choque por el
COVID-19 se encontraban saludables. Adicionalmente, creemos que las autoridades financieras seguirán trabajando para apoyar al sector en estos tiempos
de incertidumbre, con la finalidad de que el sistema financiero se mantenga bien capitalizado ya que esto será clave para apoyar una eventual recuperación
económica al menor costo posible.