Banorte
PIB 2T20 – Caída histórica de 18.9% a/a ante el impacto de la pandemia
- Producto Interno Bruto (2T20 P): -18.9% a/a; Banorte: -19.5%; consenso: -19.4% (rango: -21.4% a -16.7%); anterior: -1.4%.
- Producto Interno Bruto (2T20 P): -17.3% t/t (ajustado por estacionalidad); Banorte: -17.9%; consenso: -17.0% (rango: -20.6% a -15.0%); anterior: -1.2%.
- Cabe resaltar que la caída de este trimestre es la mayor desde que se encuentra disponible la serie (1981), con la economía fuertemente afectada por la pandemia de COVID-19.
- De manera similar, tanto la industria como los servicios registraron sus mayores caídas históricas respecto al trimestre previo, en -23.6% y -14.5% t/t, en el mismo orden. Por su parte, las actividades primarias retrocedieron 2.5%, beneficiadas en el margen por su estatus de actividad esencial.
- Tomando en cuenta que el IGAE cayó en promedio 21.3% a/a en el periodo abril-mayo, la cifra de hoy implica un repunte de la actividad en junio cercana a -13.5%, en nuestra opinión impulsada por una mayor demanda externa y la reapertura gradual de la economía.
- Seguimos viendo una recuperación gradual de la economía en el segundo semestre, limitada aún por el alto grado de incertidumbre sobre el COVID-19. Considerando la modesta sorpresa hoy, mantenemos nuestro estimado de una contracción de 9.8% a/a en el PIB del 2020.
- La cifra revisada se dará a conocer el 26 de agosto.
Caída histórica de 18.9% a/a del PIB en el 2T20. Esto fue superior al consenso (-19.4%), el cual prácticamente coincidía a nuestro estimado de -19.5%. Cabe notar que la contracción anual es la mayor desde que la serie está disponible (1981), con la economía fuertemente afectada por las restricciones para combatir el COVID-19 tanto globales como domésticas, sobre todo en abril y mayo. El choque a la industria siguió siendo el más severo, cayendo 26.0% a/a tras el -2.9% del trimestre anterior. Los servicios fueron relativamente más fuertes, aunque también resultaron muy bajos, en -15.6%. Las actividades primarias se ubicaron en -0.7%, mostrando cierta fortaleza al ser beneficiadas en el margen por su estatus de esenciales. Considerando también la contracción del primer trimestre, la economía acumula una caída de 10.2% en el primer semestre. Tomando en cuenta que el feriado de Semana Santa se llevó a cabo fue en un periodo similar al año pasado, y a pesar de que el efecto del año bisiesto resultó en algunas distorsiones en términos de días laborales, las cifras ajustadas por estacionalidad para el trimestre también muestran una caída en la misma magnitud (-18.9% a/a).
Desempeño secuencial también muy afectado. Utilizando cifras ajustadas por estacionalidad, el PIB cayó 17.3% respecto al trimestre anterior, lo que también es una baja sin precedentes. Si bien la cifra de hoy es preliminar (con los datos finales a publicarse el 26 de agosto), sería su quinto trimestre
consecutivo en terreno negativo.
El sector industrial fue nuevamente el más afectado, ubicándose en -23.6%. En este sentido, cabe recordar que solo se permitió oficialmente la realización de actividades esenciales durante dos tercios del periodo previo la expansión de la lista en junio, con base en el plan de reapertura de la economía. Otros factores, tales como los efectos del recorte de la producción de la OPEP+, del que México también forma parte, también fueron negativos. En los servicios, la disminución también fue muy profunda al resultar en -14.5%, con las restricciones de movilidad y fuerte incertidumbre impactando con fuerza. Si bien el desempeño por sector todavía no está disponible, los datos ya publicados siguen mostrando un alto grado de diferenciación, favoreciendo no solo aquéllos considerados como esenciales sino también con mayor capacidad para operar a través del home office y herramientas virtuales (e.g. financiero, salud y educación). Por otro lado, el efecto de la pandemia en servicios recreativos, alojamiento y transporte, por mencionar algunos, ha sido más fuerte y de naturaleza más estructural ante su mayor dependencia de interacciones sociales. Un ejemplo muy relevante es el hecho de que el feriado de Semana Santa que fue en abril, fue prácticamente inexistente por la pandemia. Por último, las actividades primarias se mantuvieron relativamente más fuertes en -2.5% (Tabla 2), ante la necesidad de limitar en la medida de lo posible las disrupciones a las cadenas de suministro y distribución de alimentos.
El reporte implica una mejoría de la economía en junio. Tomando en cuenta que el IGAE cayó en promedio 21.3% a/a en el periodo abril-mayo, el estimado trimestral publicado hoy implicaría un repunte de la actividad en junio cercana a -13.5% a/a. Por lo tanto y dada la contracción acumulada en los últimos dos meses, esto sería suficiente para un crecimiento secuencial estimado de alrededor de 8.5% m/m desde -2.6% en mayo. En nuestra opinión, esto habría estado apoyado por dos principales factores: (1) Una mayor demanda externa; y (2) la reapertura gradual de la economía. Sobre la primera, resaltamos la recuperación relativa del comercio internacional como mostraron sobre todo las exportaciones no petroleras dentro de la balanza comercial, especialmente dadas las medidas de apoyo tanto fiscal como monetario en EE.UU. Esto probablemente será más positivo para las manufacturas dentro de la industria, con mayores retos en minería y construcción. Sobre las segundas, destacamos el rebote del IMEF no manufacturero. Otros datos disponibles, tales como el tráfico de pasajeros en aeropuertos privados, también mejoraron en el margen a pesar de continuar muy débiles. Esto es consistente con mayor movilidad en el mes, lo que se ha extendido a julio. En nuestra opinión, esto podría ser relativamente más positivo para pequeños negocios que tienen menos posibilidad de utilizar canales alternativos de distribución, como ventas por internet y el sector informal de la economía.
Mantenemos nuestro estimado de cierre de año en -9.8% a/a, con una recuperación gradual en el segundo semestre de 2020. Considerando la sorpresa relativamente modesta al alza de hoy ante una mayor fortaleza en servicios, reiteramos nuestro pronóstico de todo el año en -9.8% a/a, con riesgos relativamente balanceados. En frecuencia mensual, los datos disponibles sugieren que el mínimo en términos de actividad (con cifras ajustadas por estacionalidad) probablemente se alcanzó en mayo a pesar de permanecer todavía en niveles bajos en junio.
En este sentido, nuestro caso base es que medidas estrictas de confinamiento –como las experimentadas en el 2T20 no se repetirán, ante la menor disponibilidad de los gobiernos de implementarlas debido a su impacto económico. Sin embargo, el grado de incertidumbre sigue siendo alto sobre todo por dos factores, ambos relacionados con la pandemia: (1) La posibilidad de que algunas restricciones vuelvan a ser impuestas localmente ya que la curva de nuevos casos no ha alcanzado un pico todavía, aunque serían más focalizadas y con base al sistema de semáforo utilizado por el gobierno para diferencia que actividades pueden llevarse a cabo; y (2) no podemos descartar disrupciones adicionales de las cadenas de suministro globales dado que algunos países han mostrado una ‘segunda ola’ de contagios, más importante entre ellos EE.UU.
Ante este entorno, seguimos esperando que la recuperación de la economía en el segundo semestre del año sea gradual e impulsada por la demanda externa. En este sentido, esta última ha mostrado señales favorables, en nuestra opinión soportada por las medidas de estímulo en EE.UU. tanto fiscales como monetarias que han limitado la caída en los ingresos de las familias, y que esperamos que se extiendan por mayor tiempo. Un factor positivo adicional –aunque moderado– sería la entrada en vigor del T-MEC a partir del 1 de julio, con mayor certidumbre sobre las relaciones comerciales en la región de manera simultánea con un escenario en el cual las tensiones entre EE.UU. y China ha aumentado, anticipando que continúen muy altas debido al proceso electoral en nuestro vecino del norte. En nuestra opinión, esta es una oportunidad para que México se posicione como un destino más atractivo para la inversión a costa de China, que es nuestro principal competidor en el mercado de EE.UU.
En contraste, la demanda doméstica probablemente permanezca limitada al menos el resto de este año. En primer lugar, creemos que el comportamiento de consumidores y empresas seguirá impactado por la alta incertidumbre, sobre todo ya que un tratamiento y/o vacuna efectiva no ha sido encontrado aún, fuera de que pueda ser fabricado y aplicado a la población en general. Adicionalmente, e incluso en una situación en la que esto pueda suceder relativamente rápido ante recientes noticias favorables en este frente (incluyendo el avance en las fases de prueba de diversas vacunas), creemos que un impacto negativo relevante ya ha sido experimentado, mismo que tardará un tiempo en ser subsanado.
Respecto a los consumidores, los niveles de empleo y la calidad de estos se han deteriorado desde marzo, resultando en una importante pérdida de ingresos para las familias. En este sentido destacamos que el presidente del INEGI, Julio Santaella, dijo que 65.1% de las viviendas reportaron una caída en sus ingresos como consecuencia de la pandemia. Un comportamiento más cauteloso probablemente sea observado no solo por fundamentales más débiles, sino por motivos precautorios. Sobre las compañías, el choque de la pandemia ha resultado en el cierre de algunas empresas y al menos en el deterioro de los balances en aquéllas que han mantenido operaciones ante menores ingresos y mayores niveles de deuda como sugiere la aceleración del crédito bancario a corporativos en reportes recientes. En nuestra opinión, esto se reflejará más en bajos niveles de inversión, con las compañías esperando a una relativa normalización y a recuperar parte de su fortaleza financiera antes de explorar nuevas oportunidades.
También es importante mencionar que la utilización total de la capacidad instalada probablemente esté limitada dadas las medidas de distanciamiento y seguridad en el trabajo. Además, también debemos tomar en cuenta que aquellos sectores más dependientes de las relaciones sociales, como mencionamos arriba, probablemente registren límites en los niveles de demanda por un periodo más prolongado. Por último y en términos del gasto gubernamental, el gobierno federal ha mantenido medidas de austeridad ante la preocupación de un deterioro en las finanzas públicas y la dinámica de deuda, señalizando un efecto limitado de este componente de la demanda agregada.
En general, estimamos una recuperación secuencial de la actividad de 4.4% t/t en el 3T20 y de 6.3% en el cuarto trimestre, aunque las tasas anuales continuarían en terreno negativo en ambos periodos. Esta recuperación estaría principalmente apoyada por factores externos, con las condiciones domésticas aún muy retadoras y mejorando de manera gradual, al menos hasta observar una dinámica más positiva en términos de la evolución local y global del virus que provea de un entorno en el cual sería posible un rebote más acelerado ante mayores niveles de confianza.