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Sader estima producción de granos básicos en 2020

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Sader

Estima Agricultura producción este año de 34 millones de toneladas de granos básicos: maíz, trigo, frijol y arroz

  • Más de 60 por ciento del maíz en México es producido por los campesinos de pequeña y mediana escala, los primeros con predios de hasta cinco hectáreas de tierras de temporal, aseguró el titular de Agricultura al participar en la conferencia de prensa de Programas de Bienestar.
  • ​Precisó que, en total, hay un millón 900 mil productores de maíz de pequeña y mediana escala, y de ellos alrededor del 80 por ciento, o sea, un millón 600 mil, son apoyados por el programa Producción para el Bienestar.
  • ​Producción para el Bienestar cumple al 100% sus metas en número de productores; casi 80% de los beneficiarios del programa cultivan maíz y de ellos el 15 por ciento lo hacen en sistema milpa. ​
  • ​En ponencia especial, el coordinador nacional de la Conabio, José Sarukhán Kermez, habló de la diversidad de maíces en el territorio nacional, que se mantienen vivos y que son una riqueza disponible en cualquier momento para México y el mundo.

La política pública de la Cuarta Transformación comienza a dar frutos, y este año la producción de los principales granos, maíz, trigo, frijol y arroz, se incrementará en ocho por ciento respecto de 2019 y llegará casi a los 34 millones de toneladas, señaló el secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Víctor Villalobos Arámbula.

En particular, la producción de maíz crecerá en siete por ciento para alcanzar alrededor de 29 millones de toneladas, con una temporada de lluvia generosa, aseguró el titular de Agricultura al participar en la conferencia de prensa sobre los avances del programa prioritario Producción para el Bienestar.

Afirmó que más de 60 por ciento del maíz en México es producido por los campesinos de pequeña y mediana escala, los primeros con predios de hasta cinco hectáreas de tierras dependientes del temporal y los segundos con hasta 20 hectáreas de temporal o cinco de riego.

Precisó que, en total, hay un millón 900 mil productores de maíz de pequeña y mediana escala, y de ellos alrededor del 80 por ciento, o sea, un millón 600 mil, son apoyados por el programa Producción para el Bienestar.

En cuanto a superficie, dijo, los apoyos llegan a cuatro millones 638 mil hectáreas, esto es, 84.5 por ciento de la superficie en manos de este segmento de productores.

Puntualizó que durante el 2019 y 2020 Producción para el Bienestar ha incorporado a su padrón de beneficiarios a 244 mil 639 productores de pueblos originarios, 65 por ciento de ellos de Chiapas, Oaxaca y Guerrero que cuentan con predios inferiores a tres hectáreas y su cultivo principal es el maíz.

Indicó que en la mejora productiva se ha contado con los programas prioritarios de la Secretaría, que dan liquidez a los productores de pequeña y mediana escala, elevan sus ingresos y canalizan parte de sus cosechas al circuito comercial de Seguridad Alimentaria Mexicana, Segalmex-Diconsa.

Subrayó que a los apoyos directos de Producción para el Bienestar se suma el impacto de los programas Precios de Garantía y de Fertilizantes, además del acompañamiento técnico a los agricultores de escala menor, estrategia que propicia incrementos en los rendimientos.

Respecto del maíz, abundó que este cereal está presente en prácticamente todas las entidades de la República Mexicana, incluida la Ciudad de México, y siete de cada 10 toneladas de las cosechas se obtienen en el ciclo primavera/verano, en el que predomina el temporal de lluvias y también los predios de pequeña y mediana escala.

El acompañamiento de asistencia técnica de la Secretaría, reiteró, tiene como beneficiarios a campesinos de 23 regiones de la República, fundamentalmente zonas indígenas y con altos índices de pobreza y de violencia, donde técnicos agroecológicos trabajan mano a mano con los productores para elevar los rendimientos en la producción del maíz y otros cultivos, a la vez que son amigables con el ambiente.

El director de área de la Subsecretaría de Autosuficiencia Alimentaria, Alejo Cabrera, afirmó que el programa Producción para el Bienestar cumplió al cien por ciento su meta de apoyar este 2020 a 2.1 millones de productores de pequeña y mediana escala de maíz, frijol, trigo, arroz, otros granos, café y caña de azúcar.

Reportó que al 30 de septiembre se han entregado apoyos a dos millones 128 mil 242 productores, con seis millones 424 mil 137 hectáreas; el monto pagado sumó 10 mil 308.3 millones de pesos, 93.7 por ciento de la meta anual.

Destacó particularmente las cifras relativas a apoyos a productores de maíz. Ello, como parte de las celebraciones impulsadas a partir del 29 de septiembre, Día Nacional del Maíz.

Dijo que del total de productores de maíz apoyados, el 15 por ciento lo cultivan en el sistema milpa, o sea, asociado el maíz con otros productos, como frijol, calabaza, chile y quelites; la milpa representa un mecanismo de alimentación diversificada y nutritiva para muchas familias y comunidades, añadió.

Subrayó el hecho de que los productores indígenas y sus familias nunca antes habían recibido, en su gran mayoría, apoyos de política públicas de fomento productivo.

Asimismo, dijo, el 30.6 por ciento de beneficiarios de maíz son mujeres, lo cual va en consonancia con el porcentaje de 31.5 de mujeres participantes en el total de productores de todo tipo de cultivo de Producción para el Bienestar.

Alejo Cabrera señaló que el 61.2 por ciento de los productores de maíz, con 56.5 por ciento del monto de apoyos, están ubicados en estados del sur sureste: Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Puebla, Veracruz, Yucatán, Campeche, Quintana Roo y Tabasco.

El coordinador nacional de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), José Sarukhán Kermez, ofreció la conferencia “Diversidad de maíces mexicanos”.

Señaló que hay una gran cantidad de campesinos y campesinas que cultivan maíz en las zonas dependientes del temporal de lluvia en México, a lo largo de todo el territorio nacional, y lo hacen con un proceso de domesticación evolutiva.

El maíz, comentó, tiene antecedentes, con su planta silvestre, el teocintle, de más de nueve mil años.

Con selección e intercambio de semillas, esos campesinos, todos de pequeña o mediana escala, mantienen vivas y en evolución constante alrededor de 60 razas nativas que, sin embargo, no llegan todas a las mesas de los consumidores, debido a insuficiente infraestructura para la movilización de sus cosechas y porque la labor y riqueza que nos ofrecen son insuficientemente valoradas.

Con sus siembras anuales, los campesinos llevan a cabo el experimento más grande del mundo de selección de maíz. De allí cada año escogen la semilla que van a sembrar el año siguiente, la comparten con sus vecinos, ven qué nuevas cosas hay y mantienen ese proceso de evolución bajo domesticación en vivo, sostuvo.

Detalló que no hay muchos países en el mundo donde un cultivo tan importante como el maíz se esté manteniendo de manera viva, permanente, en procesos de modificación y de adaptación al cambio climático y demás cambios ambientales.

Es un esfuerzo importante que se realiza en todos los climas posibles y con todas las variedades, desde la más pequeña hasta las más grandes. Cada una está adaptada a regímenes climáticos, suelos y temperaturas específicos. Esta diversidad genética es nuestra riqueza y no está congelada, está viva, disponible en cualquier momento para México y el mundo, aseguró Sarukhán Kermez.

Resaltó la importancia de que México asegure sistemas autónomos y sustentables de producción de alimentos, no dependientes de las corporaciones agroindustriales; para ello, agregó, se deben garantizar tres elementos:

1.- La permanencia de campesinos y agricultores en el campo, pues ellos son herederos y guardianes del conocimiento y de las prácticas de la evolución bajo domesticación del maíz y del conjunto de cultivos nativos de México. Es importante brindarles condiciones de bienestar que les permitan continuar el trabajo en sus predios; 2.- El conocimiento de la diversidad biológica y ecológica de los agroecosistemas y sus especies componentes, y 3.- La integración del conocimiento científico moderno con el conocimiento campesino.