Por: Agustín Vargas
- S&P mantiene calificaciones a México
- Perspectiva negativa a largo plazo, advierte
- Inseguridad y nulo dinamismo, causas de la polarización
La resaca electoral que dejó la grandiosa fiesta cívica de las elecciones del pasado 6 de junio aún no termina para muchos, incluido el señor presidente de México, quien no obstante decir que está muy feliz por el resultado de las votaciones, no termina de echar culpas ajenas por el descalabro político en la Ciudad de México de su partido Morena.
Pero no sólo eso, con su insultante narrativa de todas las mañanas sigue abonando a la discordia y división de la sociedad. Ahora culpa a la ciudadanía de la clase media de la Ciudad de México, calificándola incluso de “manipulable” por el simple hecho de que ese sector de la población no votó por la ineficiencia de Morena y sus impresentables candidatos a puesto de elección popular en la capital del país.
El hartazgo hacia el partido del señor presidente por parte de un gran número de capitalinos –no sólo de la clase media– se hizo patente en las elecciones, con los resultados que todos ya conocemos y que, por supuesto, no le hicieron tan feliz al mandatario, al grado que ahora sus baterías las dirigió a ese sector de la sociedad, al que denostó arteramente.
Dicho sea de paso, la clase media es la población económicamente activa más dinámica, en la que se encuentra la mayoría de los contribuyentes cautivos, los que pagan impuestos, generan empleos y contribuyen de manera importante al Producto Interno Bruto. Por supuesto, también, es el sector que le otorgó su voto bien razonado en las elecciones de 2018, lo convirtió en el señor presidente.
Con toda certeza podemos afirmar que las injurias y las descalificaciones a la clase media por parte del mandatario se ciñen a un discurso de odio, de resentimiento hacia una realidad que se vive en el país y que sólo aquél se empeña en no reconocer.
S&P confirma calificaciones
Ayer precisamente la calificadora de valores Standard and Poor´s (S&P Global Ratings) se refirió al tema de las elecciones en México y al papel del Instituto Nacional Electoral.
S&P confirmó las calificaciones soberanas de largo plazo en moneda extranjera de ‘BBB’ y en moneda local de ‘BBB+’ de México, lo que significa que, desde un punto de vista técnico, al menos en los siguientes meses, la economía mexicana sigue siendo algo confiable a las inversiones.
Sin embargo, en el largo plazo, de acuerdo con el estudio de la firma calificadora, la perspectiva de las calificaciones del país se mantiene negativa, por la posibilidad de una baja de calificación durante el próximo año debido a un perfil fiscal potencialmente más débil, ante los riesgos extrapresupuestarios provenientes principalmente de Petróleos Mexicanos (Pemex) en el contexto de una base tributaria no petrolera comparativamente baja y menos espacio fiscal.
En opinión de S&P Global Ratings un desempeño económico débil podría complicar la ejecución de las políticas. Más aún, advierte que el retroceso en algunas políticas y la renegociación de contratos establecidos, particularmente en el sector energético, y la incertidumbre sobre la autonomía de los organismos reguladores y del Poder Judicial que presionen la estabilidad de las políticas y deprimen aún más la inversión, podrían llevar a la firma a bajar las calificaciones.
Por el contrario, una gestión económica eficaz que mejore la confianza de los inversionistas y fomente la inversión privada podría mitigar la debilidad estructural de las expectativas de crecimiento del PIB, lo que a su vez ayudaría a reforzar las finanzas públicas sólidas.
Iniciativas más amplias de políticas para reformar el régimen fiscal de México podrían impulsar la flexibilidad presupuestal y ampliar la base tributaria no petrolera. Eso, junto con medidas para contener el potencial pasivo contingente que plantean las empresas estatales en el sector energético, podría evitar una erosión del perfil financiero del soberano. Podríamos revisar la perspectiva a estable durante el próximo año en tal escenario.
Las calificaciones de México se basan en las fortalezas y debilidades de su democracia, la cual ha generado estabilidad política y cambios regulares de gobierno en las últimas dos décadas. De hecho, INE recién supervisó las elecciones que en general no presentaron problemas ni impugnaciones, para alrededor de 20,000 cargos, las más grandes en la historia reciente del país.
Polarización social
Sin embargo, México no ha logrado dinamismo económico en comparación con otros mercados emergentes ni ha mejorado la seguridad pública. Esto ha llevado a una mayor polarización en el país, entre partidos tradicionales y más coaliciones o movimientos antisistema.
En opinión de la calificadora, la pandemia afectó de manera negativa el crecimiento de México que ya estaba presionado, y espera que el crecimiento del PIB real per cápita se mantenga por debajo del de sus pares, con un nivel similar de desarrollo económico en 2021-2024.
Años de cautelosas políticas fiscales y monetarias y un régimen cambiario flotante han mantenido la confianza de los inversionistas y el acceso a los mercados de capitales internacionales, incluso en periodos de tendencias adversas a nivel mundial. Esto incluye una política monetaria creíble de metas inflacionarias por parte del Banco Central independiente de México.
Sin embargo, los cambios en algunas otras políticas internas en los últimos años están dañando la confianza del sector empresarial, lo que limita potencialmente el crecimiento del PIB, a pesar de los beneficios del T-MEC y de las tendencias de acercar las operaciones que deberían beneficiar a México.
La calificadora supone que el compromiso de la administración con déficits generalmente moderados mantendrá estable el nivel de deuda neta del gobierno en torno a 48% del PIB durante el próximo par de años.