Por: Agustín Vargas
- Reforma fiscal, el terrorismo que viene
- Empresas bajo extrema fiscalización
- Autos “chocolate”, vuelta al pasado
- Reconocimiento de GBM a Santander
En diversos foros se ha insistido en que para que la inversión se reanime, es fundamental un cambio de orientación del presupuesto federal y de señales del gobierno, que impulse la inversión tanto pública, como privada. Se requiere de mejor infraestructura pública para servicio de la población y como complemento a la actividad productiva y de inversión de empresas nacionales y extranjeras que genere más productividad y amplíe el acervo de capital para apuntalar un mayor crecimiento.
Pero hasta ahora, desafortunadamente el presidente de México parece no cambiar el rumbo. En una de sus recientes conferencias de prensa, aseveró que “pagan más impuestos los pobres y los trabajadores que los de arriba, incluso Impuesto Sobre la Renta”.
Posteriormente, la jefa del Servicio de Administración Tributaria (SAT), Raquel Buenrostro, señaló que la fuente principal de recursos del gobierno -que sirve a su vez para financiar el gasto público- es el cobro del Impuesto Sobre la Renta a grandes contribuyentes de 40 sectores económicos quienes pagan una “tasa efectiva” de ISR de 1.3% en promedio.
Quizá la presunción de que los pobres y trabajadores pagan más impuestos “que los de arriba”, y la consecuente presunción de injusticia, se apoya en las “tasas efectivas” de pago de impuestos calculada por el SAT, ya que el 1.3% en promedio es sumamente bajo cuando se compara con la tasa del ISR a las empresas, 30%.
Sin embargo, desde la perspectiva empresarial, el cálculo del SAT es confuso o sencillamente incorrecto. Ello porque se hace dividiendo el impuesto pagado entre el ingreso de las empresas. Pero esa no es la base gravable del ISR aplicable a ellas.
De acuerdo con la ley, la base gravable del ISR de las empresas es su utilidad contable (ingresos netos de gastos) menos las deducciones permitidas. Obviamente este denominador es sustancialmente menor a los ingresos brutos y por lo tanto las tasas efectivas calculadas correctamente son mucho mayores que las publicadas por el SAT.
Desafortunadamente, el dicho del presidente y los cálculos de la autoridad tributaria contienen un sesgo que contribuyen al ánimo de confrontación social.
Se calcula que la tasa efectiva de pago de ISR en México de dichas empresas promedia alrededor del 30% de sus utilidades antes de impuestos., La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) estima que la tasa efectiva pagada por las empresas en México es de 27%. La idea de que las empresas no pagan impuestos o que pagan menos que “los pobres y los trabajadores” es equivocada.
De acuerdo con los informes de la SHCP para 2020, dentro de la recaudación del ISR, que incluye personas morales, físicas y otros contribuyentes auxiliares, las primeras -las empresas- pagaron el 50.2% del total. Dentro de esa proporción, el 42% fue aportado por empresas con ingresos de más de 100 millones de pesos anuales, lo que habla de una fuerte concentración del pago de ISR en este grupo.
Del ingreso tributario total, el impuesto a la renta de personas morales equivale al 26.5%, monto sólo ligeramente menor al de la recaudación total del IVA, que es mayor. Además, las empresas sirven parcialmente como entes recaudadores, ya que la suma de su tributación propia y las retenciones que hacen y enteran por el ISR por cuenta de sus trabajadores equivale a tres cuartas partes de la recaudación total del gobierno.
Desde la perspectiva del gobierno de la autodenominada 4T, todo este galimatías fiscal se resolverá con la próxima (enésima) reforma fiscal, la cual se basaría en mayor y mejor fiscalización y en simplificación, más no en nuevos o mayores impuestos.
Parecería que la dureza de la fiscalización vendría acompañada de una presunción, ya expresada por varios miembros del grupo político en el poder, de que las empresas no pagan lo que deberían en impuestos, de ahí que, aguas, el terrorismo fiscal se dejaría sentir en todo su esplendor, como en tiempos de los gobiernos “conservadores” y “neoliberales”.
Autos “chocolate”, vuelta al pasado
Los organismos que representan al sector automotor en México solicitaron audiencia al presidente Andrés Manuel López Obrador, con objeto de analizar las repercusiones de la regularización de vehículos ilegales que anunció el 27 de junio en Baja California, pues a juicio de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA), que preside Guillermo Prieto Treviño, “la introducción y comercialización de vehículos usados procedentes de Estados Unidos sin cumplir las formalidades del procedimiento aduanero es un delito”.
El organismo advirtió que la regularización de vehículos ilegales afectará el patrimonio de los propietarios de vehículos en el país, quienes cumplen con sus obligaciones fiscales, al disminuir el valor de los mismos ante la saturación de la oferta que se dará con la regularización.
La legalización del contrabando sólo dará pauta a la exacerbación del fenómeno, por eso es imprescindible atacar el problema de la presencia de vehículos ilegales en determinadas zonas del país, a través del cumplimiento de las leyes vigentes planteadas para velar por el bien común de las y los mexicanos.
Sin duda la regularización de los vehículos que se encuentran en calidad de contrabando será la oportunidad para incrementar la basura automotriz circulando en nuestro país, y para introducir tantos o más vehículos de los que actualmente circulan ilegalmente.
El freno a la legalización de autos “chocolate” en el país, ha sido a lucha constante de la industria mexicana, que ha involucrado a gobiernos estatales y federal, así como Poder Legislativo.
Sus logros, aunque parciales, son palpables, pues ha descendido el índice de importaciones ilegales de autos con la extensión de diversos decretos, lo cual ahora está en riesgo de irse al traste con la voltereta al pasado que intentará el señor presidente.
Reconocimiento a Santander
Global Brands Magazine, destacada publicación sobre las principales marcas de lujo en Reino Unido y el mundo, reconoció a Banco Santander México, que preside Héctor Grisi, como la Mejor Marca de Banca Hipotecaria en 2021. Dicho reconocimiento posiciona a Santander como un referente en el mercado hipotecario, al ser el único banco en México presente en el listado dentro de la categoría de Banca y Finanzas.
Antonio Artigues Fiol, Director Ejecutivo de Banca Particulares de Santander México, destacó que el banco se ha distinguido por una oferta creativa, innovadora y agresiva en hipotecas, mejorando tasas de interés y eliminado comisiones, entre otras características.
El banco ha tenido avances significativos en la digitalización de los procesos ante la situación de la pandemia, lo que le permitió alcanzar a finales del año pasado un máximo histórico en generación de hipotecas. Al primer trimestre de este año, la cartera hipotecaria de Santander registró un incremento interanual del 14.2% y secuencial del 2.5%, que se vio apoyado por el programa Hipoteca Plus, que representó casi el 50% del total de originación de hipotecas en dicho periodo.