Por: Agustín Vargas
- Evolución de indicadores
- Política social y pobreza, contraposición
Una semana después de haber rendido su Tercer Informe de Gobierno (el que marca la Constitución), el mensaje del Presidente Andrés Manuel López Obrador sobre el estado actual del país aún permea en el ánimo de la sociedad, porque no coincide con la realidad que enfrenta actualmente México, documentada incluso en registros oficiales.
Es evidente la confusión entre la ciudadanía; el mandatario descalificó nuevamente las estadísticas profesionales y neutras, lo que sin duda abonará a la incertidumbre de los inversionistas. Ello no es deseable desde ningún punto de vista a excepción, quizá, de los intereses políticos de la administración.
Cierto es que todos los presidentes hacen énfasis en los aspectos positivos de su administración. Pero también es válido y hasta obligado que los analistas señalen sesgos, incongruencias, inexactitudes, puntos no comprobables y hasta falsedades en su caso.
En materia de crecimiento de la economía, el presidente solo mencionó la estimación para el presente año (6%), sin considerar su evolución actual, pero si se dio la oportunidad de decir:
“Aprovecho para recapitular: récord histórico en remesas, récord histórico en inversión extranjera, récord histórico en incremento al salario mínimo, récord histórico en no devaluación del peso, récord histórico en no incremento de deuda, récord histórico en aumento del índice de la Bolsa de Valores, récord histórico en las reservas del Banco de México“, presumió el mandatario.
Evolución de indicadores
La evolución de estos indicadores, en su mayoría, no responde a políticas económicas internas adecuadas, por lo que no se puede atribuir al gobierno actual su evolución favorable.
Las remesas responden principalmente a la diferencia de ingresos entre familias relacionadas en México y en Estados Unidos, que se amplió significativamente con los programas de apoyo para la mitigación de los efectos de la pandemia en ese país y a la falta de los mismos y el aumento de la pobreza en México.
En la ausencia de intervención del Banco de México en el mercado cambiario, las reservas internacionales no tienen por qué variar salvo por circunstancias particulares. El elevado nivel relativo de las tasas de interés del peso propicia la estabilidad del tipo de cambio, en un mercado global en el que la moneda mexicana es ampliamente comerciada en inversiones financieras.
En la evolución de la deuda pública no está claro a qué se refirió el presidente ya que el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público, la definición más amplia de la deuda pública ha aumentado en 1.9 billones de pesos en lo que va del sexenio, lo que equivale a casi 4.8 puntos del PIB.
Un tema en el que ha insistido el actual gobierno es el éxito en el combate a la corrupción, en el que se incluye su tipificación como delito grave. Pero la percepción en esa línea no parece coincidir con el optimismo oficial.
Aunque los resultados de la Encuesta Nacional de Calidad Regulatoria e Impacto Gubernamental en Empresas (ENCRIGE) levantada en 2020 señalan que aun cuando el porcentaje de unidades económicas que consideran frecuentes los actos de corrupción entre los servidores públicos se redujo respecto a 2016, casi tres cuartas partes de ellas siguen reportando este problema.
Entre las principales manifestaciones de la corrupción están los pagos para agilizar trámites y evitar multas o sanciones o la clausura del establecimiento.
Sin duda la pandemia ha contribuido a la reversión de años de progreso en varios frentes de la economía y el desarrollo social. Pero las políticas públicas de la administración no han contribuido como podrían hacerlo.
En este entorno, el gobierno necesita gastar de forma más inteligente y menos ideológica. Más eficiente social y económicamente. No con fines exclusivamente electorales. Una prioridad debe ser fortalecer cuanto antes la salud pública y restablecer el servicio de salud a todos aquellos que lo perdieron con el desmantelamiento del seguro popular.
Política social, contraposición
El presidente afirmó que gracias a las remesas y aunadas a recursos que se destinan del presupuesto público a los distintos programas de bienestar, “es la esencia de nuestra estrategia para enfrentar la crisis; en otras palabras, con esta inyección rápida y directa de recursos a las familias, se ha fortalecido la capacidad de compra o de consumo de la gente y con ello se ha podido reactivar pronto la economía”.
Por su parte, los resultados de la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH) que publica el INEGI y de las estimaciones de pobreza del Consejo Nacional de Evaluación (CONEVAL) ofrecen una idea de los impactos severos del deterioro de la economía desde antes de la pandemia y durante la misma sobre el bienestar de los hogares.
Se puede inferir que la efectividad de la política social ha sido deficiente y ha representado más un golpe que un beneficio a la mayoría de los hogares de menores ingresos, al volverse más regresiva en 2020 respecto a 2018.
De 2018 a 2020 la población en situación de pobreza aumentó en 3.8 millones de personas, mientras que la población en pobreza extremas creció en 2.1 millones. Se ha dicho que los efectos de la emergencia sanitaria en la pobreza pudieron haber sido peores, pero también se tiene la creencia de que habrían sido menos devastadores si las autoridades hubieran intervenido oportuna y eficazmente.
Esto último, considerando la ausencia de apoyos a los trabajadores de los sectores formal e informal y a las empresas pequeñas y medianas, especialmente diseñados para mitigar los efectos de dicha emergencia. Efectivamente, una cantidad importante de unidades productivas cerraron actividades y desaparecieron.
Las cifras del Estudio sobre la Demografía de los Negocios 2020 elaborado por el INEGI, reportan la pérdida neta de 391 mil establecimientos, casi el 9% del universo total, lo que resultó en una pérdida considerable de empleos y el deterioro de bienestar de los hogares.