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2022: año de prueba para los mercados emergentes

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Natixis

La política monetaria extremadamente acomodaticia de los principales bancos centrales, así como el significativo apoyo financiero de la comunidad internacional explican la resiliencia de los mercados emergentes en el 2021. En 2022, sin embargo, deberán enfrentar muchos obstáculos: el aumento en los precios de los alimentos, el resurgimiento de la pandemia, la desaceleración en China, pero especialmente el fin de los estímulos de la Fed o «tapering». Su resistencia se pondrá a prueba.

2021: el año de la resiliencia de los mercados emergentes

Representa la prima de riesgo de la deuda externa soberana (diferencial del índice JPM EMBIGD) y las tasas de interés locales (índice de deuda local Bloomberg Barclays).

En el 2021, el perfil crediticio de los países emergentes (diferencial JPM EMBIGD) no se deterioró en un contexto de tasas de interés a largo plazo al alza en EEUU. Solamente las tasas de interés locales se vieron impulsadas por las tasas de interés estadounidenses.

Sin embargo, no hubo ninguna “reacción” como en previos episodios de estrés en la clase de activos. Los rendimientos de la deuda soberana externa (JPM EMBIGD) y local (JPM GBI-EM) permanecieron relativamente estables en 2021. Las políticas monetarias ultra acomodaticias de los principales mercados de divisas pero, sobre todo, el significativo apoyo financiero de la comunidad internacional explica la resiliencia de la clase de activo en 2021.

El problema del crecimiento en la recuperación de los países emergentes

La resurgencia de un nuevo virus, Omicron, y el prospecto de tasas más altas de interés en EEUU el año próximo han intensificado los temores de muchos países emergentes de que no podrían recuperarse de la pandemia el año próximo. Este es particularmente el caso en muchos países de la región subsahariana.

El ajuste a la baja del panorama del crecimiento ha generado preocupaciones sobre la situación fiscal en muchos países. Los problemas presupuestales se han mantenido ocultos debido a que las tasas de interés eran bajas y a que los riesgos sanitarios parecían haber sido eliminados2. Un incremento en las tasas de interés de EEUU podría por tanto castigar a aquellos países con una elevada deuda en dólares, pero también a aquellos que se han otorgado a si mismos financiamiento a través de sus propios mercados de bonos, a la vez que las tasas de interés se incrementaban en todas partes. Este es el caso de Brasil, Sudáfrica e India. Muchos bancos centrales de países emergentes, incluyendo en Brasil, han elevado sus tasas de interés varias veces para calmar la aceleración de la inflación, que también ha incrementado sus costos de créditos.

Asia es la excepción

Asia no sintió demasiado el efecto de la resurgencia de la epidemia (variante Delta) durante el verano, lo cual desaceleró su recuperación económica y también explica la baja inflación. Además, Asia no cuenta con la problemática de la inflación que otros países emergentes podrían experimentar, porque el aumento en el precio de los alimentos se relaciona principalmente con el trigo. La mayoría de los países en la región son consumidores de arroz mayormente. la cual demuestra el radio de consumo de arroz con respecto al consumo de trigo en unos cuantos países representativos.

(Es interesante destacar que la proporción para China es casi 1, lo cual refleja el elevado estándar de vida de la población de China que consume más carne y pan.). La política monetaria deberá permanecer acomodaticia en la región y acompañar la recuperación económica que se ha reanudado luego de la eliminación de las restricciones a la movilidad implementadas para atenuar la expansión de la pandemia. Corea del Sur, que aumentó tasa de interés de referencia este año, deberá ser la única excepción en la región. En el lado fiscal, en general, los países son relativamente bajos en deuda y tienen margen para maniobrar para soportar la actividad.

China está en una posición diferente comparada con otros países emergentes

China fue el primer país en surgir de la pandemia en 2020 (y uno de los pocos países de haber registrado un crecimiento positivo de 2.3%), pero este año la recuperación ha sido más lenta debido a la variante delta y a su estrategia “cero Covid” que ha castigado al consumo en los hogares. China también ha experimentado dos crisis: una crisis inmobiliaria relacionada con el ajuste de la regulación en el sector, y una crisis en la energía que refleja la transición energética. Las autoridades chinas apuntan a lograr una neutralidad de carbón en 2060 y un pico en las emisiones contaminantes en el 2030. Las regulaciones también se han visto fortalecidas en una gran forma de sectores como Fintech, juegos de internet y en línea. Esto refleja una reversión en la política económica del país, que ha fijado nuevos objetivos: mejor crecimiento de calidad, more inclusive (combate a la desigualdad salarial), crecimiento más ecológico y estabilidad financiera.

Esta transición a este nuevo régimen político podría Volver al crecimiento de China más sustentable a largo plazo, pero crea una significativa distorsión en el crecimiento a corto plazo. Las autoridades chinas quieren estabilizar el crecimiento en 2022, lo cual se espera que se desacelere a 5%. La política monetaria se ha vuelto menos restrictiva para apoyar al sector inmobiliario, el cual se considera  un riesgo para el crecimiento chino, pero también para el acervo del sector privado más grande en términos laborales. Eñ entorno internacional financiero tampoco ayuda a China. La divergencia entre las políticas monetarias con EEU se Vuelve evidente, lo que refleja dos diferentes situaciones en términos de inflación y el nivel de recuperación.

Esto debe resultar en una expansión del diferencial de la tasa de interés entre los dos países que deberán beneficiar al dólar. Sin embargo, la estabilización del crecimiento también requiere un estable yuan vs el dólar, lo que explica el reciente aumento en la tasa de requisitos para reserva en divisas extranjeras (de 7% a 9%) de los bancos en China, con el fin de desacelerar la apreciación de su divisa. Se espera que el fortalecimiento del dólar atenúe los volúmenes comerciales globales a través del canal financiero y de la cancelación de todas las ventajas competitivas de otras divisas. El factor más sensible al dólar fuerte son las compañías que exportan bienes intermedios. El comercio internacional se ha vuelto el motor del crecimiento de China desde el inicio de la pandemia. Entre más va la Fed a ajustar su política monetaria, más el banco central de China se va acelerar para apoyar la demanda doméstica.

Finalmente, China va a inaugurar las olimpiadas de invierno el 4 de febrero y ya hay varios países como EEUU, Canadá, Australia y Canadá que han anunciado un boicot diplomático. El mundo probablemente se va a dividir en dos el 4 de febrero entre los que siguen a EEUU o a China. Un mundo no-cooperativo va a afectar al crecimiento de los países emergentes.