Por: José Antonio Chávez
Le comenté que los líderes de los tres principales partidos políticos, Morena, PRI y PAN buscarían permanecer en los cargos para no perder la línea del pleito que enfrentan para la sucesión Presidencial de México en el 2024.
El primero que logró que la autoridad del tribunal electoral lo ratificara, fue el de Morena, Mario Delgado.
Enfrentó impugnaciones, como el resto de los partidos, algunos de los morenistas que no están d acuerdo buscaron derrocarlo, pero el tribunal le dio la razón para quedarse hasta el 2024.
Bueno, ahora toca el turno al priista, Alejandro Moreno “Alito”, a partir de este lunes concretará, en su reunión de Consejo general que lo ratifiquen hasta el 2024.
Desde luego que esa ratificación de extender su cargo hasta septiembre de 2024, lo convierte en el responsable para designar las candidaturas, incluyendo la Presidencia de México.
Al igual que Mario Delgado y próximamente el panista Marko Cortés, serán los encargados de levantar la mano a esas candidaturas que integrarán, además de la Presidencial, los 500 de la Cámara de Diputados, 9 gubernaturas y los 128 del Senado de la República.
Para Marko Cortés y Alito, además que quieren arrebatar la Presidencia a Morena, su mayor apuesta es ganar la mayoría del Congreso, tener, en ese bloque opositor más de la mitad d ellos 500 diputados y 128 senadores que hoy esas cifras están en manos de los morenos con sus aliados.
En 2021 a los panistas y priistas junto con el PRD de Jesús Zambrano, optaron por construir un bloque opositor para ir en esas elecciones llamadas intermedias, por aquello que solo se elige la Cámara de Diputados que es cada tres años.
Ese bloque que armaron les permitió arrebatar 50 diputados federales a Morena para quitarle la mayoría calificada, con la que llegó en la elección Presidencial del 2018 de dos tercios de esos 500, es decir más de 334.
Esa suma de dos tercios, le permitía al Presidente aprobar, sin los votos o ayuda de los opositores cualquier reforma de las más complicadas que son las Constitucionales.
Como ejemplo del valor de esa mayoría de dos tercios que hoy no tiene Morena, permitió que los opositores lograran frenar para que no pasaran las tres reformas que envío el Presidente, la Eléctrica, Guardia Nacional y la Electoral.
También López Obrador perdió la oportunidad de reformar la Constitución para que el Presidente en turno pudiera reelegirse.
En 2018 ganó la mayoría calificada en la Cámara de Diputados, más no en el Senado de la República que le tocó hacer el trabajo más difícil al actual líder de los senadores, Ricardo Monreal con solo una mayoría simple de 64 más uno, es decir la mitad más uno de esos 128.
Actualmente Morena y sus aliados cuentan con 278 mientras que los opositores suman, junto con los votos de Movimiento Ciudadano de Dante Delgado, 222.
Hoy el escenario es diferente al 2018, basta tomar en cuenta el desgaste de los escándalos de corrupción que le han pegado al Presidente.
Anote que al igual que al ex Presidente Peña Nieto, a AMLO también le brotaron en este sexenio casas grises, contratos a los amigos de su hijo y sobreprecios millonarios en magnas obras, licitaciones a modo, los 15 mil millones de Segalmex, etcétera.
Hoy López Obrador sufre un desgaste por los constantes señalamientos de senadores y diputados, así, como las dirigencias de los partidos opositores que no le perdonan que su hijo Andy haya beneficiado a un grupo de sus amigos empresarios con millonarios contratos de diferentes obras.