Aquí en el Congreso
Por José Antonio Chávez
Este viernes arrancará los foros de la reforma al Poder judicial en Tlaxcala que anunció la presidenta del Senado, Ana Lilia Rivera y su compañero de fórmula, José Antonio Lima.
La idea es recabar la información para enriquecer esta iniciativa a del Presidente López Obrador, que busca limpiar ese Poder de la corrupción.
Ana Lilia Rivera explicó que el objetivo de este encuentro es que las y los asistentes escuchen, “de viva voz, de quienes habrán de discutir” el contenido de las modificaciones a 16 artículos de la Constitución Política.
Que esta reforma a la Carta Magna no sólo tiene que ver con la organización, recursos y la disciplina interna del Poder Judicial, sino que se trata de una modificación “en esencia” de uno de los tres pilares que sostienen al Estado mexicano.
“No es sólo una reforma constitucional, estamos frente a una reforma de Estado. Haremos realidad lo que establece ya el artículo 39 de la Constitución: todo el poder emana del pueblo”, sostuvo la legisladora.
Bueno, la realidad es que el Presidente López Obrador quiere reformar ese Poder porque hay una sobre abuso de los magistrados y jueces, y de paso quiere que los ministros sean designados por el voto popular del pueblo.
Al inicio del sexenio, en la Cámara alta, Ricardo Monreal adelantó d ellos abusos de magistrados de circuito que se habían apoderado de la plantilla laboral en un verdadero nepotismo.
Que esa era una buena razón para meterle mano a ese Poder por esos abusos de dar empleo a familiares d ellos titulares y dejaban sin oportunidad a los empleados con experiencia y antigüedad por derecho les tocarían.
Uno d ellos casos sonados que citó Ricardo Monreal, el del magistrado de Durango que mantenía unos 17 familiares en la nomina de su jurisdicción, todos con diferentes cargos.
También citó casos de magistrados y jueces que se habían enriquecido por ofrecer las resoluciones a los acusados.
Había jueces, incluso, decía Monreal que se apalabraban con los acusados para disminuir las penas y ejecutar sentencias que al poco rato los dejarían en libertad y todo a cambio de jugosas cantidades millonarios.
La llegada de López Obrador sin duda abrió el pleito con el Poder Judicial, primero porque no había control sobre la presidencia y, dos, porque muy difícilmente le harían caso para analizar los casos, tal vez bajo su voluntad.
Ricardo Monreal a tres años del sexenio abrió la caja de pandora para ventilar que irían, como bancada con mayoría por una reforma al Poder Judicial, antes hablo de una reforma financiera que también salpicó a los banqueros.
Obviamente los hombres del dinero le lloraron al Presidente y de Palacio Nacional salió la orden de frenar esa iniciativa que se basaba en cobro excesivos por servicios ofrecidos, intereses y más de diferentes productos que los banqueros impusieron.
Desde entonces estaban en la congeladora las reformas al Poder Judicial y Financiero, hoy parece que el Presidente ya no quiere que este en el rezago Legislativo para mandarlas al Congreso, Morena hoy tiene las condiciones con la nueva Legislatura que entrará en funciones el 1 de septiembre.
Desde luego que tendrá que pasar también por la Cámara de Diputados que hoy esta en manos de la presidenta diputada, la priista, Marcela Guerra, una tarea que no tendrá el mayor problema porque los diputados del Presidente gozan más de los dos tercios de los 500 que se necesitan.