Aquí en el Congreso
Por José Antonio Chávez
Al final del día Morena y sus aliados no alcanzaron la mayoría calificada de dos tercios en el Senado de la república.
Esa señal es oxigeno puro tanto para los opositores como para el propio país, porque de haberlo logrado el partido del Presidente, con ello se hubiese extinguido, en automático los contrapesos y una enorme incertidumbre jurídica.
El conteo final que realizó el INE de Guadalupe Taddei registra 83 senadores para Morena y aliados del Verde y PT, mientras que al bloque del PRI, PAN y PRD lograron 40 y cinco para Movimiento Ciudadano.
A Morena le hicieron falta dos senadores para alcanzar los 85 de los 128 que integran la Cámara Alta. De haberlo logrado, hubiese sido catastrófico porque no necesitaría de acuerdos o de comprar votos como se destilaba en las viejas costumbres parlamentarias.
Ahora, de confirmarse esos números, el ganón para la venta de su amor, será sin duda Movimiento Ciudadano.
Ese partido de Dante Delgado, se perfila como la bancada bisagra, es decir se podrá dar el lujo de vender caro su amor cuando el partido del Presidente le pida el costo de dos votos para poder aprobar las reformas Constitucionales que se requieran.
Obviamente no hará falta que levanten la mano para evitar que el pueblo se dé cuenta, con solo faltar el día de la votación sesos dos senadores, se daría cabal cumplimiento. Los dos tercios es de los presentes en el pleno.
O, en su defecto que sus cinco votos puedan ser en contra de Morena y que frenen esas reformas presidenciales, en política no hay casualidades, hay intereses.
Los senadores de Movimiento Ciudadano saben que enfrentarán tentaciones muy jugosas ofrecidas de Palacio Nacional, sus votos valen más que oro.
En la Cámara Alta estarán en la defensiva, los opositores con el priista, Alejandro Moreno “Alito” y Marko Cortés que serán, sin duda los coordinadores de sus bancadas. Por Morena se perfila el ex secretario de Gobernación, Adán Augusto López.
Su chamba será buscar acuerdos con el partido naranja para que se sume al bloque opositor como ocurrió en esta Legislatura que está por terminar.
Si el propietario del partido Naranja decide declarar su integración al bloque opositor, estará fortaleciendo el mensaje de contrapesos al partido oficial y, en consecuencia, generaría certidumbre jurídica para afianzar las inversiones.
Le quitaría, públicamente las intenciones de un solo partido en el poder, obligaría, con ese discurso que Morena acceda a la negociación para trabajar las posibles reformas Constitucionales, llámese Guardia Nacional, Poder Judicial, Electoral y hasta revivir la Eléctrica junto con la oposición, de lo contrario se les negarían los votos.
Morena y sus aliados no tendrán problema alguno en San Lázaro, pues como ocurrió en el 2018, la bancada con Mario Delgado al frente gozaba de la mayoría calificada de dos tercios de los 500 diputados, no les hacía falta ni discutir, simplemente lo aprobaban y punto. Los opositores solo les quedaba brincar, y gritar, pero sin efecto jurídico.
En 2021 renació la esperanza de los opositores al eliminar esa mayoría calificada con la recuperación de 50 diputados que mantenía en su poder Morena, es la actual Cámara de Diputados que preside la priista, marcela Guerra y que, esa falta de votos para el partido oficial frenó se aprobaran las reformas del Presidente.
Hoy, a partir de septiembre, será el mismo escenario parlamentario de San Lázaro, mayoría calificada para aprobar lo que les venga en gana sin quitar una sola coma, ese partido y aliados superan los 334 diputados de 500 y todavía les sobra.
Pero hay un problema, las reformas que aprueben de corte Constitucional en San Lázaro, podrían frenarse en el Senado que hoy preside la morenista y recién reelecta para otros seis años, Ana Lilia Rivera si no logran el voto de los naranjas.
Vamos a ver el tamaño de política que será la señora Presidenta en cuanto entre en funciones, para ver si le da por tejer fino y lograr acuerdos o, de plano, le sigue la ruta, como la marcó el todavía Presidente para seguir en una pelea a navaja limpia con los opositores y conservadores por otros seis años.