Aquí en el Congreso
Por José Antonio Chávez
Se acuerda de los priistas agachones que permanecieron escondidos o desaparecidos durante todo el sexenio ante los ataques en las mañaneras del Presidente López Obrador que ofendía al partido y su dirigencia y militancia y que nomás no se sabía, si existían, bueno a 100 días de terminar este sexenio ahora si sacaron la cara.
Entre ese grupo anote la lista de Héctor Astudillo, Dulce María Sauri, Fernando Lerdo de Tejada, José Reyes Baeza, José Encarnación Alfaro, entre otros.
Bueno ese grupo autollamado de contención o anti Alito, ahora si quieren evitar que el líder Alejandro Moreno decida el rumbo del partido a partir de la nueva elección para renovar la dirigencia.
Dicen los que saben que, para empezar ese grupo ya no son priistas, que son unos agachones. Basta recordar lo que pasó en el Senado que hoy está en manos de la presidenta morenista, Ana Lilia Rivera.
Esos agachones fueron como el caso del propio ex líder de la bancada del Senado, Miguel Angel Osorio Chong y su banda: Eruviel Avila, Claudia Ruiz Massieu, Nubia Mayorca que nomás no dijeron ni pio ante los insultos groseros del Presidente en su contra y del Partido.
No los bajaba de corruptos que no tenían llenadera y nomás no salían a responder, a pesar que Osorio era el coordinador de los Senadores.
Y qué decir de Eruviel Avila que después de ser gobernador por el PRI en el estado de México igual que Alfredo del Mazo, donde les fue exitosamente extraordinario económico y políticamente, ahora resulta que le levantaron la mano a Claudia Sheinbaum y se declararon totalmente morenistas.
Dulce María Sauri parece que fue expulsada del país durante todo el sexenio, nunca hablo y nunca le reviró al Presidente. simplemente no existía.
El resto, pues simplemente no se tenía registro si realmente existían en territorio mexicano o andaban en el extranjero, porque de ellos creo que ni sus familiares sabían su paradero.
Hoy salieron de sus escondites por la cercanía de la renovación de la dirigencia del partido, naturalmente que es obvio que quieren un hueso para seguir gozando de las bondades que ofrecen estar en los cargos partidistas y en la antesala de los nuevos cargos de elección popular venideros.
Parecían momia durante el sexenio, pero ahora si quieren apoderarse del partido, un partido que ellos fueron artífices de llevarlo a tocar fondo, un partido destartalado y con aroma de peste, un partido que así lo agarró Alito y que prácticamente lo medio rescato para ponerlo de pie ante la inminente muerte política que estaba destinado en el 2018 por la aplanadora de AMLO.
Ese grupo de citados, nadaron de muertito, se escondieron y evitaron contradecir o confrontarse con el Presidente como todos aquellos ex priistas, dijera Xóchitl, todos los rateros ex priistas hoy están en Morena.
En la Cámara de Diputados de la priista, Marcela Guerra, no hubo desertores, pero si un juego perverso de Movimiento Ciudadano que jaló a ex priistas. Héctor Astudillo, otra de las voces contra Alito, jugó con el partido naranja en Guerrero, estuvo en contra de Manuel Añorve, actual líder de los senadores priistas y quien logró la reelección.
Astudillo impulso al ex candidato al gobierno de Guerrero, priista, Mario M orteno como candidato al Senado pero por Movimiento Ciudadano. Operó para el partido de Dante Delgado, igual que muchos , ahora ex priistas que ahora reclaman a Alito que suelte el partido.
Quienes son esos ex priistas rateros que les gritaba el Presidente, bueno puede apostar que la ex Presidencial Xóchitl Gálvez se refirió a los que abandonaron el tricolor para sumarse con el gobierno de AMLO en embajadas y consulados, o diputados y senadores.
No pierda de vista a los gobernadores que sin duda hicieron un pacto de entregar al Presidente sus entidades a cambio de una embajada, por ejemplo Omar Fayad de Hidalgo, Alejandro Murat de Oaxaca, Quirino Ordaz Coppel, de Sinaloa, Claudia Ruiz Massieu de Sonora, Carlos Aysa de Campeche, Carlos Joaquín de Quintana Roo.
Ese cambalache de entregar el estado y recibir un cargo en el gobierno pejista, también amarro, sin duda la inmunidad de sus administraciones, es decir borrón y cuenta nueva de los recursos, si es que hubo faltantes.
Hoy quieren el partido que, aunque está débil, Alito lo mantiene con vida propia y evitó que su extinción.
Hoy el partido está, en la antesala de entrar a una transformación obligada en la búsqueda de refrescarlo con nuevos militantes y nuevos mecanismos que conlleven a ganarse, de nueva cuenta, como un partido nuevo, pero con experiencia, la confianza que alguna vez tuvo de los mexicanos.
El grupo que brotó en contra de Alito, sin duda se comparan a la frase del Presidente que les atizaba que callaban como momias y hoy, que hay otro escenario quieren levantar la mano para exigir lo que nunca defendieron.