El líder del PRI, Alejandro Moreno “Alito” criticó que Morena presuma de tener una aplanadora para aprobar lo que les venga en gana.
Que si bien tiene la mayoría calificada en el Senado, está agarrada de un voto que, todo mundo sabe cómo lo obtuvieron del panista Miguel Angel Yunes para conseguir los 86 de los 128.
Decir que tiene una aplanadora, es considerar que rebasan con 20 o 30 votos más de esos dos tercios, pero simplemente están a la venia de un voto.
Al interior de Morena, su líder de bancada, Adán Augusto sabe que no está asegurada esa mayoría, desde luego que no descartan que se pueda perder un senador o una senadora.
Por eso Alito señaló que no son una aplanadora, pues están a un voto que los llevaría a dejar esos dos tercios.
El principal problema de Morena está en su interior, han comenzado a brotar los grupos al estilo del extinto PRD, que es su origen.
Ya se ve indicios de grupos que le llamaban tribus en el perredismo, y todos quieren comenzar, hoy que se fue su líder López Obrador, buscar ganar terreno por el poder.
La ausencia de su líder López Obrador dejó un vació en la actual administración de Claudia Sheinbaum, que en automático será de reacomodamiento en los cargos por esos grupos.
Anote que en la Cámara de Diputados, que preside el morenista, Sergio Gutiérrez, su líder Ricardo Monreal conserva un grueso de al menos 60 diputados federales, un número similar el secretario de Economía, Marcelo Ebrard y otro tanto Mario Delgado.
La Presidenta sabe que necesita de acuerdos para avanzar en el proyecto, necesita la unidad de los legisladores, por eso es muy vago pensar en la remoción de Monreal para dar paso a gente de Sheinbaum.
Lo que menos quiere la Presidenta es abrir frentes que debiliten su administración que de por si no está nada sencilla por la problemática que heredo de inseguridad, principalmente.
En cambio en el Senado, del presidente morenista, Gerardo Fernández Noroña, Sheinbaum sabe que lleva un control más estable con su líder Adán Augusto que, para su información terminó por alinearse.
No pierda de vista que Morena y aliados ganaron con 36 millones de votos y que hay, al menos (en un padrón de cerca de 100 millones) unos 64 millones de mexicanos que no votaron por ellos, entonces no es todo el país el que está con ese partido, por eso la oposición quiere recuperar esa confianza para el 2027 y le pueda dar la vuelta en las intermedias.
Convencer a ese nicho de mexicanos que son el doble de los que votaron por el partido de López Obrador, es la parte medular de los priistas y una prioridad del propio Alito y para ello arrancará una campaña por el país en la búsqueda de cuadros de las nuevas generaciones, es decir de esos 45 millones de jóvenes.
No ha sido fácil para el priista porque hay ex líderes que no cesan su intento por querer arrebatarle el partido que, para su mala suerte el Tribunal Electoral valido los estatutos para que pueda seguir en la reelección por otros cuatro años al frente de ese partido y eso es lo que les duele.
Los panista de Marko Cortés, con la traición de Miguel Angel Yunes, de irse a Morena para darles el voto de oro, para los dos tercios, en el Senado, les ha costado trabajo para dejar es amala imagen que les generó.
Hoy están en la lucha, igual que los priistas en la búsqueda de abrir el partido a la ciudadanía y quieren aprovechar la renovación de la nueva dirigencia para hacer campaña y jalar nuevos militantes.
Para nadie es secreto que Jorge Romero lleva una ventaja para alcanzar el nuevo liderazgo del partido. La mayoría de los consejeros lo ven con buenos ojos y por ello, al interior del PAN se podría anticipar su triunfo.
En Movimiento Ciudadano, su líder Clemente Castañeda también tiene en puerta una lucha por resarcir la ausencia de su senador Daniel Barreda que, para su información fue el plan b de Adán Augusto para asegurar los dos tercios en la reforma al Poder Judicial y lo consiguió. El partido naranja tiene la tarea de convencer lo contrario.