Históricamente, Veracruz no ha obtenido por medios propios un lugar en el fútbol mexicano; todo ha sido por movimientos de franquicias, involucrando a plazas históricas como Irapuato, La Piedad, y en este momento a Celaya, donde la situación cada vez se despeja más para el legendario club de fútbol que, al parecer, tiene los días contados.
Pero vamos por partes. El mexicano no tiene memoria, pero los veracruzanos sí: un pueblo honesto que paga sus impuestos, y el exsecretario de Finanzas y Planeación, José Luis Lima Franco, los gastó en un intrascendente equipo de básquetbol (los Halcones de Veracruz), apoyo desmedido al equipo de béisbol, así como en una remodelación que escala a casi mil 700 millones de pesos del estadio “Luis ‘Pirata’ Fuente”, que infructuosamente utilizó desde un principio para impulsar al gobernador Cuitláhuac García. Pero sabíamos que sería difícil, pues la mudanza de un equipo no depende de un gobernador, sino del gremio del fútbol mexicano, más poderoso que los gobernantes.
Luego entonces, y hablando de manera concreta del equipo anterior, los Tiburones Rojos de Veracruz, los desafiliaron por adeudos y malos manejos administrativos, deportivos y operativos el 5 de diciembre de 2019. Y lejos de hacerlos volver, existe una deuda casi imposible de pagar que presenta la franquicia, que ronda entre los 500 a 900 millones de pesos, de acuerdo con datos extraoficiales.
En este contexto, seguramente la afición y el exsecretario Lima Franco no estaban enterados de que, adicional al adeudo, hay que hacer gestiones monumentales con proveedores, FIFA, FMF y demás para poder regresar el fútbol al puerto. De saber esto, quizá no hubieran invertido tanto (o sí, para llevar a cabo el desfalco). Qué razón tenía el fallecido Carlos Bremer, cuando en una entrevista a medios en 2022 reveló que regresar un gran equipo de fútbol a Veracruz no es un tema sencillo por la serie de vetos que existen alrededor de la entidad, destacando que una de las mejores aficiones de este país, como los veracruzanos, se merece algo mejor, algo propio.
En este contexto de poca transparencia y del silencio que ha guardado Carlos Benavides, actual dueño de los Toros, moverán el Celaya FC a Veracruz, perjudicando primeramente a los trabajadores, quienes están preocupados por el movimiento, además de los jugadores, quienes no enfrentan su mejor momento, motivados en gran parte por la incertidumbre manifestada por varios de ellos en los vestidores.
En cuanto al caso de Celaya y el de Veracruz, nadie ha dado la cara, supuestamente para permanecer en el anonimato hasta la Asamblea del 28 de mayo, en la cual se votará si el equipo donde desfilaron Hugo Sánchez y Butragueño se mueve hacia el puerto jarocho. Pero cada uno ha hecho su versión. Si lo vemos en retrospectiva, hubiera sido más barato hacer dos estadios y tres hospitales.
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