El dólar sigue bajo presión, manteniéndose en un mínimo de cuatro meses, mientras los inversores evalúan las tensiones comerciales globales y los datos económicos mixtos de Estados Unidos.
En un contexto de incertidumbre en la política comercial, el presidente de EE.UU., Donald Trump, ha pospuesto por un mes más la aplicación de aranceles al sector automovilístico. Esta persistente incertidumbre podría afectar la evolución del dólar en el corto plazo.
Además, las medidas de represalia de China, México y Canadá podrían lastrar las perspectivas de crecimiento de Estados Unidos, lo que podría llevar a la Reserva Federal a adoptar una postura más acomodaticia, ejerciendo mayor presión sobre la divisa.
El informe de empleo de ADP, publicado ayer, mostró el crecimiento más débil en siete meses, lo que apunta a una desaceleración del mercado laboral.
Los inversores están ahora atentos a los datos del informe de empleo no agrícola que se publicará mañana, ya que podrían desempeñar un papel clave en el sentimiento del mercado.
Unos resultados débiles podrían afectar negativamente al dólar, mientras que cifras sólidas podrían impulsar los rendimientos y fortalecer la moneda.
Por otro lado, el euro se fortaleció tras el repunte de los rendimientos de los bonos alemanes, después del anuncio de un fondo de infraestructuras de 500.000 millones de euros, lo que indica una expansión fiscal y refuerza la confianza de los inversores.
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