El precio del oro volvió a captar la atención de los inversionistas al acercarse nuevamente a la emblemática marca psicológica de los 3,000 dólares por onza durante el arranque de esta semana.
En su punto máximo, el metal precioso alcanzó brevemente los 3,001 dólares, para posteriormente retroceder nuevamente por debajo de los 3k, niveles que lo mantienen cerca de sus máximos históricos.
La fortaleza reciente del oro no sorprende dada la creciente incertidumbre económica global, marcada por riesgos geopolíticos sustanciales y la compleja situación en torno a la política monetaria estadounidense. El mercado continúa mostrando apetito por activos considerados refugios seguros, especialmente ante las expectativas sobre la Reserva Federal de Estados Unidos, cuyo anuncio de esta semana será crucial.
Aunque el consenso del mercado anticipa que la Fed mantendrá las tasas de interés sin cambios, el foco estará en los comentarios de Jerome Powell y las proyecciones económicas. La clave reside en cómo equilibrará el presidente de la Fed la narrativa sobre una posible recesión con el retorno a una senda desinflacionaria, pero en un contexto donde las expectativas de presiones inflacionarias a largo plazo parecen estar descarrilándose.
Una postura más dovish de Powell podría impulsar activos sin rendimiento, como el oro, al tiempo que reactivaría el apetito por activos más riesgosos, beneficiando indirectamente también a los mercados bursátiles. Por el contrario, una retórica más conservadora podría apoyar al dólar estadounidense, presionando temporalmente los precios del metal precioso.
La geopolítica sigue siendo un catalizador significativo para el oro. La intensificación del conflicto en Medio Oriente, específicamente con EE. UU. reafirmando su determinación de combatir a los hutíes en Yemen, mantiene alerta a los inversionistas. Una escalada en esta región aumentaría probablemente la demanda por oro como cobertura frente a riesgos más amplios.
En contraste, un posible acuerdo de alto el fuego con Rusia podría ofrecer alivio en el corto plazo, reduciendo parcialmente la presión alcista sobre los precios del oro. Sin embargo, cualquier retroceso diplomático significativo podría nuevamente disparar la aversión al riesgo y empujar al metal a nuevos máximos históricos.
La demanda estructural de oro permanece sólida. Los bancos centrales, liderados por China, han extendido sus compras por cuarto mes consecutivo, al tiempo que los ETFs respaldados por oro continúan registrando flujos positivos, reafirmando la perspectiva alcista de mediano plazo para el metal.
En resumen, mientras el mercado aguarda el próximo movimiento de la Fed, los precios del oro parecen destinados a continuar siendo protagonistas indiscutibles, actuando como un barómetro preciso del sentimiento del mercado ante las múltiples incertidumbres que caracterizan el entorno económico y político actual.”
- Análisis de Quásar Elizundia, Estratega de Investigación de Mercados- Pepperstone
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