Última actualización el abril 9, 2025
Tiempo de lectura: 2 minutosEn una sesión de marcada volatilidad que desafió la temática principal bajista de jornadas anteriores, la renta variable estadounidense protagonizó una sorprendente recuperación relativa este lunes.
Los inversores, hasta en cierto modo en una dinámica de “comprar la caída” (buy the dip), lograron revertir las fuertes pérdidas iniciales, llevando a los principales índices a terreno positivo en una fuerte operativa contraria.
Esta dramática reversión contrasta fuertemente con el pánico vendedor desatado la semana pasada tras el anuncio del presidente Trump sobre la imposición de nuevos aranceles “recíprocos” del 10% a todas las importaciones, efectivo desde el 5 de abril, y con tasas significativamente más altas para socios comerciales clave como China (34%) y la Unión Europea (20%), que entrarán en vigor este miércoles 9 de abril. La reacción inicial del mercado fue brutal: el S&P 500 sufrió su peor caída semanal desde 2020, el Dow Jones Industrial Average se desplomó miles de puntos entrando en territorio de corrección, y el Nasdaq Composite cayó en mercado bajista.
El índice tecnológico Nasdaq 100, particularmente sensible a las tensiones comerciales y que había sido fuertemente golpeado, ejemplificó la magnitud del giro de hoy, pasando de caer hasta un 5% a registrar avances superiores al 4% durante la sesión. Este movimiento subraya la extrema incertidumbre que domina el sentimiento inversor.
Mientras tanto, el S&P 500 libra una batalla crucial en torno al nivel psicológico de los 5,000 puntos. Aunque de momento logra recuperarse de mínimos intradía, cerrar por debajo de este umbral podría ser un reflejo de la persistente cautela por parte del público inversor. La batalla por los 5,000 puntos en el S&P 500 es más que un número; es un reflejo de la pugna entre el optimismo táctico de ‘comprar la caída’ y la profunda incertidumbre económica estructural.
Pese al fuerte rebote intradía, las causas exactas de esta recuperación no están del todo claras. Si bien circulan noticias sobre posibles impugnaciones legales a los aranceles y debates incipientes sobre vías legislativas para moderarlos –con figuras como el congresista French Hill explorando opciones para reafirmar la autoridad comercial del Congreso–, persiste un escepticismo considerable sobre si estos factores justifican por sí solos la magnitud del repunte. La incertidumbre fundamental sobre el impacto económico de una guerra comercial a gran escala sigue pesando, como advirtieron figuras prominentes como Jamie Dimon sobre los riesgos inflacionarios y Bill Ackman sobre un posible “invierno nuclear económico”.
El rebote de hoy parece más impulsado por el agotamiento vendedor y la caza de oportunidades que por un cambio fundamental en las perspectivas económicas, que siguen empañadas por la inminente escalada arancelaria.
De cara al futuro inmediato, la trayectoria de la renta variable estadounidense seguirá intrínsecamente ligada al desarrollo de las tensiones comerciales. La atención se centra ahora en la entrada en vigor de las tasas arancelarias más elevadas este miércoles 9 de abril y, crucialmente, en las posibles represalias por parte de los países afectados y la subsiguiente reacción de Washington. La volatilidad, por tanto, parece destinada a continuar siendo la norma.
El verdadero termómetro del mercado en los próximos días no será solo la implementación de los aranceles anunciados, sino la magnitud y la naturaleza de la respuesta global y la capacidad de la economía para absorber este shock comercial. Wall Street se encuentra en una encrucijada, oscilando entre el anterior instinto inversor de buscar valor tras las caídas, el perfil emocional animal de mercado anterior “bullish” y el temor genuino a las consecuencias de una política comercial más proteccionista.”
- Análisis de Quásar Elizundia, Estratega de Investigación de Mercados- Pepperstone
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