Los plantones de la famosa CNTE, que es la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, han provocado severos daños económicos a los 17 mil comercios establecidos en los alrededores del Centro Histórico.
Generan, además de pérdidas por unos 600 millones de pesos al día, un malestar al empresariado que se ve preocupado por las nulas ventas ante la falta de la clientela que está impedida y ahuyentada con estas movilizaciones.
El sector restaurantero, uno de los más bendecidos en esa zona céntrica, es la más golpeada, lucen vacíos.
No es una historia única, tiene un fondo de años anteriores y lo más preocupante es lo apacible de la autoridad, no hay una actuación para someterlos y evitar sigan causando daños.
La Presidenta Claudia Sheinbaum, declaró que ya les otorgó lo que pedían, que era un 9 o 10 por ciento de incremento a su salario, entre otros beneficios. Y que ya no hay nada que hablar, entonces, podríamos adelantar que podrán seguir ahí sin que se les moleste aunque se lleve el diablo a los comercios.
El viernes pasado, las presiones de los maestros de esta CNTE, estrangularon la ciudad en el cruce más importante de la capital, Insurgentes y Reforma. Se apostaron en esas avenidas significantes del mayor tráfico vehicular y obligaron a usuarios de las líneas del Metrobús descender y caminar a sus lugares de trabajo o para conectarse con otros transportes fuera de ese radio de concentración.
Obviamente generó un descontento y enojo de los usuarios y automovilistas que se vieron muy afectados. Lo más triste las personas de la tercera edad que caminaban con dificultad, amas de casa con sus hijos que salían d la escuela y más.
Basta recordar que, en 2013, esos mismos maestros con sus líderes considerados extorsionadores profesionales, se plantaron por mas de cuatro meses en el Monumento de la Revolución, tomaron todas las calles aledañas y la plaza central.
Causaron al menos, con ese cierre de esa zona, la quiebra de unos 40 comercios, llámese restaurantes en su mayoría. Que decir que usaron las calles como baños provocando fuertes olores de orines.
Paso lo mismo en 2015 y 2016, tomaron el Zócalo, pero por las fiestas patrias, fueron desalojados el 134 de septiembre y reubicados, de nueva cuenta en el Monumento de la revolución.
Hoy los comerciantes y empresarios ya aprendieron la lección, no quieren que pase lo mismo de esos pasados años, no quieren esperar a quebrar sus negocios, por eso la urgencia a las autoridades a actuar con mano dura y meterlos en orden.
Su movimiento puede ser válido, pero no es aceptable las afectaciones que para ello originan, no s eles puede tolerar que defiendan sus interese sin importar atropellar y quebrar a los terceros que nada tienen que ver con sus demandas, ni con el gobierno.
Simplemente son comerciantes y empresarios que dependen de las ventas. Hay nómina y hay compromisos fiscales que pagar y sin entradas de dineros, la pregunta es: ¿de dónde lo solventarán? La mayoría podría estar en la antesala de cerrar sus negocios.
El otro punto que prendió focos rojos, es qué si la autoridad no hace nada, podría desatar enfrentamientos de los propios ciudadanos y los trabajadores de esos negocios que ya no aguantan más abusos de esos maestros conflictivos que cada año es lo mismo. Cierran y cierran hasta los accesos a los aeropuertos.
Tal vez se necesite una reforma en el Congreso de la Unión para someterlos, por ley a cumplir con sus tareas y evitar que afecten el tránsito peatonal y vehicular, y provoquen a su vez la quiebra de negocios por la falta de ventas.
Desde luego que su análisis dependerá la voluntad de los presidentes de la Cámara de Diputados y el Senados, Sergio Gutiérrez y Gerardo Fernández Noroña y sus lideres de las bancadas de mayoría, Ricardo Monreal y Adán Augusto. Tienen, ellos, los votos suficientes para aprobar lo que les venga en gana. Vaya, como diría el cásico, no hay pretexto.
¿CUAL SERA EL MENSAJE?
Desde luego que es muy pero muy lamentable el atentado que sufrieron ayer, por la mañana, la secretaria particular de la jefa de Gobierno, Ximena Guzmán y su asesor, José Muñoz, sobre la calzada de Tlalpan.
Es un hecho condenable, que consternó a propios y extraños, hablar para quien va dirigido, es hablar con irresponsabilidad.
Ojalá la autoridad pueda esclarecer no solo estos hechos y se pueda dar con los responsables, primero para que paguen por sus acciones y, dos, para saber el fondo. Porque sin duda esa acción, como muchas más en el país del crimen organizado, es una total afrenta al Estado mexicano.
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