El precio del oro ha registrado una caída significativa de más del 3.00% desde la apertura de esta semana, alcanzando niveles cercanos a los $3,207.00 dólares por onza.
Este descenso se ha visto impulsado principalmente por un nuevo acuerdo entre Estados Unidos y China, que establece una reducción mutua de aranceles durante un período de 90 días. Esta medida ha generado una mayor confianza en los mercados internacionales, reduciendo así la demanda de activos considerados como refugio, como el oro.
Tradicionalmente, el oro actúa como un valor seguro en tiempos de incertidumbre económica o geopolítica. Sin embargo, cuando se reduce el riesgo percibido en el entorno global, los inversores tienden a mover su capital hacia activos con mayor rentabilidad o riesgo, como las acciones. El pacto entre las dos principales economías del mundo ha sido interpretado como un paso hacia la estabilización del comercio internacional, lo que explica el actual retroceso del metal precioso.
Desde su máximo histórico en la zona de $3,500.00 dólares por onza, el oro acumula una pérdida de más del 7.90%. Este retroceso refleja no solo el cambio en el apetito de los inversionistas, sino también la dinámica estacional que suele caracterizar al mercado del oro. En contextos de menor tensión global, los flujos de capital se redirigen con mayor frecuencia a sectores industriales y tecnológicos, que tienden a beneficiarse de un entorno de libre comercio.
A corto plazo, la cotización del oro podría seguir enfrentando presión bajista si el optimismo entre los inversores persiste y se mantienen las expectativas de estabilidad en las relaciones comerciales. Además, la reciente fortaleza del dólar estadounidense, impulsada por datos económicos positivos, también ha contribuido a encarecer el oro para los compradores internacionales, lo que reduce aún más la demanda.
No obstante, algunos analistas mantienen una postura cautelosa respecto a la durabilidad del acuerdo entre EE.UU. y China. Si bien se trata de una señal alentadora, el historial de relaciones entre ambas potencias ha demostrado ser volátil, y no se descarta la posibilidad de nuevos roces en el futuro. De ocurrir, el oro podría recuperar su atractivo como refugio ante una eventual reactivación de tensiones comerciales.
En paralelo, la política monetaria de la Reserva Federal también jugará un papel determinante en el rumbo del oro. Si bien la estabilidad financiera favorece una política menos agresiva en tasas de interés, cualquier indicio de recesión o debilitamiento económico global podría devolver al oro su papel protagónico dentro de las carteras de inversión.
En conclusión, la caída del precio del oro refleja el cambio en el panorama económico global tras el acuerdo entre Estados Unidos y China. Aunque la reducción de aranceles ha fortalecido el optimismo del mercado, el oro podría volver a apreciarse si resurgen las tensiones o si se percibe una desaceleración económica. En este contexto, el metal precioso continúa siendo un termómetro clave de la percepción de riesgo entre los inversionistas.”
- Análisis de Antonio Di Giacomo, Analista de Mercados Financieros para LATAM en XS.
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