El Mes del Orgullo LGBTIQ+ se ha posicionado firmemente en el calendario corporativo, con un desfile de colores arcoíris inundando el marketing de incontables empresas.
La realidad es que un asombroso 94% de estas iniciativas se concentran en estas semanas. Pero esta explosión publicitaria contrasta fuertemente con la percepción de la comunidad: un 68% de las personas LGBT creen que estas campañas son más un motor comercial que un apoyo sincero. Esto pone en el punto de mira la autenticidad del “rainbow capitalism”, esa tendencia a adoptar símbolos del orgullo sin un verdadero respaldo en políticas internas o acciones comunitarias.
La agencia de Relaciones Públicas Typ Media lo tiene claro: esta superficialidad es un arma de doble filo. Lejos de construir lealtad, expone a las marcas a un escrutinio público implacable y a un daño reputacional considerable.
¿Por qué? Porque una audiencia cada vez más informada detecta rápidamente cuando falta un compromiso genuino que vaya más allá del marketing estacional. Así que, la verdadera prueba para las empresas no está en cuántos productos de edición limitada lanzan en junio, sino en su capacidad de integrar la diversidad y la inclusión en su ADN los 365 días del año, trascendiendo la mera celebración para generar un impacto positivo y duradero.
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