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La IA avanza, el gobierno no

Tiempo de lectura: 3 minutos

MIENTRAS EL MUNDO avanza a pasos agigantados en el desarrollo y regulación de la inteligencia artificial (IA), México parece seguir atrapado en la fase de conversatorios y tomra acción hst septiembre.

  • Mientras el mundo avanza en la regulación de la inteligencia artificial, México sigue rezagado sin un marco legal claro, lo que frena la innovación y ahuyenta inversiones, empresas como AT&T México han tomado la delantera con iniciativas internas como el Comité GAIA, pero la autorregulación no sustituye a una legislación formal.
  • En México, la digitalización es clave para combatir la desigualdad y la informalidad, según Eduardo Osuna, director de BBVA México, aunque hay talento y urgencia, falta voluntad política para convertir la digitalización en un motor real de equidad y desarrollo sostenible.

Y no lo digo yo: lo dicen con claridad especialistas como Alma Hawk, directora legal de AT&T México, quien desde 2020 forma parte del Comité GAIA, una iniciativa interna que regula el uso ético de la IA dentro de la empresa. Sí, 2020.

Es decir, cinco años antes de que el gobierno mexicano siquiera comenzara a discutir el tema con seriedad.

La IA ya es una realidad presente que transforma industrias, redefine empleos y plantea dilemas éticos urgentes. Desde los deepfakes hasta los fraudes financieros con voz clonada, los riesgos son tan reales como los beneficios. Y sin embargo, seguimos sin una ley que establezca límites, principios y responsabilidades claras.

Mientras tanto, empresas como AT&T México no solo han reconocido el desafío, sino que han actuado. El Comité GAIA —Generative Artificial Intelligence AT&T— nació como una respuesta proactiva para establecer lineamientos internos sobre el uso responsable de la IA. Inspirado en los principios de la UNESCO y en la legislación europea, GAIA demuestra que el sector privado puede y debe autorregularse cuando el Estado no está a la altura.

Pero esta autorregulación tiene un límite. No puede sustituir al marco legal. No puede garantizar justicia en casos de abuso. No puede atraer inversión extranjera si no hay certeza jurídica. Y, sobre todo, no puede proteger a los ciudadanos de los riesgos que implica una tecnología tan poderosa como la IA.

La falta de legislación no solo es una omisión técnica. Es una oportunidad perdida. Como bien me lo señaló Hawk, regular la IA no es solo un tema de derechos, sino también de desarrollo económico. Un país con reglas claras es un país atractivo para la innovación. Un país sin ellas, espanta talento, inversión y competitividad.

Y los datos lo confirman. Según un informe de la OCDE, más de 60 países ya han adoptado estrategias nacionales de inteligencia artificial. México no está entre ellos. Mientras tanto, la Unión Europea aprobó en 2023 su Ley de Inteligencia Artificial, la primera en el mundo en establecer un marco legal integral para esta tecnología.

En contraste, en México apenas se han presentado un par de iniciativas legislativas que no han pasado de la discusión preliminar.

El impacto de esta omisión ya se siente. Empresas como Michelin han cerrado operaciones en el país por falta de condiciones tecnológicas adecuadas.

Y mientras tanto, jóvenes talentos mexicanos en IA migran a Estados Unidos o Europa, donde encuentran ecosistemas más favorables para innovar. ¿Cuántas oportunidades más estamos dispuestos a dejar ir?

La inteligencia artificial no va a esperar a que nos pongamos de acuerdo. Ya está aquí. Y si el gobierno no acelera, serán las empresas —y no el Estado— quienes definan los límites de lo que es ético, legal y posible. ¿Estamos dispuestos a cederles ese poder?

México tiene el talento, la capacidad técnica y la experiencia para liderar en inteligencia artificial. Lo que falta es visión de largo plazo. El Comité GAIA de AT&T México es prueba de que el sector privado puede marcar la pauta. Ahora, el reto es que el país entero se sume.

GEMELOS DIGITALES

Y EN MÁS de la tecnología y el gobierno, México es un país donde la desigualdad y la informalidad siguen marcando el ritmo de la economía, la digitalización no es un lujo: es una necesidad estructural. Así lo dejó claro Eduardo Osuna, director general de BBVA México, durante la 3ª Cumbre de Sostenibilidad y Desarrollo Económico. Su mensaje fue contundente: sin una economía digital, no hay inclusión financiera real ni sostenibilidad posible. La tecnología no solo permite ampliar el acceso al crédito, también democratiza servicios, reduce costos y acelera la formalización de millones de personas y negocios. Hoy, BBVA atiende a más de 960 mil pymes y busca elevar su participación crediticia del 12% al 30% para 2030. Pero este esfuerzo no puede ser aislado. Digitalizar la economía requiere una acción coordinada entre gobierno, empresas y sociedad civil. No basta con apps y plataformas; se necesita infraestructura, educación digital y políticas públicas que impulsen la conectividad y la interoperabilidad. México tiene el talento y la urgencia. Lo que falta es voluntad para convertir la tecnología en motor de equidad.

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