Por Miguel Tirado Rasso
Entre los efectos colaterales ocasionados por los sismos que devastaron varias zonas de la Ciudad de México, habría que considerar los que han impactado en las consideraciones, cálculos, estrategias, tiempos y oportunidades de los proyectos políticos de algunos personajes capitalinos, lo que modifica, si no los proyectos, sí su circunstancia y posibilidades.
Y es que, como en el caso del Jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, quien recién había rendido su quinto informe de gobierno, era bien sabido que el siguiente paso, en su proyecto político, sería la solicitud de licencia al cargo para incorporarse en la lista de aspirantes a la candidatura para la presidencia del país, movimiento que, en estos momentos, tras la tragedia generada por los fenómenos naturales en el territorio bajo su responsabilidad, resultaría su suicidio político.
El doctor Mancera se encontró un socavón en el camino a Los Pinos. Los tiempos en la política son fatales y su legalidad impide cualquier prórroga. El próximo domingo 8, termina el plazo para el registro ante el INE de aspirantes independientes a la candidatura presidencial. Esto es, los sin partido, con lo que el Jefe de Gobierno se quedaría sin esa opción, independientemente de que ésta no haya estado en el escenario de su proyecto, porque considerara que sus posibilidades reales estarían como candidato externo de alguna alianza o partido. Pero aún así, es una puerta que se le cierra, lo que reduce su margen de acción.
Por lo pronto, no le queda más remedio que continuar atendiendo la emergencia, apoyar a los damnificados y trabajar en la reconstrucción con eficiencia, porque los resultados definirán sus posibilidades políticas y para esto cuenta con muy poco tiempo. El reloj del proceso electoral sigue su marcha y sus términos son fatales, en todos sentidos. Para finales de noviembre tendrá que renunciar al cargo, si quiere estar en la competencia.
Por otro lado, en el Frente Ciudadano por México, fundado por el PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, que haría suponer un bloque ideal para los sin partido, como es el caso del Dr. Mancera, por su engañosa denominación ciudadana, no se vislumbra dedicatoria alguna para el Jefe de Gobierno. No, al menos, por lo que se refiere a las intenciones de quienes mandan en el blanquiazul y en el partido naranja. Cuenta sí, con el voto de su aliada, Alejandra Barrales, que no todo el PRD, lo que no le alcanza para una candidatura.
Como se ven las cosas, Miguel Mancera podría ser uno más de los gobernantes de la Ciudad de México que vería frustrado su intento por alcanzar la silla presidencial. Y es que todos, o casi, los responsables del gobierno de la capital de país, desde los tiempos del entonces Departamento del Distrito Federal (creado en 1928) hasta llegar ahora al Gobierno de la CdMx, han soñado con la posibilidad de saltar del Antiguo Palacio del Ayuntamiento al Palacio Nacional. Riesgosa proyección que, hasta la fecha, ninguno ha logrado y, cuyo fracaso, en la mayoría de los casos, significó su eclipse político.
Políticos de peso, algunos, y otros no tanto, con trayectoria o sin muchos méritos, quienes gobernaron esta ciudad, hasta casi finales del siglo pasado, en los tiempos del partido aplanadora, estaban más preocupados por la opinión que de ellos tenía el fiel de la balanza, que por contar con la aprobación de sus gobernados, porque, entonces, su futuro político estaba en las manos del titular del Ejecutivo Federal.
Javier Rojo Gómez (1940), Fernando Casas Alemán (1946), Ernesto P. Uruchurtu (1952), Alfonso Corona del Rosal (1966) y Manuel Camacho (1988) fueron los regentes a los que la opinión pública les veía, en su momento, posibilidades para alcanzar la candidatura presidencial. Lamentablemente para ellos, a quien le tocaba decir las palabras mayores, no pensaba igual y ninguno obtuvo la anhelada designación. (Carlos Hank González (1976) que también suspiró con la silla presidencial, estaba imposibilitado legalmente. No reunía los requisitos constitucionales para ser candidato).
Con la reforma constitucional de 1996, se creó el Gobierno del Distrito Federal, cuyo titular, ya no lo designaría el Presidente de la República, sino que sería elegido por votación popular directa. El estatus jurídico de los gobernantes de la ciudad capital cambió radicalmente al adquirir autonomía de gobierno, con lo que la inquietud política por su futuro, con miras a la cima del poder, se potenció. El primer Jefe de Gobierno, Cuauhtémoc Cárdenas (1997), renunció para participar como candidato presidencial en 2000. Candidatura que repitió en 2006. Dos intentos adicionales a su primera incursión de 1988.
El segundo Jefe de Gobierno constitucional, Andrés Manuel López Obrador (2000), también renunciaría al cargo para asumir la candidatura que lo llevaría a competir en la carrera presidencial en 2006, intento que repetiría como candidato en 2012 y, una vez más, en 2018, por tercera ocasión, según sus propias palabras.
Marcelo Ebrard Casaubon, tercer Jefe de Gobierno de la capital (2006), al igual que sus antecesores, habría externado sus aspiraciones presidenciales para la elección de 2012, sólo que en el camino se le cruzó su exjefe, López Obrador. La candidatura en disputa se resolvería a través de una encuesta, cuyo resultado, según se dijo, habría sido favorable al exjefe de Gobierno, con lo que Ebrard quedó eliminado de la competencia, ahorrándole su renuncia.
El turno ahora es de Miguel Ángel Mancera, cuarto Jefe de Gobierno, a quien la candidatura presidencial parece que se le está escapando a causa de los recientes fenómenos naturales, pero también por posibles choques de intereses entre quienes pudieran avalar su candidatura.