En los próximos meses podría endurecerse la regulación antitabaco, ahora teniendo como foco al sector agrícola.
No le digo nada nuevo al comentarle que en los últimos años se ha dado una corriente global para atacar el tabaquismo que ha puesto en jaque a las empresas tabacaleras y que en muchos mercados ha originado un crecimiento exponencial del comercio informal de cigarrillos.
La regulación ha ido desde eliminar la publicidad del cigarro en televisión hasta poner en las cajetillas imágenes de las consecuencias para la salud por el exceso de fumar, pasando por una carga impositiva más alta que a decir de los expertos podría ser mayor en los próximos años.
Pues bien, la nota es que como parte del Convenio Marco para el Control del Tabaco que involucra a 70 países en su próxima reunión de noviembre en Seúl, Corea del Sur podría darse luz verde a una serie de medidas que podrían derivar en la reducción del cultivo del tabaco.
Le comento que es nada menos que un mexicano lidera los trabajos de ese grupo, me refiero a Miguel Angel Toscano en su calidad de representante permanente de nuestro país ante la Organización Mundial de la Salud (OMS)
En el grupo de trabajo están países con fuerte presencia en el negocio del tabaco, concretamente Brasil, India y Turquía.
Existen una serie de artículos que preocupan a firmas de la talla de Philips Morris que en México ha sufrido la mayor carga impositiva al cigarro vigente desde 2011 cuando la secretaria de Hacienda teniendo en ese entonces como subsecretario de Ingresos a José Antonio Meade Kuribreña empujó en el Congreso que los impuestos a ese producto subieran de golpe y porrazo de 63 a 70 por ciento ocasionando el cierre de una de sus dos plantas de la multinacional.
La mala noticia es que los mayores impuestos al tabaco no han reducido el consumo y por el contrario han ocasionado un crecimiento sin precedente en el contrabando de cigarros donde 1 de cada 5 cigarros que se fuman son ilegales.
Solo como muestra de la gravedad del problema apenas en julio pasado la Cofepris al frente de Mikel Arriola realizó junto con la PGR y el SAT el mayor decomiso de cigarros ilegales en el mundo al confiscar un cargamento con 88 millones de piezas, lo que encendió las señales de alarma en loa industria.
Y es que se estima que de un mercado total de 40 mil millones de cigarrillos que fuman los mexicanos al año más de 5 mil mil millones son cigarros que entran de contrabando bajo el incentivo que al no pagar impuestos resultan sensiblemente más baratos.
Pero como le digo, Philips Morris ve un escenario más complicado para la industria a partir de lo que defina el equipo al frente de Toscano en la OMS.
Concretamente el artículo 6 del mencionado Acuerdo Marco para el Control del Tabaco podría poner un piso de 75 por ciento en la carga impositiva a los cigarros, lo que se ve como gasolina pura para siga en aumento el contrabando de cigarros donde por el tamaño del negocio se presume que ya forma parte de otro de los tentáculos del crimen organizado en países como México.
Otros dos artículos que amenazan con poner en jaque a la industria formal son el 17 y 18, el primero donde se pretende reducir por mandato el cultivo de tabaco cuando las tabacaleras llevan varios años organizando a los productores y pagando un precio justo por el producto, incluso otorgando prestaciones sociales a los agricultores.
Como imaginará para estados como Nayarit, Veracruz y Chiapas una medida de esa índole pegaría muy fuerte en el ámbito rural, máxime que se ve muy cuesta arriba el desarrollo de cultivos sustitutos que incluso aún siendo intensivos en mano de obra logren precios atractivos para los campesinos.
En fin, la espiral global antitabaco tiende a tomar mayor fuerza donde los grandes ganadores pueden ser los productores ilegales de cigarros que están inundando mercados como el mexicano.