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El discurso del método

Tiempo de lectura: 3 minutos

Por Miguel Tirado Rasso

En un auténtico circo de varias pistas está convertido nuestro escenario político actual, con las dirigencias de los partidos políticos, que tienen con qué, preocupados y ocupados en descifrar el enigma que representa el método políticamente correcto para la designación de su candidato presidencial, sin que los tachen de autoritarios. La fórmula ideal, que no genere daños colaterales o no muchos ni muy graves. La vía democrática de consulta, sin consulta, que es la que al final será la que todos, PRI, PAN, PRD y Morena, habrán de aplicar, aunque cada uno con su toque particular: auto dedazo o dedazo del tlatoani, porque la cultura digital está en las entrañas de nuestro sistema político.

Para el PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, constituidos en el Frente Amplio Ciudadano, esta etapa tiene un especial grado de dificultad. Primero tendrá que resolver cada partido, según su estilo y circunstancia, el método interno para su propuesta de candidato. Posteriormente deberán ponerse de acuerdo, entre todos, sobre la fórmula para la elección del candidato presidencial de la alianza. Y en esta etapa, es donde el Frente corre riesgos.

Podría suceder, sin embargo, que estos partidos decidan brincarse la primera etapa, la de la elección interna de su candidato y, olvidando sus discursos sobre el respeto a los procesos democráticos para la selección de sus candidatos, obvien los incómodos pasos de consulta, que siempre tienen sus riesgos y se auto destapen quienes desde hace un buen rato han preparado todo para encumbrarse en la candidatura presidencial, en una versión a modo del muy criticado método digital.

Si bien, lo anterior puede no gustarle a muchos de los militantes y miembros distinguidos de los partidos frentistas, con excepción del caso de Movimiento Ciudadano, que no tiene aspirantes competitivos, pareciera que es el camino que Ricardo Anaya, presidente del PAN, ha escogido para auto postularse, y para lo cual ha estado trabajando desde que asumió la dirigencia de su partido. El principal obstáculo para su proyecto, Margarita Zavala, perdió fuerza y posición dentro de las filas panistas al optar por la vía independiente, por lo que al queretano le quedó, prácticamente, el camino despejado en el seno de su partido.

Para Alejandra Barrales, líder del PRD, las cosas no son tan simples. Con los desastres del terremoto, hubo severos daños colaterales que afectaron el proyecto para el que trabajaba. Y aunque, las posibilidades del Jefe de Gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera, no eran muy claras, de que aspiraba a la postulación del Frente no había la menor duda. Era la carta fuerte del PRD, aunque fuera como independiente. Sin embargo, su circunstancia política parece haber cambiado tras los sismos y, salvo alguna sorpresa, ahora su destino político podría ser otro.

En el Sol Azteca hay otros apuntados, pero que no dan el peso para la carrera presidencial. Sin Mancera, el PRD se queda sin una buena ficha para competir, lo que le quita una preocupación más al líder panista. La senadora Barrales tendrá que operar con habilidad para que los intereses de las tribus y sus dirigentes no provoquen sus acostumbrados enfrentamientos y acaben con el Frente antes de decidir al candidato de la coalición.

Los dirigentes Anaya y Barrales deberán, además, cuidar las formas para que los militantes de sus partidos no exploten cuando se defina el candidato del Frente, porque, el acuerdo para esta alianza fue piramidal, entre las cúpulas dirigentes y, a la fecha, no está claro que tanto ha permeado entre las bases el acuerdo y la aceptación de competir en alianza estas dos fuerzas políticas.

Lo cierto es que el Frente estará en riesgo de naufragio, si persiste la idea, que flota entre los dirigentes, de que la propuesta de candidato sea en favor de un militante de uno de los partidos que lo integran, porque se van a polarizar posiciones y simpatizantes. Congruente con la fachada que le han querido dar, la oportunidad de la alianza está en la postulación de una candidatura ciudadana. Un independiente, que sumaría votos, sin mucho problema, de propios y extraños.

Esta posibilidad, sin embargo, se ve remota, pues lo único de ciudadano que tiene el Frente es su nombre, porque desde el principio su promotor lo concibió como una fórmula para amarrar su postulación. Una conveniente alianza entre partidos a los que, por sí solos, los números no les alcanzaban para ser competitivos. En el Frente, el partido mejor posicionado es Acción Nacional, por lo que, en la postulación de candidato, lleva mano y, en esto, no parece que el dirigente panista, Ricardo Anaya, esté dispuesto al sacrificio, cediendo su lugar, aunque con su obstinación dé al traste con el proyecto.