La sobreexplotación de los mantos acuíferos hace urgente revisar otras opciones, entre ellas la infraestructura para desalación.
Fíjese que la entrega más reciente del Reporte Recsa correspondiente a septiembre pone el dedo en la llaga sobre un tema que será toral en la próxima administración: el uso eficiente de los recursos hídricos.
Recsa que tiene como mandamás a Humberto Armenta señala que la tecnología de desalación se presenta como una alternativa real para México debido al gran potencial que representan los 9 mil 330 kilómetros de costa, algo que no ha sido analizado a detalle por la Conagua de José Luis Luege.
La muestra más evidente de lo que le comento se presenta en el estado de Sonora donde la guerra del agua por los recursos del Valle del Yaqui han dividido a la población.
Ya le he referido que el año pasado comenzó la construcción del Acueducto Independencia por parte del gobierno de Guillermo Padres Elías que requirió una inversión por más de 3 mil 300 millones de pesos con el objetivo de llevar más agua a Hermosillo.
Bueno, pues según Recsa, un aspecto que no se atendió fue comparar entre llevar agua de un lado a otro ó bien invertir en infraestructura para generar el recurso de manera sostenible en el tiempo.
Todavía hace algunos años el costo de quitar la sal al agua era alto, pero se ha avanzado al grado que el costo promedio por metro cúbico de agua desalada alcanza 52 centavos de dólar, de ahí que para municipios costeros como Hermosillo, Culiacán, Mazatlán y Los Mochis hace sentido ese tipo de inversión.
Incluso con un precio de 2 dólares por metro cúbico la inversión del Acueducto Independencia habría funcionado simplemente por el aspecto de la sustentabilidad. Lamentablemente no fue así, y la Conagua avaló una obra que esta parada por mandato judicial.
El Reporte Recsa refiere que actualmente son muchos los países que están apostando por plantas desaladoras para abastecer la demanda creciente de agua. Por ejemplo en la zona del Medio Oriente un país como Arabia Saudita obtiene el 80 por ciento del agua que consume por esa vía, mientras que Israel provee el 42 por ciento del consumo total del vital líquido para las ciudades con solo tres megaplantas.
Otros países como España, Emiratos Árabes Unidos Libia, Estados Unidos y Japón están elevando su inversión en infraestructura de desalación.
En México tal parece que esa tecnología no interesa y se ha preferido seguir sobreexplotando ríos y cuencas.