La exención temporal de aranceles del 25 por ciento a las importaciones de acero y del 10 por ciento a las de aluminio a Estados Unidos, para los productos procedentes de México y otros países, vencerá el próximo viernes 1 de junio de 2018.
“La adopción definitiva de aranceles a las importaciones siderúrgicas estadounidenses tendría alto impacto en el mercado mundial. Habrá acero de todo el mundo que no va a encontrar mercados, mucho de ese producto buscará entrar a México y, muy probablemente, la industria buscará que nuestro Gobierno la proteja”, advierte Alejandro Gómez Strozzi, Socio del despacho Foley Gardere Arena.
El abogado propone abordar este tema en dos partes: “Hay que lograr la exclusión definitiva de los productos de México mediante un proceso de consulta con el Gobierno estadounidense y, al mismo tiempo, preparar medidas de reacción en caso de que esto no se logre”.
Gomez Strozzi indica que las medidas espejo que han sugerido algunos expertos son peligrosas, porque si el Gobierno de México impone a su vez aranceles a las importaciones de acero estadounidense, recibirá reclamos de aquellas empresas que utilizan dichos bienes intermedios para elaborar bienes terminados. Sugiere en su lugar una alternativa.
“El Gobierno mexicano tiene experiencia en el mecanismo de “carrusel arancelario”, donde toma los productos más sensibles, y aplica diversas tasas arancelarias a los que son exportados desde los estados de aquellos congresistas con mayor influencia política en la toma de decisiones”. Gomez-Strozzi explica que esto ejercería la debida presión política sin causar un daño a los usuarios de insumos siderúrgicos.
Además, el socio del despacho Foley Gardere Arena considera que ante la eventual adopción definitiva de aranceles a las importaciones siderúrgicas en EEUU, si bien sería viable la imposición de represalias comerciales por parte de nuestro país, para ello se deberán seguir los trámites legales indispensables.
“Es bien sabido que el de México es un Gobierno que respeta las reglas y no se permite un uso caprichoso de las herramientas con las que cuenta en materia comercial”, concluye.